El apego y sus funciones

PSICOLOGÍA DEL NIÑO

ACTIVIDAD ENSAYO

Carrillo Salinas Rosa Jazmín

EL APEGO Y SUS FUNCIONES

Constantemente nos encontramos en relación con otras personas; y tendemos a crear lazos afectivos muy significativos con algunas, se dice que el lazo más fuerte que establecemos se desarrolla  desde nuestro nacimiento. Gracias a éste logramos determinar positiva o negativamente nuestras relaciones sociales, “el lazo que generamos con nuestra madre o cuidador significativo”.

Y bueno, es que cuando somos recién nacidos dependemos totalmente de los adultos que nos cuidan, son estos lo que nos brindan nuestra primera oportunidad de intercambio comunicativo. Todo recién nacido es receptivo a emociones y afectos, solo que unos solicitan e invitan a sus cuidadores a la interacción y otros necesitan un empujoncito, necesitan ser invitados.

He aquí lo interesante: ningún recién nacido tiene intención de producir efectos en sus cuidadores o interlocutores, pues no poseen competencias de intervención social conscientes. Los adultos debemos descubrir cuál o cuáles son los canales preferidos por el niño; y empieza la diversión, observamos cada reflejo, cada reacción del niño, que aunque difusas (pues no parecen tener una utilidad directa) las utilizamos para interpretar sus estados y emociones. Comúnmente los adultos tendemos a abrazar, apapachar; edificamos la relación madre e hijo con contacto, piel a piel. Iniciando un diálogo corporal, un diálogo tónico-postural entre madre y bebé.

Los niños NO comprenden el contenido semántico de las palabras que los adultos les comparten; ellos TOMAN las invariantes: la melodía, la mímica, la postura, los movimientos, el tono de voz, etc. Haciendo predominar ese sentimiento de amparo que menciona el autor; el cual es la base para cimentar los sentimientos de CONFIANZA. Lo que nos lleva a tolerar o no, esperas y fallos, pues la adaptación ambiental nunca es perfecta, siempre está en constante cambio.

TODO ES LENGUAJE, cuando comprendemos la importancia de esto nos aseguramos de que nuestra relación madre (adulto-cuidador) e hijo se encuentra en sincronía y en momentos de reparación. Todas nuestras relaciones tienen cierto grado de desencuentro, el buen fortalecimiento de este lenguaje garantizará la PRESENCIA. Muchas de las veces, al convertirnos en padres asumimos que con sólo trabajar, dar lo que se necesita, es suficiente y primordial, pero falta algo mucho más: LA CONEXIÓN, ésta, la que ejercemos con nuestras figuras de apego tienen un impacto esencial en las tres esferas del ser humano.

La forma en que el bebé vive el acompañamiento, es apego. Sus primeras percepciones, sus primeras sensaciones y emociones de lo que le viene de fuera, en contraste con la que siente dentro (relaciones cariñosas y de confort) influirán en su manera de entender y vivir en el mundo; dando lugar a la capacidad de resiliencia. La relación especial que establezca el bebé con quienes le cuidan, influirá en su seguridad emocional y en la forma en que se relacionen con los demás.

El apego tiene una función adaptativa, que proporciona seguridad y protección… he aquí la complejidad de nuestros alcances y la gran responsabilidad que cae sobre nuestros hombros (como adultos responsables de un niño;) porque se dice que para que un vínculo de apego sea sano, la madre o cuidador debe tener suficiente sensibilidad, tolerar la ansiedad, posibilitar la accesibilidad y no ser excesivamente intrusivo. Características que considero no todos los padres sabemos que tenemos, es más, ni siquiera sabemos cómo identificarlas o trabajarlas. Y somos responsables en gran medida de las experiencias que se impriman en ese bebé cuando éste explore, conozca y reconozca su mundo físico y social, ¿y por qué somos responsables? Pues porque lo reconocen a través de nosotros, el intercambio comunicativo (contacto físico, juego, capacidad de atender, escuchar, consolar, etc.) que establezcamos con ellos y el bienestar y apoyo emocional que les brindemos para enfrentarse a ese mundo le abrirá la puerta a relaciones sociales “sanas” o todo lo contrario.

...