Ensayo Un Método Peligroso

Ahora bien, la serpiente resulto ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: ¿es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín? Ante esto la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. Pero en cuanto a comer del fruto del árbol de esta que esta en medio del jardín, Dios ha dicho: No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran”. Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis, 3: 1-5).

El relato bíblico de Adán y Eva expresa la culpa y vergüenza sentida por estos después de probar del “árbol del conocimiento del bien y del mal”. El relato es mayormente entendido o enfocado en la turbación sentida por estos al darse cuenta de que sus genitales eran visibles, pero Fromm (1959) hace presente otro punto de vista: “después de que el hombre y la mujer se hicieron conscientes de sí mismos y del otro, tuvieron conciencia de su “separatidad” y de la diferencia entre ambos en la medida de que pertenecían a sexos distintos”.

La familia de Israel se ha ampliado, Dios los ha liberado de Egipto y por medio de Moisés ha designado sus mandamientos: “No debes cometer adulterio, no debes desear la esposa de tu semejante” (Éxodo, 20: 14-17). La moral se ha implantado, y no es el hombre quien la ha definido, es Dios quien ha establecido los preceptos que deben guiar al hombre en su accionar social e individual.

La monogamia del hombre ha sido objeto de múltiples análisis con distintos enfoques y resultados. Es un hecho con el que convivimos en nuestra cotidianidad, que sella nuestra existencia íntima, un hecho emblemático de la cultura del hombre civilizado, esencial y característico de su organización económica y sexual (Bernal, 2010).

Por ende, el objetivo de este ensayo, es aproximarse y en lo posible profundizar en la relación que se da entre el bienestar psíquico, y la satisfacción de los impulsos sexuales de la persona dentro de una cultura monógama, analizando las posturas de diversos psicoanalistas, y teniendo de base o punto de partida la película “Un Método Peligroso”.

Ante esto, considero imperioso distinguir por un lado la relación sexual que se manifiesta en una concepción del sexo exclusivamente biológica, y por otro, el erotismo como una fuerza que no se limita simplemente al acto sexual, sino que llevaba consigo el impulso creador, el anhelo de hacer surgir la vida, a encender pasiones por doquier (Fernández & De Benito, 1987).

Cuando Freud publica en 1900 la “Interpretación de los Sueños”, genera grandes críticas y revuelco al interior de la sociedad, pues plantea que la vida anímica del ser humano, nace a partir de un carácter egoísta y predominantemente sexual, en donde la histeria, neurosis y otras enfermedades mentales nacen a partir de la represión no exitosa de tales contenidos, lo que da muestra de una naturaleza del alma humana muy distinta a la visión que se tenía en ese entonces (Freud, 1900).

A partir de los estudios generados junto a Breuer, y de los posteriores trabajos de Freud nace el psicoanálisis (Winkler, 1994), teoría que mas adelante se expandirá dando cabida a diferentes interpretaciones del inconsciente y de la vida humana. Dentro de estás interpretaciones, nace a partir de un conflicto con los postulados freudianos, como muy bien muestra la película antes señalada, la postura psicoanalítica de Jung. Él tiene una noción del inconsciente más amplio que la de Freud, pues considera que en lugar de que todo simbolismo tenga un significado sexual, en ciertas ocasiones el sexo es utilizado como simbolismo de alguna otra cosa (Thompson, 1950).

De esta manera, penetramos en la raíz tanto del ensayo, como de la trama principal de la película, que se particulariza en la relación amorosa que mantiene Jung con sabina Spielrein, y los dilemas éticos asociados a esta relación, pero también de los dilemas ontológicos planteados a Jung en la relación y conversaciones que éste mantiene con Otto Gross y Freud. Es a partir de esta trama, que nace la pregunta ¿La sola satisfacción de los deseos sexuales, permite al ser humano alcanzar el bienestar psíquico?

Otto Gross plantea el conflicto de la siguiente manera: “Me parece que da una medida de la auténtica perversidad de la raza humana el que una de sus pocas actividades genuinamente placenteras, se vea sometida a tanta histeria y represión”.

En la película, se muestra a este personaje como una de las promesas del psicoanálisis, pero a la vez como un neurótico que debe ser atendido tanto por Freud como por Jung. Gross no escatima en concretar todo deseo sexual, para él, el reprimir es la enfermedad, pues considera que la tarea del terapeuta, es liberar a la persona de todo elemento que constituya una represión, lo que lo lleva a considerar la monogamia como una perversión.

En el mismo plano se pueden considerar las medidas propuestas por Reich, el cual consideraba que la miseria sexual de las masas era una consecuencia del dominio de clases y economía privada (Fernández & De Benito, 1987), lo que junto con el triunfo puritano de la vida y la implantación de la ideología burguesa durante la segunda mitad del siglo XVII, pasaron a constituir lo que el llamo la personalidad modal, en donde la energía sexual reprimida y su sublimación en un trabajo brutalizador, formaban una personalidad dócil y subyugada a la autoridad (Berman, 1981).

Dentro de los efectos de esta opresión, considera la mantención de la poderosa fuerza ideológica de la iglesia, sostener el orden familiar y matrimonial, someter a los niños y jóvenes a la dependencia de los padres y la paralización de la crítica por parte de los oprimidos; los cuales le llevaron a formular reivindicaciones tales como la distribución gratuita de los medios anticonceptivos y la lucha contra el aborto clandestino, supresión de todos los obstáculos para contraer o disolver el matrimonio, la severa penalización de toda utilización lucrativa de las relaciones sexuales y la supresión de todas las penas jurídicas para las relaciones sexuales parentales como la protección simultanea de los niños y jóvenes de violación por parte de los adultos (Fernández & De Benito, 1987).

Para contradecir los argumentos de estos autores, se puede caer fácilmente en la falacia de desacreditar a la persona, en este caso por los actos y vida que cada uno llevaba, pues como mencionamos anteriormente, Otto Gross era un desadaptado social que aun siendo un psicoanalista seguía en terapia

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