LAS MUJERES Y EL CUIDADO DE MENORES Y PERSONAS DEPENDIENTES.

LAS MUJERES Y EL CUIDADO DE MENORES Y PERSONAS DEPENDIENTES.

El texto que abordamos “ LAS MUJERES Y EL CUIDADO DE MENORES Y PERSONAS DEPENDIENTES”, publicado por el Ministerio de Igualdad –Secretaría General de Políticas de Igualdad y la Dirección General para la Igualdad en el empleo- viene a poner de manifiesto el panorama socio-cultural, económico y profesional que ha emergido al amparo de la aplicación de la Ley de la Dependencia y más concretamente con el “reconocimiento y apoyo económico a las personas cuidadoras”.

El citado texto, se presenta como una herramienta que favorece la accesibilidad en forma de compresión, por parte de la población que realice su lectura, de las implicaciones que la “profesionalización del cuidado de menores y personas dependientes “ , puesto de manifiesto en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre y el Plan Educa 3, supone para la consideración, aceptación y reconocimiento social autentico de las mujeres cuidadoras y como no, para que su empleabilidad sea un hecho y no un sacrificio y una obligación familiar atendiendo únicamente al perfil de género y al aspecto de feminización.

En la medida en que nos hacen retrotraernos en la historia, se hace evidente la conducta estereotipada, pero sobretodo , y en la mayoría de los casos de obligatoriedad que el cuidado de otras personas ha supuesto para la mujer. Si nos trasladamos a la más lejana prehistoria la mujer ha desarrollado el rol de cuidadora y protectora del bienestar de los suyos siempre, y este es un vestigio que la mujer actual aún conserva y desarrolla de forma latente, y lo más significativo, sin grandes diferencias simbólicas, de cómo lo hacían las mujeres de la prehistoria. Y también, desde ese momento histórico, la mujer ha llevado a cabo esta tarea como algo implícito a su ser, o lo que es aún más evidente a su género, y aún cuando la mujer ha podido desarrollarse en algún ámbito laboral, generalmente su motivación tanto extrínseca como intrínseca le ha llevado a dirigirse hacia familias profesionales relacionadas con el cuidado de proximidad y de atención a los otros.

Pero, estos antecedentes, ha llevado a que se haya relegado de forma totalmente irreflexiva y falta de reconocimiento social y profesional al cuidado de las personas mayores, menores y dependientes, y a la “feminización” en todas las épocas y generaciones, reproduciéndose los mismos esquemas y generando los mismos “círculos viciosos de cuidado” a lo largo de la historia.

Por tanto, es importante destacar la importancia que la Ley de la Dependencia ha tenido en el “reconocimiento social” como cita el texto, de las mujeres cuidadoras, cuando aparecen como colectivos y como sujetos políticos. Estos cambios deben llevar a desafiar un modelo que la mujer tiene instalado en su memoria corporal y profesional hasta tal punto, que poseen la creencia de

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