Los trastornos cognitivos de la esquizofrenia.

Resumen

Los trastornos cognitivos de la esquizofrenia

Éste artículo nos indica los trastornos cognitivos más prevalentes en los pacientes que sufren de esquizofrenia, en especial la memoria declarativa verbal, que es la capacidad de aprender y recordar conscientemente material verbal por más de unos pocos segundos, las funciones ejecutivas, la atención sostenida y la memoria de trabajo. Ésta información se pudo obtener gracias  a la investigación que se realizó con una  muestra de pacientes crónicos con esquizofrenia mayores de 65 años, que fueron hospitalizados, los cuales se les aplicó el Mini Mental State Examination.

Los trastornos cognitivos de la esquizofrenia no parece ser producto de la enfermedad, por varias razones, una de ellas es que no se han encontrado correlaciones con la severidad de las alucinaciones o delirios y la severidad de los déficits cognitivos, además las alteraciones cognitivas no parecen ser causadas por los síntomas negativos de la enfermedad, más bien ambos aspectos parecen relacionarse de un modo complejo, por lo que requieren una evaluación específica, y deben considerarse al planificar la rehabilitación psico-social. Otro de los objetivos de este artículo fue que al obtener ésta información se logren adecuar en la práctica clínica los tratamientos de acuerdo a sus discapacidades.

Bibliografía

Barrera, A. (2006). Los trastornos cognitivos de la esquizofrenia. Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría , 215-129.

Resumen

Perfil neuropsicológico del trastorno neurocognitivo mayor debido a enfermad de Alzheimer, vascular y trastorno frontotemporal en la población mexicana.

El aspecto más evidente de los trastornos neurocognitivos mayores es la dependencia, los pacientes requieren asistencia para realizar sus actividades de la vida diaria. Subyacente a la pérdida de éstas capacidades se encuentra deterioro cognitivo severo consistente en dificultades en la memoria, lenguaje y la habilidades viso-espaciales, lo que trae consigo la disfunción social y laboral que caracteriza a éstos sujetos.

Los trastornos neurocognitivos estudiados en esta investigación, son los debidos a la enfermedad de Alzheimer  (EA), enfermedad vascular (EV) y trastorno frontotemporal (TFT); este estudio se realizó con un grupo de pacientes referidos a Reaprende Centro de Rehabilitación Neuropsicológica  entre las fechas de Enero del 2002 a Julio del 2012. Con una muestra de 86 participantes, 19 pacientes con EA, 27 con EV, y 40 con TFT, que contaban con una edad media de 70.4 años. Las puntuaciones de las funciones cognitivas fueron obtenidas a partir de la evaluación neuropsicológica.

Las capacidades para desarrollar las actividades de la vida cotidiana que se encontraron más afectadas en las escala de Blessed fueron: la memoria 97%, la improductividad económica 94%, la orientación 82% cálculo 82%, estado de ánimo depresivo y las relaciones al manejo de las finanzas personales con un deterioro del 80%. Las funciones que se mostraron con menos deterioro fueron las de memoria remota, conceptualización y juicio social.

Se observó que las funciones cognitivas más deterioradas en los tres grupos fueron: atención cognitiva inmediata, memoria reciente visual, coordinación visomotora y planeación. La memoria remota reciente tanto verbal como visual se encontraron gravemente deteriorados y fuerons lo más reportados por los familiares en la escala de las actividades de la vida cotidiana.

En el análisis de las puntuaciones naturales a se mostró una diferencia significativa en la cual el grupo con EV obtuvo un mejor desempeño, en memoria reciente verbal con respecto a los otros dos grupos.

Los tres tipos de trastorno neurocognitivo mayor estudiados mostraron un perfil neuropsicológico específico, lo cual a su vez, permite considerar el proceso de intervención que se ha de llevar a cabo, ya que se proporcione que éste no sólo se centre en la estimulación de aquellas funciones disminuidas en las etapas iniciales, sino que se diseñe un programa de estimulación cognitiva global, que permita fortalecer aquellas funciones que con el progreso de la enfermedad también se verán afectadas, para de esta forma mantener por un tiempo más prolongado la funcionalidad de los pacientes en el desempeño de sus actividades de la vida cotidiana.

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