Narcisismo
monicaacv165 de Julio de 2014
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Rasgos de la personalidad narcisista
La personalidad narcisista se caracteriza por un patrón grandioso de vida, este se
expresa en fantasías o modos de conducta que incapacitan al individuo para ver al
otro. Su visión de las cosas es el patrón al cual el mundo debe someterse. Para
los narcisistas el mundo se guía y debe obedecer a sus propios puntos de vista,
los cuales considera irrebatible, infalibles, auto-generados. Las cosas más obvias
y corrientes, si se le ocurren a él o ella, deben ser vistas con admiración y se
emborracha en la expresión de las mismas. Hay en el Narcisista una inagotable
sed de admiración y adulación. Esta necesidad lo incapacita para poder reflexionar
tranquilamente y valorar serenamente la realidad. Vive más preocupado por su
actuación, en cuanto al efecto teatral y reconocimiento externo de sus acciones,
que en la eficacia real y utilidad de las mismas.
Las personas narcisistas, aun cuando pueden poseer una aguda inteligencia, esta
se halla fascinada por esa visión grandiosa de sí mismas y por su hambre de
reconocimiento. Llama la atención, entonces, cómo muchas personas pudiendo
ser exitosas, productivas y creativas, someten su vida a aduladoras
mediocridades. Es por ello que los narcisistas ejercen posiciones de poder, se
rodean de personas, que por su propia condición, son inferiores a él o ella, y de
otras, que le harán la corte solo en función de un interés mezquino, no son
capaces de reflexionar y escuchar lo que el mundo externo les grita.
Por otra parte Costa y Widiger (1993) exponen que el narcisista se caracteriza
principalmente por rasgos de grandiosidad, pretensión, arrogancia y explotación,
que no es particularmente hostil ni físicamente agresivo. Destacan la explotación,
la presunción, el egocentrismo y la arrogancia como aspectos que describen
claramente a la persona narcisista.
Cuando la persona se siente insegura, frustrada, incomprendida o se encuentra en un entorno nuevo en el que no sabe cómo relacionarse. Y si bien es cierto que no
suelen ser físicamente agresivos, si esta hostilidad no es bien canalizada, pueden
llegar a serlo.
En este sentido es interesante señalar que Kohut (1968) mencionaba una
depresión episódica que Kernberg (1975) no concibe como una verdadera
depresión pues explica que cuando los narcisistas se sienten muy desilusionados
o abandonados, pueden parecer depresivos tras un examen superficial, pero de
manera latente sienten una profunda ira y un resentimiento vengativo, estas
depresiones episódicas a las que denomina “depresiones aparentes” sí se observan en las personalidades narcisistas, especialmente cuando sus habituales
estrategias dejan de funcionar.
Por lo que Cooper (1989) habla de un “coleccionista de injusticias”. Esto resulta
muy interesante pues es cierto que muchas personalidades con rasgos narcisistas
acaban formándose una identidad que gira en torno a “todo lo malo que les ha
ocurrido”. Este tipo de razonamiento y manera de “ver la vida” (a través de un filtro
especialmente negativo y muy autorreferencial) suele ocasionar gran sufrimiento y
muchas dificultades de adaptación para la persona.
Así como también Masterson (1981) considera que el sujeto que manifiesta un
trastorno narcisista de la personalidad parece estar perpetuamente motivado a
buscar la perfección en todo lo que hace, que aspira a conseguir riqueza, poder y
belleza y, a encontrar a otros que reflejen y admiren su grandiosidad. También
comenta que bajo esta fachada defensiva se encuentra un estado de vacío y rabia
en el que predomina la envidia. Esto es muy interesante y descriptivo, ya que
coincide con muchos pacientes con patología narcisista. No obstante, pensar en
todos los pacientes con patología narcisista de esta forma nos puede llevar a
realizar generalizaciones, a empatizar con unas dificultades inexistentes
y a obviar a otro grupo de pacientes con patología narcisista severa que no se sienten
“más” ni “menos”.
Por eso, esta interesante descripción representa la base de varios subtipos de
pacientes pero no a todos; no a los que realmente se sienten “grandes” y
“superiores”, pues aunque este otro subtipo de paciente puede efectivamente
buscar a otros que “ejerzan de espejo” para regocijarse en lo maravillosos que
son, no ocultan sentimientos de rabia ni envidia.
Algunos autores comentan que el narcisista suele explotar a los demás aunque no
de manera consciente y esto tiene sentido si tenemos en cuenta que muchos
consideran que atender y dar respuesta a sus necesidades es deber u obligación
de los otros.
Millón (1998) en los subtipos que menciona en “Trastornos de la Personalidad.
Más allá del DSM-IV” hace una excelente descripción del subtipo “narcisista sin
principios” en el que predomina la tendencia a explotar a los demás de manera
consciente. Quizás aquí es interesante rescatar el planteamiento de Kernberg
(1975), sobre el continuo de la personalidad narcisista:
La personalidad narcisista se sitúa en un continuo que va desde lo normal
(caracterizado por una regulación adecuada de la autoestima) hasta lo patológico
(trastorno narcisista de la personalidad). Los individuos que sufren un trastorno
narcisista de la personalidad necesitan formarse un punto de vista de sí mismos
enormemente inflado para mantener su autoestima y, en consecuencia, aparecen
ante los demás como personas grandiosas o hipersensibles a la más mínima
afrenta que los demás pueden hacer a su autoestima.
La divergencia entre “lo que realmente es” y lo que según él “debería ser”, le
conduce a tener sentimientos muy dolorosos de vergüenza, humillación y fracaso.
Las personas que se sitúan en este interesante continuo mencionado por
Kernberg (1975), se comportan de manera muy diferente. Esto hace que la
manifestación de los síntomas sea muy variable. Así, podemos encontrar desde
personalidades funcionales que se encuentran relativamente satisfechas con su
vida y su funcionamiento, que no tienen conciencia de problema y no necesitan
dañar a los demás, hasta personalidades que se pasan gran parte del tiempo
pensando en lo frustrados que se sienten y en cómo no han logrado conseguir ni
responder a las expectativas que ellos mismos u otros, han fijado.
Dentro de este continuo es necesario mencionar a los narcisistas psicopáticos que
si bien pueden ser funcionales y encontrarse relativamente satisfechos con su
vida, a la vez se encargan de dañar a otros.
Sin embargo, es muy frecuente encontrar a personalidades “narcisistas frustradas” porque el sufrimiento en éstas es intenso y les limita enormemente en su vida
cotidiana.
Así cuando encontramos a personas que habitualmente expresan reproches o
quejas sobre lo que los demás “deberían haber hecho por ellos y no han hecho” o
acerca de lo “injustamente” tratados que son, podemos pensar en la posibilidad de
una base narcisista. Visto así puede parecer que hablamos de personas “muy
egoístas” pero la realidad es que:
1. Estas personalidades sufren mucho.
2. Se sienten muy amargados y frustrados.
3. Su manera de pensar, de reaccionar y de relacionarse forma parte de un
problema y de un aprendizaje que habitualmente se ha iniciado en la niñez.
4. Su necesidad de aprobación y valoración por los demás provoca una gran
inestabilidad emocional, sobre todo cuando no son reconocidos por los otros, o no
lo son en la medida que ellos desean y/o necesitan.
5. Necesitan ayuda profesional para darse cuenta de las dificultades que
presentan.
Subtipos de personalidad narcisista y personalidades con rasgos
narcisistas.
Teniendo en cuenta el amplío espectro de la patología narcisista se establece una
diferencia entre las personalidades narcisistas y las personalidades con rasgos
narcisistas. Para esto se recurre a dos grupos:
En el grupo 1 se incluyen a personalidades narcisistas principalmente
explotadoras que suelen carecer de empatía, que se muestran totalmente
indiferentes al sufrimiento humano y que tienen la capacidad de funcionar en el
entorno y de camuflar sus “secretos”.
En el grupo 2 se incluyen a personalidades con rasgos narcisistas que si bien pueden resultar explotadoras y ocasionar sufrimiento ajeno, se caracterizan por presentar un malestar y sufrimiento intenso que dificulta su integración, adaptación, funcionamiento y eficacia en la sociedad. En este grupo se sitúa a los narcisistas con comportamiento antisociales y psicopáticos(que pueden llegar a ser peligrosos para otros) y a las personalidades funcionales que en rara ocasión suponen un riesgo para los demás ( narcisistas funcionales, personas con habilidades; que han conseguido triunfar en la vida sin llegar a ser peligrosos para otros, personas que si bien pueden carecer de
empatía, han aprendido que es importante tener
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