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Evaluacion en psicologia clinica.


Enviado por   •  27 de Marzo de 2017  •  Resúmenes  •  10.247 Palabras (41 Páginas)  •  254 Visitas

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EVALUACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA 2016

RESUMENES DE ALF

TEMA 1 La evaluación clínica: introducción a los aspectos conceptuales y técnicos básicos.

Desde la instauración oficial de la Psicología Clínica en 1946 hasta nuestros días, la evaluación psicológica se ha nutrido de valiosas contribuciones que históricamente han posibilitado la instauración de la evaluación psicológica actual como subdisciplina científica de la psicología. Hoy la Psicología Clínica se reconoce como un área de especialidad dentro de la Psicología y con ella la Evaluación Clínica. Dentro de este contexto, la evaluación será entendida como el proceso que se ocupa desde una aproximación científica a la exploración y análisis de la salud mental de una persona o grupo de personas con la finalidad última de tomar decisiones y resolver problemas. Esta aproximación basada en la evidencia, supone la adquisición de diferentes criterios de calidad científica y ética. Los primeros, referidos a las evidencias acumuladas de fiabilidad y validez de las técnicas de evaluación, así como a la instauración de un proceso sistematizado de recogida de información riguroso mediante el que se establecerán los objetivos de la evaluación y se contrastarán las hipótesis formuladas de diagnóstico o delimitación del problema, de conceptualización y de tratamiento. La implementación rigurosa de este proceso incluye, entre otros: (a) una evaluación multimétodo y multifuente a la luz de los criterios de coste, especificidad y validez incremental para la combinación e integración de los instrumentos y datos; y (b) la restricción y control de los sesgos del evaluador. Respecto a los segundos, los criterios de calidad ética en la evaluación clínica, la actuación del evaluador debe regirse por los principios éticos generales recogidos en nuestro Código Deontológico, con especial cuidado en las áreas de confidencialidad y secreto profesional, consentimiento informado, invasión de la personalidad, competencia y rigor científico del evaluador y protección de los datos personales y la documentación.

De las principales técnicas e instrumentos que el evaluador utiliza, en el contexto de la evaluación clínica adquieren especial importancia la entrevista clínica y la exploración psicopatológica. Son además de interés, las entrevistas estructuradas, los instrumentos multidimensionales estandarizados, los instrumentos diseñados para la evaluación del impacto de una alteración psicológica y de los efectos de una intervención, así como la evaluación de otras variables relevantes para la eficacia de la intervención: alianza terapéutica, adherencia a la intervención, competencia del terapeuta, motivación y satisfacción del cliente. De entre estas variables se destacan las habilidades comunicacionales deseables para un evaluador: (a) pericia y liderazgo; (b) empatía y recepción; (c) escucha; (d) flujo comunicativo; (e) habilidades para preguntar; y (f) habilidades de intervención verbal.

Finalmente, el proceso de evaluación clínica culmina con la comunicación de los resultados. El informe, sea oral o escrito, debe estar sujeto a ciertos criterios técnicos y formales de estilo, formato, contenido y estructura, como a los criterios deontológicos antes aludidos

TEMA 2. Evaluación de los trastornos del neurodesarrollo.

Hemos abordado en este capítulo las perturbaciones infantiles cuya aparición se ha ligado a una deficiente maduración neurológica, pero sin que se hayan encontrado pruebas determinantes e inequívocas de una causa clara y continuamente presente. En todas ellas se hace mención de sus factores de riesgo, su epidemiología y de la incidencia diferencias por género y clase social.

Se repasan los dos métodos fundamentales de generar un diagnóstico: el categorial y el dimensional.

En el categorial además de los criterios fundamentales que constituyen cada trastorno, se enumeran las entrevistas diagnósticas más conocidas. En el dimensional, se presentan las escalas y cuestionarios más usados, dando preferencia a los que tienen adaptación a la población española.

Como colofón se presentan los escollos del diagnóstico de todos los trastornos presentados, dando especial importancia al diagnóstico discriminante entre los más afines.

No se han desarrollado los trastornos motores ni los de aprendizaje, que pueden considerarse también como trastornos del neurodesarrollo, porque están contemplados en manuales específicos independientes.

TEMA 3. Evaluación de los trastornos de conducta y control de impulsos

En el presente capítulo se aborda la evaluación de los trastornos psicológicos derivados de la alta impulsividad y de los problemas de conducta graves. En población infantojuvenil, es la causa más importante de conflictos tanto en casa como en el colegio y quizás por ello uno de los motivos más habituales de consulta de padres y adolescentes a los profesionales de la salud mental. Por esta razón, la evaluación precisa y válida de estas alteraciones adquiere especial interés en el ámbito clínico. Dentro de los trastornos disruptivos se abordarán los problemas de control de impulsos y los trastornos de conducta principalmente.

La prevalencia estimada para los problemas de conducta, entre jóvenes en población normal, oscila entre el 6 y el 10%. La incidencia de los problemas de conducta tiende a decrecer desde la edad preescolar hasta los 4 a 6 años y se incrementa hasta la adolescencia, aunque este incremento no es consistente para todos los tipos de problemas de conducta. En cuanto a las diferencias de sexo, antes de los 4 años no aparecen diferencias significativas entre ambos sexos, sin embargo, a partir de esta edad los problemas de conducta aumentan entre los niños. En cuanto a los problemas por control de impulsos, su prevalencia dependerá del tipo de patología que desencadene y del ciclo evolutivo en el que se encuentre el sujeto.

Los problemas de conducta y de impulsividad son el denominador común en la sintomatología de la categoría denominada Trastorno disruptivo, de control de impulsos y trastorno de conducta. Éstos son el resultado de una compleja interacción de numerosos factores causales, entre otros: biológicos, temperamentales y de personalidad, cognitivos, familiares y sociales.

Contamos con distintas técnicas de evaluación psicológica para diagnosticar los problemas de conducta e impulsividad: entrevistas, escalas de puntuación y técnicas de observación. La evaluación estándar de un sujeto con problemas de conducta e impulsividad debe incluir múltiples métodos de evaluación. Para el diagnóstico categorial las entrevistas diagnósticas son las técnicas de elección, para una evaluación dimensional, los cuestionarios estandarizados. El resto de cuestionarios están indicados para evaluar el nivel y la severidad del problema, así como las diferentes manifestaciones que pueden adquirir estas alteraciones. Específicamente, los más recomendados por su calidad psicométrica son: la entrevista DICA y los listados de conductas ECBI, ASEBA y BASC-2; los registros de observación sistematizados de estos dos últimos sistemas de evaluación, BASC-SOS y ASEBA-DOF; y los índices de deterioro funcional (e.g., CAFAS)

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