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LA CUERDA ANLISIS SICOLOICO


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  1.680 Palabras (7 Páginas)  •  261 Visitas

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La cuerda: una técnica de comunicación

Donald W. Winnicott

Trabajo publicado por primera vez en el Journal of Child Psychology and Psychiatry, I, págs. 49-52.

En marzo de 1955, un niño de siete años fue llevado por su padre y su madre al Departamento de Psicología del Hospital de Niños de Paddington Green. Los acompañaban otros dos miembros de la familia: una niña deficiente mental de diez años que asistía a una escuela E.S.N. y una niña pequeña, más bien normal, de cuatro años. El caso nos había sido derivado por el médico de la familia, en razón de que una serie de síntomas indicaban en el niño un trastorno del carácter. A los fines de esta descripción omitiremos los detalles que no sean inmediatamente pertinentes para nuestro tema principal. Un test de inteligencia le asignó a este niño un C.I. de 108.

Primero tuve con los padres una larga entrevista en la que ellos me proporcionaron un cuadro claro del desarrollo del niño y de las distorsiones de ese desarrollo. No obstante, omitieron un detalle importante, que surgió en la entrevista con el niño mismo.

No resultaba difícil advertir que la madre era depresiva, y me informó que había estado hospitalizada por esa razón. Por lo que me dijeron los padres me enteré de que la madre había cuidado al niño hasta que nació la hermanita, cuando él tenía tres años y tres meses. Esa había sido la primera separación de importancia; la siguiente se produjo a los tres años y once meses, cuando la madre tuvo que someterse a una operación quirúrgica. Cuando el niño tenía cuatro años y nueve meses, la madre se internó en un hospital mental durante dos meses, y durante ese período él fue bien cuidado por su tía materna. En esa época todas las personas que cuidaban al niño concordaban en que era muy difícil, aunque presentaba rasgos muy buenos. Era proclive a los cambios súbitos, y a asustar a la gente diciendo, por ejemplo, que iba a cortar en pedacitos a la hermana de la madre. Desarrolló muchos síntomas curiosos, tales como una compulsión a lamer cosas y personas; hacía ruidos guturales también compulsivos; a menudo se negaba a ir de cuerpo y después provocaba un desastre.

Resultaba obvio que la deficiencia mental de su hermana mayor lo angustiaba, pero la distorsión de su desarrollo parecía haberse iniciado antes de que ese factor se volviera significativo.

A continuación de la entrevista con los padres, pasé a la entrevista personal con el niño. Estaban presentes dos asistentes sociales psiquiátricos y dos visitadores. En el primer contacto, el niño no daba ninguna impresión de anormalidad, y en seguida entró en un juego de garabatos conmigo. (En ese juego yo trazo una especie de dibujo con líneas espontáneas e invito al niño a que vea algo; después es él quien traza los garabatos y soy yo quien a mi turno extraigo de ellos un dibujo.)

En este caso particular, el juego produjo un curioso resultado. De inmediato se puso de manifiesto la pereza del niño, y también que casi todo lo que yo hacía era traducido por él en algo asociado con una cuerda. Entre sus diez dibujos aparecieron: un lazo, un látigo largo, un látigo de jinete, una cuerda de yo-yo, una cuerda en un nudo, otro látigo de jinete, otro látigo largo.

Después de esta entrevista con el niño, tuve una más con los padres, y los interrogué acerca de la preocupación del paciente por la cuerda. Se alegraron de que trajera a colación el tema, al que ellos no se habían referido porque no estaban seguros de que tuviera importancia. Dijeron que el niño se obsesionaba con todo lo que tuviera que ver con una cuerda; de hecho, cada vez que entraban en una habitación era posible que descubrieran que él había atado las sillas y las mesas; por ejemplo, podían encontrar un almohadón unido con una cuerda a la chimenea. Manifestaron que la preocupación del niño por las cuerdas había ido desarrollando gradualmente una característica nueva, que estaba preocupándolos mucho más de lo corriente. Poco tiempo antes había anudado una cuerda en torno a la garganta de la hermana (esa hermana cuyo nacimiento provocó la primera separación entre él y la madre).

Yo sabía que en este tipo particular de entrevista mis oportunidades para actuar eran limitadas: no sería posible ver a los padres o al niño más que una vez cada seis meses, pues la familia vivía en el campo. Por lo tanto, intervine como sigue. Le expliqué a la madre que su hijo experimentaba miedo a la separación, que trataba de negar la separación usando una cuerda, del mismo modo que uno trataría de negar su separación respecto de un amigo utilizando el teléfono. Ella se manifestó escéptica, pero yo añadí que si llegaba a encontrar algún sentido a lo que yo le decía, me gustaría que abordara el tema con el niño en un momento conveniente, haciéndole saber a él lo que yo había comentado y después desarrollando el tema de la separación según fuera su respuesta.

No tuve más

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