El Rol Del Psicólogo Desde Un Aspecto ético-valorico

El rol del psicólogo desde un aspecto ético-valórico

Este ensayo tiene como objetivo, no sólo reafirmar la necesidad de tomar en consideración la ética para ser profesionales íntegros, dentro del área de la psicología, sino también busca relevar la importancia de los principios que nos mueven como personas más allá de nuestro ámbito disciplinar. El código de ética del Colegio de Psicólogos(as) de Chile destaca que: “Su objetivo general es regular el quehacer profesional con acento en la propuesta de criterios de acción y conducta” . Por lo tanto este nos sirve como instrumento para regularnos en nuestro quehacer profesional, puesto que se constituye en, “un conjunto de normas de conducta profesional respaldadas por principios que constituyen su marco teórico – ético. Necesariamente tiene un carácter no exhaustivo, no pudiendo abarcar todas las conductas y sus matices y deja un margen razonable de interpretación”.

El otro aspecto que es importante considerar dentro del rol profesional, en este caso del psicólogo/a pasa por lo que no es posible de abracar desde la ética y su código, por lo que queda a la interpretación, y esto se regulan por los principios y valores con los que actuamos no solo desde el espacio laboral, sino que en la totalidad de nuestras actividades, en la vida.

Si solo nos rigiéramos por lo que las normas establecen para nuestro actuar nos encontraríamos en una situación, que a mi parecer, reproduce una relación fría y categorizada desde el deber, desde lo que esta permitido, establecido y prohibido, desde lo normativo, es decir, desde el código de ética. Entonces el psicólogo/a no puede tener interferencias de aspectos puedan alterar su normal funcionamiento como profesional, como si estos no fueran parte de su cotidiano, “Interferencias Personales en el Ejercicio Profesional: El psicólogo/a debe evitar que factores personales, sociales, políticos, religiosos, institucionales u otros puedan sesgar su ejercicio profesional”. Lo que es necesario fortalecer, a mi entender, es que si consideramos que una de las características principales del psicólogo/a es el trato directo con los vínculos afectivos de las personas. Por otro lado, estos mismos psicólogos/as, no dejan de ser seres humanos, es decir, hombres y mujeres comunes y corrientes que tienen una historia de vida, de experiencias y aprendizajes, fundamentada en una serie de valores formados por la cultura y sociedad, podemos entender entonces que para lograr la mirada integral y que considera al paciente como una persona que es posible conocer desde los afectos y la emociones, donde no hay regalas que nos indican como emocionarnos, ni como sentir los afectos, es que el psicólogo debe aprender, por un lado, a referir sus situaciones emocionales, subjetivas, así como sus prejuicios o escala de valores para que no influya dentro de las conductas o sobre las interpretaciones que se le puede dar al paciente; y por otro, establecer una relación de coherencia entre los valores y principios con los códigos éticos que se establecen desde la norma.

En la medida que esta relación de cooperación ético-valórica - donde una se puede establecer por las normas y los otros por principios aprendidos, formados y educados en distintas etapas de la vida - se de manera consiente, será posible actuar, y decidir en consecuencia colocando el foco en las personas, sean estos pacientes o terapeutas. Por lo tanto, frente a un conflicto mayor, como puede ser, encontrase ante un dilema ético (en el ejercicio de la profesión), la respuesta emergerá desde la coherencia entre el “discurso” y el quehacer profesional, es decir, desde la norma y la practica.

El psicólogo/a como profesional de la salud mental debe saber los riesgos que implica ponerse hacia un lado de la balanza, ya que se trabaja en un trato directo con las emociones de las personas. En este sentido,

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