La Fuente de Vida del Psicoanálisis está en la Terapia

La Fuente de Vida del Psicoanálisis está en la Terapia

Sigmund Freud, a quien racionalmente llamamos el padre del psicoanálisis, empleó ciertas teorías y técnicas de investigación en esta gran práctica terapéutica desde 1896 hasta su muerte en 1939. El término psicoanálisis hace referencia a un conjunto de procesos psíquicos que se elaboran a partir del inconsciente, y cómo estos pueden ser llevados a nivel de la consciencia para poder ser tratados. En este ensayo, hablaremos sobre dos pilares fundamentales del método psicoanalítico que son la libre asociación y expresión por parte del paciente, y, en relación al terapeuta, la atención libremente flotante.

        Antes de todo, los síntomas neuróticos o histéricos están ligados a conflictos inconscientes, que, a pesar de no estar ligados estrechamente con la consciencia, quieren surgir, quieren afrontar la realidad; es en este proceso donde todo lo que se encuentra en nuestro interior quiere conocer el exterior, eso sí, sin poder ser examinado directamente. A este método se lo denomina como libre asociación o asociación libre de ideas, que consiste en que el analizado o paciente exprese, durante las sesiones del tratamiento, todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, ni sistematización, sin restricción, aun cuando todo lo que diga le parezca incoherente o sin interés.

Las asociaciones pueden surgir de manera completamente espontánea o inducidas por algún elemento de un sueño o por cualquier otro objeto de pensamiento, como por ejemplo una fantasía. La libre asociación significa que el paciente debe expresar lo que tiene en su mente, debe dejar libre su pensamiento (Armengol, 1995). Es así como la asociación libre es hablar con toda la libertad; es un método para hacer que algunos aspectos de las ideas y recuerdos que resulten demasiado traumáticos para poder ser accesibles por la consciencia puedan ser revelados de forma indirecta a través del lenguaje.

Conjunto con la asociación libre en el psicoanálisis, se sitúa la denominada atención flotante, que consiste en que el analista, escuche al paciente de una manera atenta, sin valorar, juzgar o privilegiar ningún elemento del discurso del paciente y dejando obrar su propia actividad inconsciente. Para Armengol (1995), “la atención libremente flotante significa y condensa los principios de neutralidad, abstinencia y empatía requeridos para ejercer el trabajo psicoanalítico.” (p. 81). Esto nos quiere decir que no debemos dirigir la cura del analizado a un ideal religioso, moral o social, ni tampoco ofrecer nuestras “conclusiones” con respecto a lo tratado en la terapia, todo debe salir y concluir del paciente.

La regla de la atención flotante le permitirá al analista descubrir las conexiones inconscientes en el discurso del paciente, conservando en su memoria gran cantidad de elementos aparentemente insignificantes, cuyas similitudes se pondrán de manifiesto más tarde. Por eso es sumamente importante que el analista recuerde lo que se dice, no perderlo, poderlo conservar para reconstruir el caso, para llevarlo a la supervisión, por ejemplo.

En conclusión, el método de asociar libremente las ideas, incentiva a que el analizado exprese todo lo que piensa, incluso sus temores o algún tipo de trauma que se haya presentado en su vida. Es más bien la manera más sencilla de transmitir los contenidos ocultos que se alojan en el inconsciente; es dejar que el paciente vaya diciendo todo lo que le viene a la mente, sin imponerle condiciones ni vetar temas; para que así se sienta bien y relajado consigo mismo.

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