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La Pubertad Y La Adolescencia


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2012  •  4.807 Palabras (20 Páginas)  •  666 Visitas

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21. LA PUBERTAD Y LA ADOLESCENCIA

Si comparamos las conductas de niños y jóvenes nos damos cuenta rápidamente de que durante un período que podemos situar entre los doce y los quince años (con el riesgo de fijar arbitrariamente otros límites), se producen cambios profundos en los sujetos que se manifiestan en todo lo que hacen. Esos cambios son tanto físicos como psicológicos o sociales. Por decirlo brevemente y de una manera muy esquemática. Desde el punto de vista físico se observa una gran aceleración del crecimiento, pero también cambios en la forma de abordar los problemas y de entender la realidad y la vida, que va unida a capacidades intelectuales muy superiores y a gusto por lo abstracto y por el pensamiento, y desde el punto de vista social, el establecimiento de unas relaciones distintas con el grupo de los coetáneos y con los adultos, y la búsqueda de un lugar propio en la sociedad. En este capítulo y los dos siguientes vamos a ir examinando estos distintos cambios, comenzando por el desarrollo físico.

Los cambios físicos en la adolescencia

Aunque los cambios en el crecimiento no constituyen los únicos fenómenos que se producen en la adolescencia, sin embargo resultan los más llamativos a primera vista, porque son muy evidentes. Además están estrechamente relacionados con los cambios sociales, pues son los que van a posibilitar que los jóvenes se inserten en la sociedad adulta. Durante este período los humanos alcanzan su capacidad reproductora, lo cual constituye un índice esencial de la llegada a la etapa adulta.

El comienzo de la adolescencia viene marcado por modificaciones físicas muy aparentes que constituyen lo que se denomina pubertad. Pero la pubertad es un fenómeno físico que conviene diferenciar de la adolescencia, la cual, como veremos, depende mucho de factores del ambiente social. Desde el punto de vista físico y fisiológico, se produce transformaciones de una profundidad y rapidez muy superiores a las de la etapa anterior y que solo tienen comparación con las que habían tenido lugar durante la etapa fetal y los momentos posteriores al nacimiento. El cambio físico más evidente se refiere al tamaño y la forma del cuerpo y también el desarrollo de los órganos reproductivos, pero además de eso hay otros muchos cambios menos visibles, por lo que el procesote desarrollo físico es bastante compleja. No podemos entrar aquí en todos los detalles de este fenómeno, que han sido estudiados con bastante cuidado. Entre los autores que han contribuido a nuestro conocimiento de este tema se encuentra James M. Tanner, autor de numerosas monografías y estudios de conjunto sobre el desarrollo físico del hombre. En las páginas que siguen nos vamos a apoyar, como hace la mayor parte de los que se ocupan de este tema, en sus diversos escritos, especialmente en sus trabajos de 1961, 1970 y 1978. Un tratamiento extenso de los distintos problemas del crecimiento puede verse en Falkner y Tanner (1986).

Como decimos al comienzo de la adolescencia se produce una importante aceleración del crecimiento, en talla y peso, que se había ido ralentizando después del nacimiento. En el capítulo 8 habíamos recogido las tablas que reflejan ese crecimiento en cifras absolutas, así como las referentes al incremento en talla y peso, expresado en centímetros o kilos por año. Como se ve en la figura 8.2 (que reproducen los datos de Hernández y colaboradores sobre niños/as españoles), en un determinado momento se produce un rápido aumento en la velocidad del crecimiento. Puede observarse en las figuras que la aceleración alcanza su máximo hacia los 12 años en las niñas y hacia los 14 años en los niños y puede llegar a un aumento de talla de 2 centímetros en un año en los chicos y 9 centímetros por año en las chicas, siendo la media de 8,8 y 7 cm, respectivamente. Algo semejante sucede con el peso, como aprecia en las figuras.

Los cambios en los adolescentes son producidos por las hormonas, algunas de las cuales aparecen por primera vez mientras que otras simplemente se producen en cantidades mucho mayores que anteriormente. Cada hormona actúa sobre diversos receptores y, por ejemplo, la testosterona actúa sobre receptores en las células del pene, la piel de la cara, los cartílagos de las uniones del hombro y algunas partes del cerebro. Los cambios que producen estas hormonas afectan al aumento de la longitud del cuerpo, a su forma y a las relaciones entre las partes, al desarrollo de los órganos reproductivos y a los caracteres sexuales secundarios. Muchos aspectos del crecimiento son semejantes en varones y mujeres, mientras que otros son específicos.

El control hormonal del crecimiento es diferente del que se producía en etapas anteriores y, quizá por ello, el crecimiento de la adolescencia es independiente del que tuvo lugar antes, de tal forma que, durante la adolescencia, un chico o chica pueden cambiar su estatura en relación a los de su edad, convirtiéndose en más alto/a o más bajo/a de lo que era antes respecto a la media. Además, las diferencias entre unos individuos y otros respecto al momento en que comienzan los cambios, como veremos en breve, pueden ser muy grandes.

Figura 21.1. Crecimiento de la fuerza del brazo en niños y niñas. A partir de la adolescencia la fuerza que pueden realizar con los brazos chicos y chicas se empieza a diferenciar claramente. La fuerza de tirón con los brazos se obtiene midiendo la capacidad de separar las manos colocadas delante del pecho agarrando las asas de un dinamómetro (tomada de Tanner, 1978

En los varones se produce un crecimiento de los músculos muy superior al de las chicas, estableciéndose unas diferencias que antes eran desconocidas. En la gráfica de la figura 21.1 se recogen los datos referentes a los cambios de fuerza en el brazo, basados en un estudio longitudinal desde los 11 a los 17 años. La medida de tirar con el brazo se refiere a separar las manos, colocadas delante del pecho, agarrando las asas de un dinamómetro, y la de empujar, al movimiento inverso. Las diferencias, que eran apenas perceptibles a los once años, se empiezan a agrandar a partir de los trece años, alcanzando cifras muy distintas a los 17, que hacen que la fuerza de los varones sea doble que la de las mujeres.

Al mismo tiempo se produce también en los varones un mayor desarrollo del corazón y los pulmones, una mayor presión sistólica sanguínea, un ritmo cardíaco más lento y una mayor capacidad para transportar oxígeno en la sangre, así como más posibilidades para eliminar los productos de deshecho del ejercicio muscular, tales como el ácido láctico. Tanner señala que todos estos cambios hacen al varón más capaz de realizar ejercicio físico, y de luchar, cazar, transportar objetos pesados y, en una palabra, le convierten

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