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Primeras tareas reguladoras EL DESARROLLO DE LA REGULACIÓN PERSONAL


Enviado por   •  14 de Marzo de 2018  •  Resúmenes  •  2.826 Palabras (12 Páginas)  •  114 Visitas

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EL DESARROLLO DE LA REGULACIÓN PERSONAL

Primeras tareas de regulación

El primer giro bioconductual en el desarrollo del niño ocurre en su tercer y cuarto mes después de que nace, son cambios de un periodo de transición, ya que su conducta y fisiología pasan de la regulación intrauterina a la extrauterina. En esta transición influyen variaciones de crianza y diferencias familiares en las diversas culturas, que pueden afectar en la transición inicial.

        Se tienen pocos datos de que las diferentes prácticas de crianza afecten a largo plazo en el desarrollo del niño, a corto plazo parece que las diferencias individuales en la crianza de los niños si influyen en los problemas de regulación.  Estudios que se han llevado a cabo en América del Norte y Europa, se han enfocado en dos preocupaciones sobre la regulación, “problemas de sueño” y el llanto excesivo.

        Los aspectos del sueño y llanto en la niñez, van referidos al periodo inicial de transición, desde que nacen hasta los tres meses de edad. Las investigaciones relacionadas con este periodo se centran en identificar la patología subyacente en el niño. Esto ha generado un enfoque todavía discutido, que considera que esos problemas no son expresiones de patología infantil, sino reflejos de cómo se expresan las diferencias normales individuales cuando los niños intentan cumplir con las tareas reguladoras iniciales. Los problemas iniciales de sueño y llanto pueden ser desafíos para los padres, creando repercusiones negativas que siguen impactando ya avanzada la infancia en algunos casos.

        Lograr la regulación en este periodo es más difícil con infantes prematuros o con salud frágil. En estas circunstancias, la capacidad de quienes están a cargo de la crianza para responder de manera sensible y cooperar con la conducta del infante puede verse en serias dificultades. No obstante, es más útil atender las estrategias de crianza que apoyen las nacientes competencias de regulación del niño. Profundizar en lo que hoy se sabe acerca de los ritmos del día y la noche y acerca del llanto mejorará la manera como se conciben los problemas para hacer que el niño duerma, identificar diferencias individuales sobre cómo responden los niños en el tiempo de transición y encontrar respuestas para apoyar con éxito estas transiciones.

La adquisición de los ritmos de vigilia-sueño y luz-oscuridad

Los seres humanos somos seres diurnos, la fisiología humana ha llegado a reflejar el ritmo del día y la noche, esto se debe a factores endógenos (reloj interno) como exógenos (los ritmos del día y la noche en el mundo físico y social), el reloj interno se encuentra en lo profundo del cerebro, en el hipotálamo y recibe información acerca de qué hora es fuera del cuerpo.

        Los recién nacidos parecen no diferenciar el día de la noche, esto nos ofrece una idea de la tarea que enfrentan el recién nacido y su familia. Tanto la estructura como la organización temporal del sueño evolucionan rápidamente en los tres a cuatro meses después del nacimiento. Los tiempos de sueño y de vigilia empiezan a prolongarse y consolidarse.

        Estudios han comprobado que la alimentación al pecho y dormir acompañados producen periodos más breves y menos profundos de sueño nocturno, varios investigadores proponen que protegen al recién nacido de problemas como el síndrome de muerte súbita del infante, pero es virtualmente imposible de probar. Las prácticas culturales respecto a dormir acompañado y la alimentación al pecho, abundan, no obstante, concuerdan con las habilidades que desarrolla el infante, las diferencias culturales reflejan diferentes puntos de vista para lograr los objetivos que, a su vez, tienen consecuencias variadas para el infante.

Como aprender a regular el llanto

El llanto es una señal para quienes están a cargo de los niños, a diferencia de otras especies, solo los seres humanos lloramos sin razón (llanto paroxístico), en la sabiduría popular, se dice que los bebés lloran de hambre, dolor, irritación, etcétera. Independientemente de lo que puede causar el llanto, lo que más desean los cuidadores es como detenerlo y tranquilizar al bebé. Aun y con las variaciones culturales para responder a las inquietudes de los infantes, las personas responden de maneras similares para tranquilizarlos, le hablan, acarician, carga y buscan la causa de aquellos que les incomoda, luego los alimentan. El llanto del bebé ocupa más tiempo del día hasta que alrededor de las seis u ocho semanas llega a su cúspide y después comienza a declinar, las variaciones culturales en la practicas de crianza influye en la cantidad de llanto del infante, sin embargo, no es que lloren menos, sino que se les calma con mayor prontitud.

        Otras pruebas muestran que las diferencias individuales en la atención a los niños pueden afectar el llanto en los primeros meses de vida. Los bebes que fueron atendidos en sus gritos para comunicarse, suelen comunicarse sin llanto, más tiempos en estado de felicidad y tranquilidad durante el primer año de vida. Bebés quienes no se respondió nunca, a menudo dejan de llorar casi por completo cuando van a cumplir los tres meses, cuando no son premiados aprenden a dejar de llorar. Las leyes del aprendizaje indican que la mejor manera de continuar con determinada conducta es recompensarla algunas veces y no otras (refuerzo intermitente).

        No todo el llanto es igual y es complicado predecir el temperamento con base a la conducta de los primeros tres o cuatro meses de vida, debido a que los bebés pasan por varias transiciones. La estabilidad del temperamento del infante suele aumentar a los cuatro meses de edad.

Psicólogos del desarrollo mostraron interés por identificar las raíces de una pauta temperamental conocida como inhibición de la conducta. Niños inhibidos desde pequeños se muestran tímidos en la vida social, son desconfiados y se alarman ante todo estímulo nuevo; sus padres y compañeros los consideran angustiados y temerosos. Esto ha generado diferentes investigaciones con el objetivo de identificar los antecedentes y las consecuencias, las evidencias sugieren que la reactividad negativa a estímulos nuevos, demostrada en los primeros meses de edad evoluciona hasta establecerse como un patrón de temperamento tímido inhibido y angustiado al llegar a la edad de caminar.

La autorregulación implica formas de autosupervisión e inhibición de respuestas que, a su vez reflejan una creciente madurez del cerebro. La naciente capacidad del bebé para reemplazar el llanto por otras formas de comunicación es sólo el primer paso de un desarrollo progresivo que va incorporando el aumento de las habilidades del niño en funciones autorreguladoras cada vez más maduras.

Comprender y regular las emociones

Una vez que los cuidadores y los bebés pasaron por el cambio rápido del desarrollo durante los tres primeros meses de vida, y el temperamento del bebé parece más fácil de discernir, la siguiente tarea consiste en apoyar sus capacidades de desarrollo para regular sus emociones y su conducta.

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