Envejecimiento y dependencia
Diego PinoResumen9 de Junio de 2022
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1. Envejecimiento y dependencia
Según la forma en la cual se lleve a cabo la vejez, va a repercutir en nuestra calidad de vida de forma positiva o negativa. Una buena capacidad funcional constituye un alto nivel de autonomía personal e independencia, lo cual favorece la calidad de vida.
En países occidentales existe una falta de competencia para realizar las actividades de la vida diaria en los adultos mayores, esto desencadena en que los adultos mayores necesiten ayuda domiciliaria y que sean institucionalizados. Esta última no es más que un fiel reflejo de la existencia de un desequilibrio entre la falta de capacidad funcional del individuo y los recursos, fundamentalmente sociales, disponibles en su entorno (Hébert, 1997)
Según diversos estudios realizados se ha logrado evidenciar una baja en base a las capacidades funcionales del adulto mayor, todo esto evaluado a través del desempeño en actividades de la vida diaria, el cual se ve afectado con el paso de la edad. Investigaciones realizadas nos dicen que este problema afecta a casi el 12% de la población canadiense de 75 o más años de edad.
En Zaragoza se analizaron los niveles de autonomía personal y los resultados arrojaron que la prevalencia de la dependencia en los adultos mayores rondaba el 40%, en donde los adultos mayores de 85 años de edad presentaban mayor dependencia. Además, fue comprobado que las mujeres doblaban el porcentaje de los hombres.
Es por esto que es conveniente tener en cuenta que la edad avanzada suele estar asociada a un alto riesgo de enfermedades y discapacidad, no obstante, un mal estado de salud no debería ser una consecuencia inevitable del envejecimiento.
La Encuesta sobre Condiciones de Vida de los Mayores (ECVM), realizada por el IMSERSO en 2004, nos dice que la incidencia máxima de la discapacidad se produce entre los 70 y 74 años, mientras que la dependencia suele aparecer una década más tarde. Los resultados obtenidos en este estudio no necesariamente deben ser siempre así, ya que la incidencia entre hombres y mujeres es distinta.
2. El envejecimiento saludable
Un envejecimiento satisfactorio es caracterizado por la capacidad de funcionar con autonomía en un contexto determinado. La persona mayor se considera sana siempre que sea social y que se mantenga como una persona activa en diferentes ámbitos. Aun en el caso de padecer una enfermedad crónica.
Un envejecimiento satisfactorio debe incluir un envejecimiento saludable. Los problemas de salud no siempre deben ser un obstáculo determinante para una percepción de calidad de vida elevada
Pero si es posible tener consecuencias ligadas a ellos, por ejemplo, las restricciones en la movilidad, la forma de llevar las relaciones sociales y las oportunidades que el entorno nos presenta en base al ocio y tiempo libre. Son los trastornos funcionales los que ocasionan percepciones negativas sobre su estado de salud.
Apoyado en el concepto de capacidad funcional, este trasciende al de la salud. La relevancia de este concepto toma medida a trasvés del tiempo, cuando comienza a aumentar el número de personas mayores y discapacitados. Este concepto fue ratificado por la OMS, la cual lo desarrolla desde una base científica para su medición.
Las actividades de la vida diaria y variables psicológicas en el adulto mayor fueron claves. Cuando hablamos de capacidad funcional podemos decir que se caracteriza por ser la capacidad para llevar a cabo las actividades para su bienestar y autonomía. La competencia funcional se caracteriza por ser el grado de facilidad con el que una persona piensa, siente y se comporta con su entorno. De igual manera la salud funcional se relaciona con el nivel en que una persona se mantiene a sí misma, la calidad de vida y su papel en la sociedad.
Podemos decir que la capacidad funcional es vital para la calidad de vida en la sociedad, una buena calidad de vida nos invita a participar en las actividades de la sociedad y nos permite hacerlo de forma activa, lo cual es enriquecedor para nuestra salud. La autonomía y la independencia son la clave para un bienestar en el adulto mayor.
Finalmente, podemos decir que el envejecimiento con una buena calidad de vida no solo depende de las enfermedades, sino que en el cómo llevamos nuestra vida y cómo influye el contexto en nosotros mismos. Para un envejecimiento saludable es necesario desarrollar estilos de vida que permitan desarrollar el bienestar de las personas.
Para este envejecimiento saludable es fundamental desarrollar estilos de vida saludables que permitan la mejora de las condiciones de vida y el bienestar de las personas.
3. Los estilos de vida
Cuando hablamos de estilos de vida, estos son un conjunto de comportamiento que llevan a cabo las personas en su vida diaria, los cuales tienen directa relación con un concepto sociocultural muy amplio, e donde podemos incluir comportamientos, actitudes o filosofías de vida. Esta relación sociocultural se traduce a nuestra forma de vivir y actuar en la sociedad.
Pero no todo tiene que ver con las demás personas, sino que también abarca factores individuales y el sistema ecológico.
El estilo de vida que mantenga una persona tendrá un impacto directo en la calidad de vida que posea. Aquellos estilos asociados a la inactividad y/o el pensamiento negativo son el camino directo a una baja calidad de vida. Desde esta perspectiva podemos decir que el estilo de vida determina nuestra calidad de vida, aunque lo queramos o no.
Podemos decir que los estilos de vida están en relación con el bienestar subjetivo y con los niveles de calidad de vida auto percibida.
En base a la búsqueda de un envejecimiento saludable, son muy importantes las estrategias de salud, ya que estas van a permitir una mejor calidad de vida y bienestar en las personas.
La promoción de la salud tiene como objetivos generales los siguientes:
- Promover la salud general.
- Promover el bienestar
- Mantener un comportamiento saludable.
La promoción de salud debe trabajarse dentro de la educación para la salud, esta se apoya en la globalidad dinámica de bienestar físico, psicológico y social. Una visión biopsicosocial para generar estilos de vida saludables.
4. La actividad física
La actividad física es definida como una gama amplia de actividades y movimientos que incluyen actividades de la vida diaria, tales como caminar, jardinería, tareas domésticas, etc. Lo cual incluye el ejercicio físico, el cual se define como una actividad regular que sigue un patrón especifico, el cual lograr resultados deseables en base a un mejor nivel de salud.
En consecuencia, si actuamos por el contrario y llevamos un estilo de vida sedentario será un factor de riesgo de mala salud, reduciendo además nuestra capacidad funcional, lo cual aumentará nuestro grado de independencia, reduciendo nuestra autonomía.
Al contrario de lo mencionado anteriormente, el ejercicio físico tengo un impacto positivo en nuestro organismo, ayuda a mejorar la resistencia, velocidad de la marcha, el equilibrio, nuestra fuerza y coordinación, entre otros. Además, reduce las probabilidades de contraer peso, regula la presión sanguínea y reduce el riesgo de padecer enfermedades.
Los estudios de gerontología han puesto relieve en que la actividad y el ejercicio físico favorecen y mejoran la capacidad funcional, la salud física y mental.
Si bien la mayoría de las investigaciones realizadas se centran en los cambios fisiológicos que experimenta el cuerpo humano al tener actividad física, también existen estudios que demuestran el impacto a nivel mental, dejando en evidencia el bienestar que trae a la persona y la mejora de la autoestima. El ejercicio físico trae consigo una mayor distención psicológica y un bienestar generado dentro de la práctica, esto se relaciona con una percepción positiva de la autoeficacia.
Los estados subjetivos se logran evidenciar a lo largo del desarrollo de la actividad física y posterior a esta, estos estados se relacionan con la adecuación de la actividad propia y del bienestar conseguido.
Hay que destacar que la actividad física no solo tiene impactos a nivel muscular y de salud mental, sino que también trae consigo beneficios en base a la memoria, la atención y el razonamiento.
4.1. ¿Qué tipo de actividad física?
En relación a la actividad física las recomendaciones son las siguientes:
- Todas las personas, independientemente de su edad y estado de salud, deben tener la oportunidad de participar en actividades físicas.
- La actividad física debe adaptarse a las capacidades y condiciones de cada individuo.
- La actividad física debe ser acompañada con una buena nutrición e hidratación para un desarrollo satisfactorio.
Cualquier forma de ejercicio físico es apropiada para todas las edades, pero esta no debe ser excesiva en términos de carga de tensión general o local. La edad no significa un obstáculo. La actividad física siempre será beneficiosa para los adultos mayores, aumentando su calidad de vida. La actividad física necesita cubrir las necesidades de la persona en el momento que las realiza, destacando sus beneficios y en como los aporta. El objetivo de la actividad física es generar estilos de vida más saludables.
Las actividades de resistencia buscan aumentar la frecuencia cardiaca y respiratoria. La práctica de estas actividades ayuda a prevenir enfermedades, mejorando la salud del corazón y la capacidad respiratorio. Se recomienda practicar estas actividades 30 minutos al día. Algunas
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