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Narcisismo

Tesis5 de Julio de 2015

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Introducción

La presente investigación se refiere al tema de la importancia de la sexualidad infantil y los sucesos que esta genera en el futuro.

Esta tiene a la base de su gestación al complejo de Edipo que juega un rol preponderante en el desarrollo de nuestra sexualidad, principalmente en la etapa de nuestra niñez, sienta las bases de esta parte tan importante de nuestra personalidad, la cual nos enmarca dentro de un contexto social y que cada uno como sujeto lleva de forma diferenciada, esta se va engendrando prácticamente desde nuestra fecundación dentro del vientre materno, y que estructuramos en el día a día, desde el momento en el cual vemos la luz por primera vez al nacer y nos acompaña a lo largo de todas nuestras experiencias vital.

Así mismo lo ve Freud desde el Psicoanálisis, el cual nos ayudara a descubrir que papel juega nuestra infancia en el desarrollo de nuestra sexualidad.

Una de las características principales es el papel preponderante del Edipo, este complejo compuesto por cuatro elementos (niño, madre, falo y padre), desde una mirada Freudiana, ya que posteriormente Lacan hará un cambio, sacara al padre y pondrá al falo, pero no el falo como genital sino como un símbolo que definiremos mas adelante.

Así como el Psicoanálisis nos brindara las herramientas para poder explicar esta perspectiva de la sexualidad, también será nuestra limitante, ya que solo nos enfocaremos en esta área de la Psicología.

La investigación de esta problemática se realizo por el interés de conocer mas a fondo la génesis de la sexualidad, un tema muchas veces que roza el tabú en nuestra sociedad, que es tan socavado y reprimido, por lo mismo genera cierto morbo, el cual trataremos de dilucidar dentro del desarrollo del cuestionamiento que dará forma a nuestro seminario.

La importancia de la sexualidad infantil en el desarrollo de nuestra personalidad es algo muy importante, así también abarca espectros muy amplios, nuestra investigación seguirá la siguiente interrogante ¿en la infancia se estructura formalmente nuestra orientación sexual?, ¿es de carácter innato o aprendido?, con el fin de dilucidar en parte las interrogantes que surjan en esta línea investigativa.

Desarrollo

Nuestra sexualidad para desde el momento en el que somos fecundados en el vientre materno, pero no es hasta nuestro nacimiento que comenzamos a forjarla como parte importante de nuestra personalidad, ya que con la interacción entre sujetos, comenzamos a identificarnos con ciertos rasgos de los demás individuos.

Así podríamos llegar rápidamente a la primera identificación, el llamado complejo de castración o de Edipo, este es la prohibición de incesto, es el pilar fundamental en la configuración yoica, ya que este se manifiesta cuando no hay un yo, este complejo de castración a su ves se subdivide en tres sub etapas:

Narcisismo primario:

Hay una satisfacción yoica, comandada por una libido yoica, el niño solo canaliza su libido sobre si mismo (autoerotismo), ya que el niño es incapaz aun de reconocer al objeto (el mundo que lo rodea), por tanto no reconoce nada que no sea distinto de el, por esto su energía libidinal es auto dirigida.

Relación diádica:

Hay una satisfacción del niño para con la madre, mirado como otro, aquí ya reconoce el objeto.

Triangularidad Edipica:

Es la identificación primaria en base a la configuración yoica.

Función paterna o falo

niño madre

En esta triada la madre es un lugar de conflicto para el niño, ya que genera un deseo de orden sexual, pero es prohibido, por otro lado el deseo de la madre es el falo, que es el significante del deseo, la función del goce, cosa que el niño y la madre tienen en común, luego el padre llama a la madre, en relación al deseo y esta deja de lado su deseo fálico y lo sustituye por el padre y el niño comienza a identificarse con el padre, ya que este le roba la atención de la madre, que es su deseo incestuoso. Así podemos decir que el Edipo es el organizador del deseo dentro de la infancia.

Para cerrar la importancia del falo y su significación usaremos la siguiente cita: “El falo no es el aparato genital masculino en su conjunto, es el aparato genital masculino exceptuando su complemento, el escroto por ejemplo La imagen erecta del falo, esto es lo fundamental. Sólo hay una. No hay más elección que una imagen viril o la castración” (Lacan, 2001). Aquí Lacan habla del falo y lo asocia a la castración (en la mujer), o a la imagen viril (en el hombre), y la importancia que tiene esta imagen, ya que esta seria la que generaría el deseo de orden sexual, que de cierta forma definiría a priori nuestra sexualidad.

Otro punto importante en el desarrollo de nuestra sexualidad son las necesidades que surgen en el ámbito sexual, que ya veíamos que surgían desde el narcisismo primario e iban cambiando dinámicamente dentro del complejo de castración, pero ahora introduciremos la palabra “pulsión sexual”, y como Freud la relacionaba con el hambre, “El hecho de la existencia de necesidades sexuales en el hombre y el animal es expresado en la biología mediante el supuesto de una <<pulsión sexual>>. En eso se procede por analogía con la pulsión de nutrición: el hambre. El lenguaje popular carece de una designación equivalente a la palabra <<hambre>>; la ciencia usa para ello la <<libido>>. (Freud, 1905a, p.123).

Así esta “libido” que menciona Freud, que se manifiesta en las ganas, en esa fuerza interna que surge para llevar a cabo el objetivo o meta de esta <<pulsión sexual>> para con el objeto sexual, eso que nos atrae sexualmente, que genera un esfuerzo interno para cumplir esta meta o satisfacción gracias a un objeto determinado, gracias al proceso somático interior desde donde se emana esta energía o libido, la fuente de esta, para llevar a cabo esta pulsión, será la que definirá otra área importante de nuestra sexualidad, la orientación de ella, esta es muy relevante ya que posteriormente define algún tipo de desviación en el ámbito sexual.

Pero estos puntos no son los únicos que influyen en los niños, si no también la interacción con los padres, el contexto como sabemos es fundamental en el surgimiento de diferentes conductas, las cuales se aprehenden desde la infancia, aquí los cuidadores toman un primer plano. Muchas veces generan teorías para explicar diferentes circunstancias a los menores, he aquí un primer punto de colisión con los menores, ya que estos generan incertidumbre que no se acaba con estas respuestas provenientes de los padres, y entonces se ven obligados a formular teorías psicosexuales, las que surgen por sus necesidades objetivas de formular su propia constitución sexual, según Freud estas serian 3:

“La primera de estas teorías se anuda al descuido de las diferencias entre los sexos, que al comienzo de estas consideraciones destacamos como característico del niño. Ella consiste en atribuir a todos los seres humanos, a un a las mujeres, un pene, como el que el varoncito conoce en su cuerpo propio. Justamente en aquella constitución sexual que nos vemos precisado al reconocer como «normal», el pene es ya en la infancia la zona erógena rectora, el principal objeto sexual autoerótico, y es lógico que la alta estima de que goza se refleje en la incapacidad para representarse sin ese esencial ingrediente a una personalidad parecida al yo. Si el varoncito llega a ver los genitales de una hermanita, sus manifestaciones evidencian que su prejuicio y ah adquirido fuerza bastante para doblegar a la percepción; ''no comprueba la falta del miembro, sino que regularmente dice, a modo de consuelo y conciliación: «Ella tiene... pero todavía es chiquito; claro es que cuando ella sea más grande le crecerá». La representación de la mujer con pene retorna aun más tarde en el soñar del adulto: en estado de excitación sexual nocturna derriba a una mujer, la desnuda y se dispone al coito, pero de pronto la visión del miembro plenamente formado en lugar de los genitales femenino interrumpe el sueño y la excitación. Los numerosos hermafroditas

de la antigüedad clásica son fiel reflejo de esta representación infantil antaño universal; se puede observar que ella no ofende a la mayoría de los hombres normales, mientras que las formaciones hermafroditas de los genitales realmente admitidas por la naturaleza casi siempre excitan el máximo horror.

Si esta representación de la mujer con pene se ha <<fijado>> ¿en el niño, si ella resiste todos los influjos de la vida posterior y vuelve incapaz al varón de renunciar al pene en su objeto sexual, entonces el individuo, aun siendo normal su vida sexual en los demás aspectos, se verá precisado a convertirse en un homosexual?, a buscar sus objetos sexuales entre hombres que por otros caracteres somáticos y anímicos recuerden a la mujer. La mujer verdadera, como más tarde la ha discernido , permanece imposible para él como objeto sexual pues carece del encanto (Reiz) sexual esencial, y aun, en conexión con otra impresión de la vida infantil, acaso sienta horror hacia ella. El niño gobernado en lo principal por la excitación del pene ha solido procurarse placer estimulándolo con la mano; sus padres o las personas encargadas; de su guarda

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