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La amígdala cerebral y su relación con las emociones


Enviado por   •  26 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  1.127 Palabras (5 Páginas)  •  308 Visitas

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La amígdala cerebral y su relación con las emociones

Por: Donaldo Muñoz

5 de abril del 2016

“Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más posibilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad”

Dr. Daniel Goleman

Introducción

Siempre buscamos la manera de simplificar la realidad, lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos, pretendiendo dar sentido a las funciones que realizamos diariamente y a los diferentes mecanismos cerebrales que actúan de diferente manera dependiendo de nuestras emociones. Tanto la clínica como la experimentación y situaciones personales nos han ido ayudando a acumular experiencia e información que permitirá precisar, de modo más objetivo, qué estructuras del cerebro participan en los procesos emocionales y como lo hacen.

Nuestros procesos básicos de pensamiento, nuestras acciones, la manera en que actuamos, no son cosa del azar, tras ellas existen grandes procesos muy complejos e importantes que determinan de manera directa e indirecta la manera en que actuamos, la manera en que nos desarrollamos en nuestro entorno.

El ser humano por naturaleza manifiesta una actitud, creación y habilidad en la mente, trayendo a la existencia todo tipo de acciones  que le permiten captar conocimientos previos de cualquier cosa u objeto, con el fin de poder identificarlos en un futuro y así llegar a tomar las mejores decisiones, sin embargo, algunas veces nos dejamos llevar por una fuerza interior que nos embarga y nos lleva a  hacer cosas que normalmente ni siquiera creeríamos que somos capaces, como esas veces que algo que llega molestarnos tanto que de un momento a otro explotamos en una ola de furia que lamentablemente llega sin aviso en contra de quien ni siquiera tenía que ver en nada.

De esta manera nuestras acciones se ven influenciadas en gran medida por una estructura grande y sumamente importante de nuestro cerebro a la que coloquialmente llamamos “La sede de las pasiones”, la amígdala cerebral.

La amígdala cerebral

Ésta es una estructura del cerebro humano la cual es relativamente grande en y se encuentra situada encima del tallo encefálico, cerca del anillo límbico. En realidad existen dos amígdalas que constituyen un conglomerado de estructuras interconectadas en forma de almendra, de ahí su nombre, el cual es un término del vocablo griego que significa <>.

Pero, ¿para que nos sirve la amígdala?

La amígdala está especializada en las cuestiones emocionales y en la actualidad se considera como una estructura límbica muy ligada a los procesos de aprendizaje y de  memoria. Ésta estructura es muy importante ya que gracias a ella podemos tener emociones tales como el afecto, la alegría, el miedo, la angustia, etc.

Tal destaca Daniel Coleman en su libro Inteligencia Emocional, la importancia de la amígdala y sus conexiones con las emociones.

“La interrupción de las conexiones existentes entre la amígdala y el resto del cerebro provoca una asombrosa ineptitud para calibrar el significado emocional de los acontecimientos, una condición que a veces se llama <>.

Daniel Coleman. (1996). Inteligencia Emocional. California: KAIROS.

Recuerdo una historia que Daniel Coleman cita en su libro Inteligencia Emocional, en la que describe a un joven cuya amígdala fue extirpada quirúrgicamente para evitar que sufriera ataques graves, sin embargo, esta acción provocó en el joven una pérdida de interés en las personas y prefería sentarse a solas, ajeno a todo contacto humano. Seguía siendo perfectamente capaz de mantener una conversación, pero ya no podía reconocer a sus amigos mas íntimos, a sus parientes ni siquiera a su propia madre, y permanecía completamente tranquilo ante la angustia que les producía su indiferencia.

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