Las Emociones
26048728 de Enero de 2015
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TEORIA CONDUCTISTA
El conductismo (behaviorism) es una corriente de la psicología inaugurada por John B. Watson (1878-1958) que defiende el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento observable (la conducta) y niega toda posibilidad de utilizar los mé-
todos subjetivos como la introspección.
La obra de John B. Watson, fundador del conductismo. Su psicología se centra en la conducta manifiesta, en la manera en que las personas responden a los estímulos del entorno.
Este enfoque de las ciencias naturales, basado en una rigurosa investigación experimental y en la medición exacta de las variables de estímulo y respuesta, tuvo enorme popularidad en la década de 1920, y durante más de 60 años siguió siendo una tendencia dominante en la psicología.
En el conductismo de Watson no tenían cabida las fuerzas conscientes ni las inconscientes, porque no se podían ver, manipular ni medir. Según Watson, lo que ocurriera en el interior de un organismo –persona o animal– entre la presentación del estímulo y la emisión de la respuesta, carecía de valor, significado o utilidad para la ciencia. ¿Por qué? Porque los científi- cos no podrían realizar experimentos con las condiciones internas. Por lo tanto, en la perspectiva conductista no se encuentra referencia alguna a la ansiedad o a los impulsos, a los motivos o a las necesidades ni tampoco a los mecanismos de defensa. Todos los anteriores son procesos internos invocados por otros teóricos de la personalidad.
Para un conductista, ésta es una mera acumulación de respuestas aprendidas ante estímulos, grupos de comportamientos manifiestos o sistemas de hábitos. La personalidad es lo único que
se puede observar o manipular objetivamente.
FUNDAMENTOS TEORICOS DEL CONDUCTISMO
Su fundamento teórico está basado en que a un estimulo le sigue una respuesta, siendo ésta el resultado de la interacción entre el organismo que recibe el estimulo y el medio ambiente. La observación externa es la única posible para la constitución de una psicología científica.
Watson no negaba la existencia de los fenómenos psíquicos internos, pero insistía en que tales experiencias no podían ser objeto de estudio científico porque no eran observables.
Este enfoque estaba muy influido por las investigaciones pioneras del fisiólogo ruso Iván Pávlov sobre el condicionamiento animal, considerando que los actos de la vida no eran
La teoría conductista está representada por la obra de B. F. Skinner, cuyas ideas siguen la tra-dición watsoniana. Skinner rechazó los factores o procesos internos por considerarlos irrele- vantes. Sólo le interesaban la conducta y los estímulos externos que moldean la personalidad.
Trató de entenderla efectuando experimentos de laboratorio con ratas y palomas, y no por medio del trabajo clínico con pacientes. Sin embargo, sus ideas tienen gran utilidad en la clínica gracias a las técnicas de modificación de la conducta.
TEORIA DEL COMPORTAMIENTO DE SKINNER
La teoría del comportamiento propuesta por Skinner, simple en cuanto concepto, se funda en miles de horas de investigación bien controlada. La idea principal es que la conducta es controlada por sus consecuencias, es decir, por lo que sucede después.
Según ésta, es posible entrenar a un animal o a un humano para que haga prácticamente cualquier cosa; el tipo de reforzamiento que siga después de la conducta será el factor que la determine. Por lo tanto, la persona que controle los reforzadores también tendrá el poder de regular la conducta humana, tal como el experimentador controla la conducta de una rata en el laboratorio.
Este enfoque estaba muy influido por las investigaciones pioneras del fisiólogo ruso Iván Pávlov sobre el condicionamiento animal, considerando que los actos de la vida no eran más que reflejos. A partir de sus observaciones con animales, diseñó el esquema del condicionamiento clásico. El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavloviano, condicionamiento respondiente, modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por asociaciones (E-R), es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov.
Skinner distinguió dos tipos de conducta: la respondiente y la operante
CONDUCTA RESPONDIENTE
La conducta respondiente es una respuesta provocada por un estímulo específico. Una conducta refleja, digamos la sacudida de una rodilla, constituye un ejemplo de este tipo.
Se aplica un estímulo (un golpecito en la articulación de la rodilla) y ocurre una respuesta (una sacudida). Esta conducta no se aprende, sino que se produce de forma automática e involuntaria. No nos han entre-nado ni condicionado para emitirla.
La conducta aprendida está en un nivel superior a la respondiente. Este aprendizaje, llamado condicionamiento, consiste en sustituir un estímulo por otro y tiene su origen en el trabajo del fi-siólogo ruso Iván Pavlov a principios de la década de 1900.
Más adelante, sus ideas del condicionamiento fueron adoptadas por John B. Watson como el método básico de investigación del conductismo.
Experimento de Pavlov
Mientras trabajaba con perros, Pavlov descubrió que salivaban ante estímulos neutrales como el sonido de las pisadas del cuidador. Antes, la salivación sólo había sido provocada por un es-tímulo: la visión de la comida. Intrigado por el fenómeno, Pavlov lo estudió de forma sistemáti-ca. Tocaba una campana poco antes de alimentar a un perro. Al principio, el animal sólo saliva-ba en respuesta a la comida y no al oír la campana, porque ésta carecía de sentido para él.
Sin embargo, tras presentarle varias veces el sonido de la campana y a continuación el alimento, empezaba a salivar ante el sonido. El perro había sido condicionado –o entrenado– a responder a la campana.
Su respuesta se desplazaba de la comida a lo que antes había sido un estímulo neutral. El experimento clásico de Pavlov demostró la importancia del reforzamiento.
Los perros no aprenderían a responder al sonido de la campana si no se les recompensaba por hacerlo. En este ejemplo, la recompensa era la comida. Así, Pavlov formuló una ley fundamen-tal del aprendizaje: si no hay reforzamiento, no se establece una respuesta condicionada. El re-forzamiento fortalece la respuesta aumentando la probabilidad de que esta última se repita.
La respuesta condicionada no se conservará si no se refuerza. Pongamos el caso de un perro que haya sido condicionado a responder al sonido de una campana. Saliva cada vez que lo oye. Luego el experimentador deja de presentar el alimento después de sonar la campana. El animal la oye sin que suceda nada: no recibe alimento, reforzamiento ni recompensa. Mientras la campana siga sonando, disminuirá la frecuencia y la intensidad de la salivación hasta que la respuesta se extinga por completo. Esto se llama proceso de extinción. La respuesta ha sido eliminada porque se han dejado de proporcionar los reforzadores o las recompensas. En numerosas investigaciones se ha demostrado que cuanto más reforzamiento se proporcione durante el entrenamiento, tanto mayor será la resistencia a la extinción (por ejemplo, véase Shull y Grimes, 2006). Sin embargo, la extinción ocurrirá inexorablemente con el tiempo.
Conducta operante
La conducta respondiente depende del reforzamiento y se relaciona directamente con un estí-mulo físico. Todas las respuestas son provocadas por un estímulo concreto.
A juicio de Skinner, la conducta respondiente es menos importante que la conducta operante. Estamos condicionados a responder directamente a muchos estímulos del ambiente, pero ese mecanismo no explica toda la conducta. Al parecer, gran parte de ella es espontánea y no se puede atribuir directamente a un estímulo particular. Esta clase de conducta se emite y no es provocada por un estímulo. Consiste en obrar de modo aparentemente voluntario; no consti- tuye una reacción involuntaria a un estímulo al que hemos sido condicionados.
El reforzamiento que sigue a la conducta operante determina o modifica su índole y frecuencia. La respondiente no tiene efecto alguno en el entorno. En el experimento de Pavlov, la respuesta de salivación del perro al oír el sonido de la campana no hace nada para cambiar la campana ni el reforzador (el alimento) que la seguía. En cambio, la conducta operante obra sobre el entorno y al hacerlo lo modifica.
Condicionamiento operante y la caja de Skinner
Para explicar el condicionamiento operante vamos a seguir el recorrido de una rata por el aparato de Skinner, llamado comúnmente la caja de Skinner. Cuando metemos a una rata privada de alimento en la caja, al principio su conducta es espontánea y aleatoria: se mueve, olfatea, pica y explora el entorno.
Emite esas acciones sin que sean provocadas; es decir, el animal no está respondiendo a ningún estimulo concreto del entorno.
Durante esta actividad, en algún momento, oprimirá una palanca empotrada en la pared de la caja de Skinner y eso provocará que una bolita de alimento caiga dentro de un receptáculo.
La conducta de la rata (oprimir la palanca) operó sobre el entorno y lo alteró. ¿Cómo? El entorno ahora incluye una bolita de alimento. Se trata de un reforzador de la conducta
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