El Si Mismo

III.- LA NOCIÓN DE SÍ MISMO

Los conceptos de rol y posición tienen orígenes y dimensiones explicables en términos cognoscitivos, se fundamentan en una noción previa que es la del sí mismo. La interacción entre sí mismo y rol es necesaria para que haya esa interacción social que es, a su vez, la base de la visa social.

La noción de sí mismo tiene sus antecedentes en la psicología de William James lo definía como “la suma total de todo aquello que (un individuo) puede llamar propio “.

Mead establece que esta noción es producto del desarrollo de los individuos en sociedad, pues se forma a través de la experiencia y de la propia actividad, inherentes al proceso de interacción, pero organizados específicamente de manera que es posible distinguir entre el sí mismo y el cuerpo. Mead: “el cuerpo puede estar allí y puede operar en una forma muy inteligente sin que haya un sí mismo implícito en la experiencia. El sí mismo tiene la característica que es un objeto para sí mismo, esto lo distingue de otros objetos y del cuerpo. El sí mismo permite tener una experiencia global del cuerpo, a la vez que comprenderlo como totalidad mientras se comprende.

El individuo pasa a ser un objeto para sí y ello es producto de la autoconciencia responsable de otorgar impersonalidad a la razón. Si no existe esa despersonalización objetiva, entonces habrá sólo conciencia, pero no autoconciencia.

El individuo tiene que comprender y aprender a anticipar la conducta de los otros, representarse su propio yo desde el punto de vista de los otros, tomar sus actitudes, verse como un objeto, obteniendo así la unidad del sí mismo y lo que Mead llamó el “otro generalizado” y que definió como “la comunidad organizada o grupo social que da al individuo su unidad de sí mismo”. La actitud del otro generalizado es la actitud de toda comunidad, que al ser internalizada por el individuo da origen a la formación del mí.

Las bases para la formación del sí mismo serían las siguientes:

1.- el proceso de socialización temprana, periodo comprendido entre el nacimiento y los tres años. La estimulación recibida es muy importante para la comprensión de la posición de los otros acerca del mundo y acerca del yo individual, a mayor estimulación social, más amplias serán esas percepciones y ensayos de la realidad.

2.- el desarrollo del lenguaje, la adquisición del lenguaje es lo que permite que el individuo sea tanto un oyente para sí, que se escucha, y por el mismo fenómeno de poder expresarse y a la vez oírse, va a constituirse en un objeto para sí.

3.- consecuencia de ese proceso de socialización es que el niño aprende cuál es su lugar en el mundo, al mismo tiempo que aprende igualmente cuál es el lugar de los otros. Mead consideraba que para lograr el asumir roles, tanto propios como ajenos, era valioso el juego y el deporte este último constituye una actividad social organizada.

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