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Mecanismos De Defensa


Enviado por   •  12 de Febrero de 2015  •  3.285 Palabras (14 Páginas)  •  180 Visitas

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Desarrollo:

Al nacer, el niño tiene apenas un ego rudimentario. A partir de ser rudimentario, trato de decir que va creciendo e incrementándose, alcanzando gradualmente, en las primeras semanas de la vida, la separación entre lo consciente y lo inconsciente, la vigilia y el sueño.

Freud ha comparado el ego con un hombre montado a caballo. A medida que su conocimiento y experiencia huestes van aumentando, su manejo y dominio del caballo mejorará. Lo mismo sucede con el ego. El niño desarrolla poco a poco una noción de sí mismo a partir de su estado primitivo y arcaico originario. Adquiere dominio sobre su cuerpo y sobre sus impulsos íntimos, y se relaciona con el mundo externo de la manera más realista. Por último, el ego se convierte en la porción de la personalidad que sirve de mediadora entre el mundo instintivo interior y el mundo ambiental exterior. Es el asiento de la conciencia y la porción de la personalidad a la que denominamos el ” yo”.

Entre el ego y el id se establecen las primitivas fronteras entre lo consciente inconsciente. Un funcionamiento mental siempre permanece por debajo de la noción consciente por fuera de la capacidad del individuo para lavar al plano consciente a la voluntad. Esta división entre lo consciente y lo inconsciente al principio es instintiva en el lactante, y sólo gradualmente cobra nitidez a medida que el niño se va haciendo mayor. A la actividad mental inconsciente se le aplica el término del proceso primario, Este tipo de pensamiento que se distingue en la actividad mental consciente, que se denomina proceso secundario.

En el inconsciente no se aplica la lógica, como sucede en lo consciente, y el tiempo no tiene ningún efecto sobre los procesos inconscientes, si bien influye sóbre los que son conscientes. En el inconsciente pueden coexistir los opuestos y el mundo exterior no tiene efecto sobre el.

Mecanismos de defensa

Una de las principales funciones del ego es la formación de los mecanismos de defensa. Estos mecanismos son los métodos, que operan inconscientemente en su totalidad, mediante los cuales se le debemos impulsos y íntimos inconscientes e indeseables. Los mecanismos se forman característicos a través de la niñez.

Las operaciones defensivas del ego comienzan durante la infancia y persisten para toda la vida. Renacimiento en adelante los impulsos instintivos presionan sobre el ego para descargarse; el ego embrionario acaba de considerar seguros estatales algunos de sus impulsos, y les permite acceso a la conciencia, mientras que a otros les considera peligrosos. El ego, por lo tanto elige sus mecanismos de defensa contra estos impulsos indeseables.

La sublimación

La sublimación es el único mecanismo de defensa que puede considerarse eficaces, porque ordena y permite la descarga de los impulsos instintivos. Realiza esto modificando carácter de los impulsos para impartirles formas socialmente más aceptables. La sublimación entraña primariamente impulsos pregenitales que son los que se hallan en el niño normal antes de alcanzar la primacía genital. El exhibicionismo, el voyerismo, la curiosidad infantil, el sadismo y la destructividad son impulsos pregenitales en el niño preescolar pueden y suelen hallar válvulas de escape inaceptables para las demás personas. Toleramos que el niño pequeño se levante de vez en cuando la camiseta o exhiba su cuerpo desnudo, pero lo inducimos a no hacerlo. El niño normal podrá conservar algunos de estos impulsos y modificar su manera de expresar los adoptando un comportamiento socialmente más aceptable, o sea que los sublima.

El niño exhibicionista puede convertirse en actor, mientras que el niño sádico puede sublimar posteriormente este impulso siguiendo el pugilismo, por ejemplo

El grado de éxito de la sublimación es variable o por lo menos éstas difieren en la medida en que se apartan de su pauta infantil original. En psiquiatría todavía existe incertidumbre, no solamente en cuanto los orígenes de la sublimación, sino también a la forma de fomentarla. Algunos impulsos pregenitales todavía se hallan en actividad en todas las personas, y redundaría en beneficio del individuo y de la sociedad que fueron sublimados y no ejecutados en su forma original, o reprimidos mediante defensas que representan un derroche de energías.

Los demás mecanismos de defensa consumen excesiva energía mental o deforman en cierta medida la realidad. Por lo general se enumeran unos 12 o más mecanismos de esta naturaleza, pero muchas veces es difícil determinar con exactitud en casos individuales cuál de ellos está funcionando debido a que se superponen.

Todos estos mecanismos operan por debajo del nivel de la conciencia y su utilidad como defensa disminuye en cuanto el individuo adquiere clara noción de ellos.

La proyección

La proyección es uno de los mecanismos de defensa más precoces y primitivos. El lactante tiene un ego inmaduro que concibe todo lo placentero para él como suyo, y todo lo que es placentero como ajeno. Literalmente proyecta sobre el mundo externo las sensaciones placenteras que surgen dentro del, y esta actividad es precursora de la proyección que hará ulteriormente de las porciones de su personalidad que haya inaceptables para los demás. Como podría esperarse la proyeccion no es infrecuente en niños; en consecuencia, tiende a proyectar sus propias ineptitudes sobre los demás para sentirse más cómodos. El niño de edad escolar que se enfurece por problemas de aritmética, no solamente afirma que el problema es “estupido”, sino que se lo han dado por un ” estúpido capricho del maestro”. En realidad está proyectando lo que tiene que sea su propia ” estupidez”.

La introyeccion

La introyeccion es otro mecanismo de defensa precoz y primitivos que utilizan todos los niños de hasta dos años, es una especie de forma mágica de introducir en uno mismo algo del mundo externo, para adquirir las propiedades y poderes de esa persona u objeto externo. A veces la introyeccion tiene el propósito adicional de destruir la cosa o la persona introyectada, así como el canibalismo de algunas tribus primitivas les hace devorar a los enemigos eliminados para asegurar poder fortalecer vencedor. Es relativamente infrecuente que los niños expresen claramente con palabras las ideas de introyeccion durante la segunda infancia, pero una excepción a esta regla fue el caso de una niña de nueve años a la que atemorizaba y fascinaba los gorilas. En su tratamiento dijo que los gorilas la devoraban y que ya los devoraban. Le parecía que comiendo un gorila recibiría la fuerza y omnipotencia que deseaba, pero también temía represalias por sus deseos.

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