Narcisismo

El término narcisismo fue empleado por Freud en 1914 para referirse al libido volcada en sí mismo (self) de tal manera que el cuerpo es contemplado con agrado y se convierte en el objeto donde se descarga en impulso sexual; es un estado de enamoramiento consigo mismo.

En los recién nacidos se da un narcisismo primario, dado que no hay una diferenciación del mundo externo e interno, vive en la omnipotencia de estar fundidos con la madre y de que pueden satisfacer todas sus necesidades ellos mismos, como una fase del desarrollo que les asegura la supervivencia. Por tanto, se dice que el narcisismo primario es un estado saludable, cuya duración es de unas cuantas semanas.

En el caso de los adultos se utiliza el término de narcisismo secundario para hablar de una regresión, o bien, de un modo de funcionamiento del sujeto en el cual hay un retorno de la libido hacía si mismo; sin embargo, en todo desarrollo normal del individuo persisten algunos rasgos narcisistas a lo largo de su vida: se consideran patológicos cuando llegan a constituir un trastorno narcisista de la personalidad, es decir, que son desadaptativos, causan malestar en la persona o no le permiten tener un buen desempeño laboral, social o personal.

El narcisista siente que él es la persona más grandiosa y prefiere admirarse que establecer una relación profunda con otra persona. La energía que posee se dirige hacía sí mismo.

El DSM IV (1994) considera los siguientes criterios para el diagnóstico:

a) La presencia de sentimientos llamativos de sentimientos de auto importancia, como son la exageración de logros y de cualidades personales.

b) Fantasías constantes de éxito ilimitado, de amor, de belleza o de poder.

c) La indiferencia, la frialdad, sentimientos de inferioridad, de vergüenza y un constante sentimiento de vacío.

d) Tendencia a idealizar y posteriormente a devaluar a las personas que le son significativas.

e) Falta de empatía.

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