Familias y terapia familiar

FAMILIAS Y TERAPIA FAMILIAR

Quizá, desde un plano general, lo que más me ha remarcado del libro es que puedo comprender porque es un libro “básico” e indispensable cuya lectura es “obligatoria” para asentar las bases de la terapia familiar.

Si bien pretende servir en cierto modo de guía práctica para el futuro terapeuta, más que la técnica de las herramientas que Minuchin utiliza en las sesiones, me quedo con que ofrece una visión global de la familia que me resulta tremendamente importante. A lo largo de toda la lectura, te va dando diferentes ingredientes para poder entender la familia desde una perspectiva fenomenológica, entendiendo los diferentes movimientos que se dan dentro de ella, las energías, conexiones y los procesos.

Minuchin, además, no sólo por el libro sino también por los previos conocimientos que tenía sobre él, sin decirlo explícitamente transmite un interés incondicional hacia la familia que sin duda trataré de recordar en el futuro.

Por otro lado, si bien es cierto que han pasado más de 40 años desde la publicación del libro y que desde entonces las realidades de las familias han cambiado mucho, creo, y ya lo comprobaré con el tiempo, que lo que subyace a todas las familias no ha cambiado. La forma de comunicación, las dificultades, las pautas transaccionales, las alianzas... se siguen dando de la misma forma. Esto no significa que a los futuros terapeutas de familia no nos vaya a tocar estudiar y actualizar las nuevas realidades, pero no debemos olvidarnos de lo que es común para todas las familias.

En este sentido cabe señalar que no sólo es compartido lo subyacente a nivel temporal, sino también a nivel contextual, cultural e ideológico. Por eso me resultan interesantes las entrevistas que Minuchin realiza a diferentes familias con realidades y contextos absolutamente diferentes, en las que puede verse que a pesar de las diferencias que marcan a las persona de esas familias, el tránsito a la formación de esas familias y las dificultades, acuerdos y momentos por los que pasan, son comunes en todas ellas.

Relacionado con lo anterior, y en lo referente a las diferentes entrevistas que se presentan en el libro, merece señalar que las primeras muestran una recogida de datos de familias con el objetivo de analizar el funcionamiento de una familia sin tener interés terapéutico en sí, es decir, muestran a familias normales, si el concepto de normal tiene cabida en este contexto, pues todas son diferentes y con sus propias vicisitudes. Considero esto tremendamente interesante, pues no debemos olvidarnos que “dificultad” no es sinónimo de “disfuncionalidad”, con lo cual, en este sentido la lectura sienta las bases para entender que no existe familia perfecta sin dificultad, dando un sentido de normalización a las dificultades, y desresponsabilizando de esta manera a los miembros de las familias.

En términos generales,

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