El Desarrollo De La Regulación

Introducción.

Los seres humanos comienzan la vida como individuos notablemente indefensos; esto provoca, en las personas que los atienden, reacciones poderosas para protegerlos. Los recién nacidos y los preescolares morirían si fueran dejados a su suerte, sin embargo sobreviven bajo la protección y el cuidado de los adultos.

El apoyo al desarrollo de los niños se basa en un proceso continuo de paciencia y de adaptación, a medida que éstos transitan de forma gradual e irregular, desde un estado en el cual requieren ayuda para hacer cualquier cosa, hasta otro donde pueden hacer y más aún, insisten en hacer muchas cosas por sí mismos. Los científicos han encontrado útil señalar que la transición de un estado de indefensión hasta la adquisición de competencias se basa en el desarrollo de una capacidad de regulación cada vez mayor.

¿Qué significa esto? Inicialmente se refiere al desempeño adecuado de las tareas que cumplía el cuerpo de la madre o que realizaban en conjunto el cuerpo de la madre con el niño mientras éste estaba en el vientre, y que ahora debe realizar el cuerpo del niño al mismo tiempo que va señalando a los adultos las necesidades en que requiere atención.

Estas tareas incluyen todo, desde mantener la temperatura corporal normal y coordinar la fisiología con el comportamiento para construir el ritmo día-noche de la existencia humana, hasta aprender a estar tranquilos y satisfechos una vez que las necesidades básicas han sido cubiertas. Posteriormente significa el desarrollo de la capacidad de manejar emociones poderosas en forma constructiva y mantener concentrada la atención. El presente ensayo trata acerca de estas tareas de regulación. 

El desarrollo de la regulación.

El apoyo al desarrollo de los niños se basa en un proceso continuo de paciencia y de adaptación a medida que éstos transitan de forma gradual e irregular desde un estado en el cual requiere ayuda para hacer cualquier cosa, muchas cosas por si mismos. Estudios han comprobado que es útil señalar que la transición de un estado de indefensión hasta la adquisición de competencias se basa en el desarrollo de una capacidad de regulación cada vez mayor.

La regulación involucra todos los aspectos de la adaptación humana. La habilidad para reaccionar y la cuota que hay que pagar por ello dependen de la habilidad de las reacciones. Adaptarse y desarrollarse adecuadamente requiere de saber reaccionar y regularse.

Los niños desarrollan de manera ascendente la capacidad de regular sus reacciones, sobre todo en ambientes que les apoyan; el desarrollo puede verse como una capacidad creciente de autorregulación, expresada en la capacidad del niño para funcionar de manera cada vez más independiente en los contextos personales y sociales.

La regulación durante las primeras etapas del desarrollo está profundamente arraigada en las relaciones del niño con otras personas. El que padre y niño establezcan vínculos es tal vez la tarea básica de los primeros meses de la vida, no siempre es fácil establecer esa conexión, pues se requiere de la capacidad de percibir y comprender las necesidades del bebé.

Los componentes de la autorregulación en desarrollo, es que constituyen las primeras formas en que lactantes y preescolares aprenden a dominarse y adquieren el autocontrol conductual, emocional y cognitivo esencial para funcionar de manera competente a lo largo de la vida.

Los cambios neurobiológicos coinciden con la observación común de que, entre el nacimiento y la edad de seis años, los niños se vuelven cada vez más eficientes ejerciendo el autocontrol y aplicando, congruentemente, reglas a su propia conducta, ya sea que se manifiesten por su buen desempeño en los juego.

Primeras tareas de regulación.

En algunas culturas celebran el primer cumpleaños unos tres meses después de que nace, erete periodo corresponde a lo que se llama giro bioconductual en el desarrollo. Entre los tres o cuatro meses después del nacimiento, surgen cambios visibles en todos los aspectos del funcionamiento del niño, desde los patrones eléctricos de su actividad cerebral hasta la regulación de la atención visual.

Las practicas en torno al cuidado de los niños, se dan en contextos muy variados por el mundo y, en todos, los recién nacidos tendrán que enfrentarlos en su transición de la regulación intrauterina a la extrauterina. Así los bebes, se adaptan y triunfan en nichos de crianza normados culturalmente, no obstante la gran variedad.

En el llanto y sueño de los hijos pequeños, hay una referencia especial al periodo inicial de transición que es desde el nacimiento a los tres meses. Los iniciales problemas de llanto y sueño pueden ser grandes desafíos para los papa, ya que estos crean tensión entre los miembros de la familia, impulsan percepciones negativas sobre el infante y pierden la confianza de los padres sobre sus habilidades de crianza.

Los retos para lograr la regulación en este periodo prematuro de los infantes o que tienen una salud frágil se intensifican. Existen estudios que dicen que entre que él bebe tenga menor peso al nacer será para el más difícil la adaptación a la vida extrauterina y además existe mas riesgo de sufrir daños graves en la salud.

El logro de la regulación inicial es un ejemplo de cómo los resultados de procesos de desarrollo dependen del vínculo que existe entre los niños y las personas con quien convive.

La adquisición de los ritmos vigilia-sueño y luz-oscuridad.

La mayoría de los personas están activos por el día y descansan por la noche, esto se debe porque todos los seres humanos tenemos un reloj interno en el cerebro, en una parte del hipotálamo llamada núcleo supraquiasmático.

Los procesos que mas afectan a los padres son el sueño y la vigilia de los niños, tanto la estructura como la organización temporal del sueño evolucionan rápidamente en el lapso de tres a cuatro meses de edad.

Los recién nacidos duermen mucho, normalmente duermen de 16 a 17 horas diarias, después con el paso del tiempo el sueño se reduce a 14 o 15 horas. Al nacer, el sueño mas largo dura cuatro horas mientras que a los tres meses puede ser desde 8 hasta 10 horas y, el bebé ya se estabiliza al dormir en la noche.

Existen algunos estudios que dicen que los bebés que duermen en sus cunas establecen pautas para auto-tranquilizarse, mientras los que se quedan dormidos con sus padres se resisten cuando despiertan en circunstancias diferentes aquellas que había cuando se quedaron dormidos. La alimentación también influye mucho en el sueño, ya que los bebes alimentados con el biberón logran periodos más largos

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