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La Comedia

juditfceduc30 de Junio de 2013

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PARA ENTENDER EL SIGLO XXI: EL CENIT DE LA PRODUCCION PETROLERA, LA PARADOJA ECOLOGICA Y LA REMATERIALIZACION DEL MUNDO

Armando Páez García

Arquitecto. Investigador independiente, especializado en el tema energético y la sostenibilidad

aaopz@yahoo.com

Recibido: 20 de junio de 2005. Devuelto para revisión: 15 de septiembre de 2005. Aceptado: 10 de octubre de 2005.

Para entender el siglo XXI: el cenit de la producción petrolera, la paradoja ecológica y la rematerialización del mundo (Resumen)

El cenit de la producción petrolera y la paradoja ecológica son temas que definirán el siglo XXI. Se identifican signos que permiten advertir que la era del petróleo entra en su fase de declinación. El primer impacto de este fenómeno será el encarecimiento del hidrocarburo; a finales de 2004 y comienzos de 2005 el mayor coste de este recurso afectó a la economía y al orden social de algunos países. Además del desafío energético, la Humanidad se enfrentará a la paradoja ecológica: la refinación del petróleo creó una nueva ecología humana al generar productos y servicios que sustituyeron la red de especies y servicios naturales, lo cual permitió la multiplicación del género humano en ambientes degradados. Para hacer frente a las posibles consecuencias del encarecimiento del petróleo se propone gestionar, en base a la capacidad regional, la autosuficiencia local, con esta lógica se rescata la idea del autovalimiento tecnológico (I. Sachs) y se esboza un método para estudiar la capacidad ecológicamente productiva de los territorios y las sociedades.

Palabras clave: desmaterialización, ecología humana, petróleo, sustitución, tecnología.

To understand the XXIst century: The peak of oil production, the ecological paradox, and the rematerialization of the world (Abstract)

The peak of oil production and the ecological paradox are themes that will define the 21st century. Signs that permit to notice that the petroleum age is coming in to its declination phase are identified, the first impact of this phenomenon will be the raise of the hydrocarbon price; at the end of 2004 and beginning of 2005 the higher price of this resource affected the economy and social order of some countries. Besides the energy challenge, humanity will face the ecological paradox: oil refining created a new human ecology as it generated products and services that substituted the net of natural species and services, this permitted the multiplication of the mankind in degraded environments. To face the possible consequences of the higher price of oil it is proposed to promote, according to the regional capacity, local self-sufficiency, with this logic it is rescued the technological self-reliance idea (I. Sachs) and is sketched a method to study the ecological productivity capacity of territories and societies.

Key words: dematerialization, human ecology, oil/petroleum, substitution, technology.

Desmaterialización

Las posibilidades de la técnica. En 1961 un folleto titulado Archigram I se distribuyó en la comunidad arquitectónica londinense, sus autores, estudiantes y jóvenes arquitectos de la prestigiosa escuela The Architectural Association, presentaron, con métodos gráficos novedosos, sus visiones de la ciudad del futuro, propuestas fundamentadas en los alcances tecnológicos del momento: cápsulas espaciales, tecnología portátil, objetos desechables, consumo masificado. Paradoja arquitectónica: no importaba la forma o los espacios de los edificios, sino la aplicación de la tecnología: estructuras flexibles, movibles, desechables, armazones estandarizados en donde podían ensamblarse los servicios mecánicos y eléctricos y sustituirse las piezas y elementos deteriorados, infraestructuras tridimensionales en donde la decoración era el esqueleto de la megaestructura. Ciudades máquina: enchufadas, suspendidas, enganchadas. Tecnoutopías. Estas propuestas tuvieron eco a lo largo de la década de 1960 en Europa, Japón y Estados Unidos, destacando el grupo Archigram, autor del provocador folleto. Los críticos de esta tendencia futurista señalaron su negación del contexto y su desconocimiento de la gestión política de las transformaciones urbanas, no eran respuestas adecuadas a los desafíos que planteaba la urbanización, sólo “fantasías gráficas”, “orgía de superestructuras”.

Pensar las aglomeraciones humanas desde las innovaciones técnicas no arquitectónicas fue el aporte de Archigram y sus seguidores, pero en sus análisis no consideraron factores sociales, ambientales y energéticos. Y no los consideraron porque estos problemas aún no eran abordados de forma generalizada por el discurso académico, social y político, lo cual ocurrió, precisamente, a partir de la década de 1960. Cabe mencionar que aún la mayoría de los arquitectos y estudiantes de arquitectura ignoran en sus propuestas estos problemas, lo comercial o de moda se impone.

A más de cuarenta años de Archigram I no hay ciudades enchufadas, ni enganchadas, ni movibles. Hay decadencia y pobreza. Hay contaminación y degradación ambiental. Hay dificultades energéticas. En lo estético, entre otras tendencias, se habla de minimalismo: de las superestructuras a la desmaterialización de la arquitectura. Apuntan Anatxu Zabalbeascoa y Javier Rodríguez:

“La desmaterialización visual de la arquitectura minimalista podría ser eco de otras reacciones sociológicas favorecidas, de nuevo, por el desarrollo de la industria y los avances de la técnica […] La combinación de recursos limitados y escasez de materiales tiene sin embargo, en este caso, razones fundamentalmente estéticas y curiosamente funcionales. De esta mezcla resultan espacios polivalentes más fáciles de mantener”.

Y agregan:

“La desmaterialización de la arquitectura es, en rigor, tan paradójica como imposible, pero es un hecho constatable la tendencia inmaterial que afecta, fragmentaria y paulatinamente, a los diferentes elementos y recursos que componen los edificios” (Zabalbeascoa & Rodríguez, 2000: 90-94).

Tendencia que ya se hizo presente, como reacción al exceso de ornamentación, en los proyectos funcionalistas de las primeras décadas del siglo 20 [1].

Pero la desmaterialización va más allá de un ejercicio estético (arquitectónico, decorativo, escultórico), Internet ha creado nuevas formas inmateriales de comercio, educación, convivencia. En este sentido podría ser válido hablar de desmaterialización; sin embargo, esto no ha llevado a la transformación de la imagen y el funcionamiento de las ciudades: en el otrora amurallado centro de la ciudad de Campeche, México, abundan los cibercafés, lo mismo ocurre en los barrios periféricos, la urbe no se desmaterializa, lo inmaterial requiere su base material (un espacio techado y mesas para colocar los artefactos de plástico) y energía: el ciberespacio desaparece con los apagones.

Con el discurso de la desmaterialización ocurre lo mismo que con las tecnoutopías de la década de 1960: hay una negación del contexto que se pretende transformar. El problema abandona el mundo de las ideas cuando esta visión no la promueve un grupo de artistas, intelectuales, estudiantes o jóvenes profesionistas inquietos, sino el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quien en su Informe sobre desarrollo humano 1998 indicó:

“El crecimiento del uso de recursos materiales se ha reducido en medida considerable en los últimos años, y los temores muy publicitados de que el mundo agotaría recursos no renovables como el petróleo y los minerales han resultado falsos. Se han descubierto nuevas reservas. El crecimiento de la demanda ha reducido su ritmo. El consumo ha cambiado a favor de productos y servicios con menor densidad de materiales. Ha mejorado la eficiencia de la energía. Y el adelanto tecnológico y el reciclado de materias primas han aumentado la eficiencia del uso de materiales, que ahora crece más lentamente que las economías. Llamemos a esto desmaterialización” (PNUD, 1998: 4).

La realidad: el consumo de petróleo a escala mundial se ha incrementado cada año en lo que va del siglo XXI: en 2001, 77.3 millones de barriles diarios (Mb/d); en 2002, 77.9 Mb/d; en 2003, 79.8 Mb/d; en 2004, 82.5 Mb/d (AIE, 2004). El crecimiento poblacional y la economía de mercado han aumentado la demanda de productos y energía, crece la huella ecológica de la humanidad, se multiplican los cibercafés, los supermercados y los restaurantes de comida rápida en todo el mundo, el éxito individual se mide en base al consumismo, al derroche. Es la desaceleración económica, no una revolución técnica o cultural, la que disminuye la demanda de recursos. Desmaterialización pasajera. ¿Nuevas reservas de petróleo? En el mes de marzo de 1998 la revista Scientific American publicó un artículo titulado “El final del petróleo barato”, en que los geólogos Colin Campbell y Jean Laherrère advirtieron: “El mundo no se está quedando sin petróleo –al menos aún no–. Lo que nuestras sociedades encararán, y pronto, es el fin del petróleo abundante y barato del que dependen todas las naciones industriales” (Campbell & Laherrère, 1998: 65). Estos autores anunciaron en un medio no especializado en temas energéticos el cenit de la producción petrolera a escala mundial, es decir, disminuyen las reservas, se descubren menos yacimientos, la producción alcanzará su techo en los próximos años. El petróleo se agota. Desmaterialización inconclusa.

Huella ecológica y cenit de la producción petrolera son temas que

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