El Hombre en Busca de Sentido. Análisis

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Esta lectura trata sobre cómo era la vida en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Un texto lleno de eventos que, aunque sea increíble la crueldad plasmada, desafortunadamente para la humanidad, sucedieron.

Leer esto me sirvió mucho para darme cuenta que una guerra es mucho más que un conflicto de intereses políticos, geográficos y económicos entre los países involucrados, sino que lleva la salud mental, emocional y física de los pobladores de aquellas naciones que se ven envueltas.

Las guerras son mucho más que lo que muestran en los medios. Son campos de batallas que afectan a personas normales que nada tienen que ver en asuntos bélicos y que sólo quieren tener una vida tranquila viviendo como ellos quieren.

Dentro del texto, se puede leer cómo hay personas que, al estar encerradas tanto tiempo sufriendo maltratos más de una vez al día, comiendo menos de lo mínimo para sobrevivir y con trabajos forzados muy exigentes, todo esto a espera de ser los siguientes en morir, pierden su humanidad, su capacidad de expresar e incluso sentir emociones. Esto me hace pensar en toda esa gente que vive en una guerra constante, como los habitantes de los países de medio oriente, o incluso las familias de los narcotraficantes aquí en México, personas que ven la muerte tan de cerca que les mata toda sensibilidad humana. Aunque, dentro de toda esta desgracia, hubo personas que eran “salvadas” por el amor. Personas que se aferraban a las personas que amaban para salir adelante entre tanto sufrimiento. Esto me llegó al corazón, ya que soy una persona muy sentimental, y soy de aquellos que creen que el amor puede salvar vidas, y que incluso el hombre vive por y gracias a el amor.

No sé qué tipo de enseñanza podría sacar de esta lectura. Obviamente, al ver cómo algunos prisioneros quedaron libres al terminar la guerra y pudieron regresar con sus familias, no puede ser un mensaje tan esperanzador, ya que, como en el mismo texto se menciona, aunque los prisioneros terminaros siendo libres, al momento de salir, sólo miraban el campo de concentración y el posterior paisaje fuera de este sin creer lo que estaba pasando, con miedo y paranoia de estar viviendo un sueño y negándose a disfrutar por temor a que se despertaran con un golpe de realidad. Algunos ni siquiera llegaron a sentir alegría al sentirse por fin libres y desencadenados de su muerte anunciada. Eran personas que necesitaban reintegrarse a la sociedad poco a poco, ya que el ambiente de violencia constante sólo los hizo querer replicar lo que habían vivido, convirtiéndose en personas incluso peligrosas.

Aunque, como dice en el texto, las personas que vivieron ahí no tenían nada que temer excepto a Dios, por lo que, podríamos tomar como enseñanza una frase que yo mismo he escuchado (y reproducido): Después de tocar fondo, lo único que puedes hacer es subir. Los prisioneros llegaron a los límites de su supervivencia, de su capacidad humana, pero aún así, los sobrevivientes tienen una oportunidad de retomar su vida, aunque sea iniciando desde lo más bajo.

Yo sinceramente he vivido la pandemia desde un privilegio, sin tener la necesidad de salir y arriesgarme y sin sufrir pérdidas de seres queridos, pero cada día veo noticias, incluso relatos de personas conocidas, de cómo aquellas personas a las que le toca salir para sobrevivir viven con miedo de ser los siguientes en morir. Claro, el encierro no es nada comparado a ser enjaulado dentro de esos campos de concentración, pero la experiencia de ver morir a tantas personas en tan poco tiempo y de forma inesperada nos quita un poco esa sensibilidad, esa humanidad y esa empatía. Al estar tan cercanos de la muerte sólo nos alegramos de no haber sido quienes están en una fosa común a estas alturas. No es bonito, pero es lo que tenemos. Nos aferramos a nuestros seres queridos, aunque no podamos verlos, para salir adelante de esta situación y poder superar todo lo que nos hemos enfrentado.

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