La inestabilidad emocional y personal del adolescente

Históricamente, la adolescencia ha sido considerada como un proceso de cambio y transición en búsqueda de la identidad, acompañada de cambios físicos y psíquicos que marcan el inicio de una etapa de descubrimiento, frustración y duelo de la infancia que se deja “atrás”. El paso de los años, y las coyunturas socio-económicas y socio-culturales han influido en el estilo de vida de las personas, y por ende, en la evolución de la adolescencia como etapa del desarrollo. Esto hizo que para algunas personas la adolescencia se torne casi inexistente y para otros se prolongue mucho más en el tiempo según las vivencias personales.

La inestabilidad emocional y personal del adolescente en este proceso de autodescubrimiento han hecho que muchas veces se asocie negativamente al caos o problema con la situación de convivir o compartir con un adolescente. Aquí es interesante lo que menciona el Dr. Rosler en su charla, donde menciona al término “conflicto” como sinónimo de adolescencia por el simple hecho de que se trata de un proceso de búsqueda de la personalidad, redescubrimiento y ruptura de muchas estructuras de la infancia, pensando al conflicto o caos como algo positivamente asociado al proceso de adolecer.

Asimismo, el Dr. Rosler menciona el tema de la comunicación, algo que cada vez se pierde más con el adolescente. Particularmente él comenta algo cierto que es que las familias y las escuelas cada día inconscientemente fomentan más el alejamiento de los adolescentes, en lugar de acercarlos y contenerlos en este proceso psicológico por el cual transitan. Esto es interesante para pensar y replantearnos como sociedad, y particularmente, como docentes que es lo que no está funcionando correctamente, que actitudes o formas deberían modificarse para no perder la comunicación con el adolescente, ya sea interiorizándonos en sus intereses o adaptando las metodologías de enseñanza a las nuevas generaciones para captar su interés. De esta manera, debemos buscar conectar con este para acompañarlo y darles un espacio para pedir ayuda o consejos para enseñarles a razonar y pensar en este proceso de transición hacia la adultez, para que lleguen a ser adultos independientes y pensantes.

Personalmente, no considera a la adolescencia como un “problema”, sino que creo que como adultos no debemos perder la capacidad de recordar nuestra propia adolescente y utilizar ello no para juzgar sino para empatizar con los adolescentes de hoy para escucharlos, guiarlos, acompañarlos y orientarlos en la toma de decisiones durante esta etapa de búsqueda de identidad, buscando ser sus referentes y no sus enemigos “adultos” para que puedan pedir ayuda a tiempo en base a la confianza generada entre ambas partes.

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