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LA HERIDA DEL RECHAZO


Enviado por   •  15 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  40.113 Palabras (161 Páginas)  •  208 Visitas

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LA HERIDA DEL RECHAZO

Continuamos este tema sobre el valor del perdón diciéndote que ahora que comprendes la magnitud, la importancia del daño causado en aquél entonces en tu alma infantil y que grabó en la parte subconsciente de tu mente, en la parte obscura, una manera de ser es decir, un patrón de conducta que con el tiempo ha venido a multiplicarse, pareciéndote casi imposible de cambiar, de remodelar, de hacerse nueva, de ser libre, haciéndote reaccionar duro, dura, o como dirán algunos, algunas, implacable, indomable, incambiable, pues cuántas veces, nos etiquetamos entre unos y otros y decimos o nos dicen: “Eres caso perdido, ¿cambiar?, tu no vas a cambiar nunca”. Tu eres problemático, problemática”. “Eres un enojón, una enojona”. “Eres igualito a tu familia, a tu padre, a tu madre”” vienes de una familia problemática, de una relación conflictiva”. “No, ni se junten con este con esta porque es esto y esto otro”, pues ahora que conoces que has tenido la necesidad de enfrentar situaciones que exigen de ti una actitud madura y equilibrada y sin embargo has parecido un huracán furioso, sabes hoy que esa manera de ser que primeramente a ti no te gusta porque en nada te ayuda a amarte primero a ti y luego a los demás, sencillamente, es ira reprimida, miedo y angustia de tu niño interior que se manifiesta una y otra vez desde las profundidades de la inconsciencia, en situaciones similares, parecidas a las de aquel ayer distante e incomprensible para ti.

¿Sabes? Es necesario que tomes conciencia, que no existen las familias conflictivas, las relaciones conflictivas, las personas adultas o jóvenes o niños conflictivos, no. Y en cambio, sí existen muchas causas, heridas que dejan huellas, secuelas que van haciendo del ser humano un hombre, una mujer complejo y que también causan –estas heridas- hasta enfermedades mentales como la neurosis, la psicosis, la depresión circunstancial y enfermedades físicas como el cáncer, la diabetes, hipoglucemia, alergias, enfermedades del estómago, depresión suicida, miopía, histeria, enfermedades raras, incurables, enfermedades del corazón, de los huesos, enfermedad de control del peso y de pérdida de control etc. por mencionar sólo algunas de ellas.  Muchas personas no comprenden por qué este o este otro ser humano no les cae bien aunque sea la primera vez que le miran en su vida. Muchas veces tu y yo, no sabemos realmente por qué me molesto, por qué te molestas sin razón aparente ante determinadas palabras, que alguien nos dijo, o ante actitudes de este o de aquel o circunstancias de las vida que inconscientemente nos recuerdan los momentos más doloroso de nuestra infancia.  Si supiéramos comprendernos….si supiéramos comprender a los demás. Si miráramos el niño, la niña herida de cada ser humano….si nos ocupáramos en recuperar nuestro niño, nuestra niña interior para ser sanados por el único que conoce realmente el corazón del hombre: Jesús, nuestro Único Salvador. El me invita, te invita a hacerte nuevamente un niño es decir, me invita, te invita a entrar en esa dinámica transformante de su Amor. Me invita, te invita a dejarte hacer de nuevo, a re-comenzar el camino y para comenzar, su Palabra nos llama hoy, aquí y ahora, a no juzgarnos entre unos y otros. Nos invita a no etiquetarnos. Nos invita a romper la cadena del desamor, de las críticas, de los comentarios, de las suposiciones, del respetar como santuario sagrado, el subconsciente y el conciente de los demás, para poder entrar en el Reino inmaculado del Perdón, de la Dulzura, de la Mansedumbre, de la Humildad, de la Paz, de la Misericordia, de la Compasión, del verdadero Amor.

El Señor Jesús en el evangelio de Mateo 7, 1-5 nos dice a ti y a mi hoy, lo siguiente: “En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán. ¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!. Sácate primero la viga que tienes en el ojo y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”. Hoy, aquí y ahora podría decirnos también: La vida es una lucha constante, sí, pero nunca contra ninguna persona sino contra el mal causado por la ceguera interior, causado por un subconsciente herido. Nunca podrás llegar a ser feliz, aplastando a los demás, humillándoles, abandonándoles, golpeándoles, abusando de ellos, jugando para que entren en tu juego psicológico lleno de inmadurez, tejiendo una telaraña para que caigan rendidos, rendidas a tus pies, profanando constantemente su santuario interior y exterior, no. Sólo la gracia te hará libre, sólo la humildad te librará, te libertará, pues quien es humilde, acepta que él mismo, ella misma pueden equivocarse y que otros puedan equivocarse, puedan herir porque a su vez sangran, y nadie puede dar la vida si primero no tiene la vida en sí mismo, por eso estoy aquí, nos dice el Señor, para darte mi Vida, la vida verdadera….

Hay cinco heridas entre tantas más que nos marcan enormemente. Estas son, el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia, pero veámoslas más de cerca: El rechazo, es una herida que se marca profundamente en la afectividad de quien la sufre, el bebé que ha sido rechazado, seguirá experimentándose así por todos los días de su vida, a menos que alguien lo colme de amor paciente y decimos amor paciente, porque esa persona que brinda amor necesitará comprender que no es fácil hacer creer a alguien que ha sido rechazado, que ahora es amado, a menos que con infinita paciencia estimule la capacidad de confianza, de auto-valoración, pues generalmente, una persona que ha sufrido rechazo, no se cree merecedora de amor. Por más que le digan que es querida, mientras no sane la herida del rechazo, seguirá respirando por ella, por medio de la inseguridad en sí mismo, en que no es nadie, en que sería mejor, no haber nacido.

Traigamos a cuento las exclamaciones que muchas veces escuchamos cuando hemos encontrado a mamás embarazadas: “fue el pilón, fue un descuido, fue un colado”, “tengo mucha depresión y encima llegará este bebé” o” simplemente, fue un accidente” o también “uno más” , luego cuando comienzas a ir a la escuela –si es que tuviste la oportunidad- recibes frases como: eres un chaparro, mira qué pelo más lacio, qué ojotes tienes, mira qué nariz más grande, qué feas piernas, que posaderas más grandes, qué gordo, gorda eres, qué voz más fastidiosa etc.…. Y luego, cuando llegas a adolescente y tu forma de ser tiene todo menos forma es decir que estás carente, adoleces de seguridad, de sabor por la vida es decir, careces de sabiduría de vivir y cuando eres un adulto joven, cómo te hubiese gustado tener a alguien que te amara realmente así como eres, pero a veces entre la misma familia se escuchan frases como: es una inestable, es un indeciso…..pero acaso, los que formulan esas sentencias, ¿serán muy maduros?, ¿conocerán lo que es el verdadero amor? ¿No hablarán así, porque proyectan sus propias heridas?

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