Feminicidio

A lo largo de nuestra historia, los seres humanos nos hemos encontrado con varias situaciones sociales que afectan el diario vivir de cada país y región. Desde la esclavitud a las guerras, desde la homofobia hasta la violación de los derechos básicos de cada ser humano, siempre ha habido una segregación de ciertos grupos a consecuencia de un pensamiento retrogrado e intolerante. El feminicidio no es diferente. Poco se habla de este crimen en el cual se planea la ejecución de mujeres ya sea voluntaria o involuntariamente y que afecta un gran porcentaje de nuestra sociedad actual. El feminicidio es un problema existente ya desde hace muchos años atrás, el cual, no solo refleja la falta de acción sobre esta alarmante situación, sino también el incremento en la práctica de algo tan cruel que no debería de existir más en la actualidad, y que la implementación de las leyes elaboradas para la protección de la mujer aún se encuentran lejos de estar completas. La violencia contra las mujeres ha tenido, y tiene, distintas manifestaciones según las épocas y los contextos en los cuales se realiza y reproduce. Ante ella, los sistemas de justicia han respondido de forma diversa por múltiples factores: desde la incomprensión de la magnitud de estos hechos como consecuencia de los patrones culturales patriarcales y misóginos prevalecientes en la sociedad, la burocracia de los procedimientos legales, las dificultades para investigar las complejas y crueles modalidades de esta violencia, hasta la imposibilidad de establecer una culpabilidad de los responsables, según sean estos miembros del entorno familiar o cercano a las víctimas o pertenezcan a estructuras estatales de poder.

Es acertado coincidir que el feminicidio aún existe en el mundo, pero vale la pena recalcar que esta práctica lamentablemente se encuentra aún presente y en su mayoría en países aun en desarrollo o países considerados por muchas otras sociedades como ¨Tercer mundistas¨, como países dentro de Latinoamérica y el Caribe, así también como ciertas regiones de Asia y Africa. De acuerdo con una investigación realizada por las Naciones Unidas, cuya encargada, Ana Isabel Garita Vilchez, redacto un escrito sobre la violencia a la mujer dentro de Latinoamérica y el Caribe en la ciudad de Panama en el 2012. De acuerdo a este escrito, son siete países que actualmente cuentan ya con leyes tipificadas y aprobadas en su constitución que garantizan el respeto hacia la mujer y la severa condena hacia personas que pretendan violar las mismas. Dentro de estos países se encuentran: Chile, Mexico, Costa Rica, Peru, El Salvador Y Nicaragua. Sin embargo, Ecuador, no es parte de estos países que ya cuentan con el respaldo legal dentro de su país que las ampare ante cualquier abuso o perjuicio, en especial, a la brutal violencia que conlleva la práctica del feminicidio. Como se ha mencionado anteriormente, si bien es cierto que el feminicidio en su gran mayoría se refiere a la brutalidad y asesinato de las mujeres por razones completamente de carácter social y cultural, muchas veces se puede incurrir en este crimen por negligencia ya sea médica o intra familiar, los cuales, ocupan también un gran porcentaje dentro del marco total del número de crímenes por feminicidio a nivel mundial y en este caso, dentro de Latinoamérica y el Caribe.

América Latina muestra un cuadro grave de violencia contra las mujeres. La amplitud del fenómeno ha convertido este tipo de criminalidad en una auténtica pandemia. El aumento alarmante de asesinatos de mujeres y niñas en el considerado Triangulo negro (El Salvador, Guatemala y Honduras) se asienta en una cultura del odio contra las mujeres y en el fracaso de los sistemas judiciales, sin embargo, estas no son las únicas razones por las cuales se comete feminicidio ni las únicas situaciones donde encontramos este mal común.

El feminicidio puede desarrollarse en tres ámbitos; tanto dentro del ámbito familiar, como en el de la comunidad, y el perpetrado por el Estado o tolerado mediante la poca atención a políticas que erradiquen la discriminación contra la mujer y los obstáculos que permanecen en las legislaciones nacionales (atenuante de homicidio: crimen por emoción violenta) que dificultan la debida diligencia del Estado y mantiene estereotipos que tienden a devaluar los comportamientos femeninos.

El Feminicidio muestra el real contexto de violencia y discriminación hacia la mujer; convirtiéndose en uno de los principales problemas sociales que tenemos que enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de nuestra sociedad toleran la violencia basada en la discriminación de género. No olvidemos a los deudos del feminicidio quienes son los más afectados, entre hijos, padres y familiares, requiriendo de una atención psicológica prioritaria. Este problema social es un fenómeno universal que persiste en todos las naciones del mundo. En varios países los gobiernos y la sociedad civil realizan diversas campañas para poner el tema sobre el tapete, crear conciencia y saber qué hacer en caso de verse en una situación como ésta. La situación incluso ha llegado a tal punto que en países como en Gran Bretaña, las autoridades han tomado cartas en el asunto y ahora si un hombre agrede a su cónyuge puede ser arrestado y acusado de un acto criminal, inclusive si la víctima no presenta cargos en su contra.

...