Normas De Comportamiento En El Aula. Propuesta Para Una Hipotética Reunión De Un Equipo Docente.
jorgetejero17 de Diciembre de 2013
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Jorge Tejero García
Reunión del equipo docente de 3ºA.
Nos planteamos aquí qué pautas comunes podemos adoptar para desarrollar un comportamiento colectivo coherente de cara al alumnado. Nuestra función de educadores trasciende de largo lo estrictamente referido al contenido de nuestras materias, ya que en el espacio educativo que es el aula nos convertimos en representantes de la sociedad en su deber de formar ciudadanos responsables, críticos y competentes. Debemos ser, para ello, un modelo de comportamiento en cuanto al ejercicio de la capacidad de razonar, de ser asertivos y de rectificar, sólo a partir de estas premisas podremos esperar de ellos un comportamiento semejante, incluso exigirlo; y también debemos ser arquitectos de un modelo de convivencia en sociedad, los alumnos son los obreros, y el edificio debe ser construido entre todos. Nadie debe quedar fuera.
Por ello, la imagen que el alumnado se construya del conjunto de sus profesores debe forzosamente estar armonizada. Debemos adoptar unos principios comunes y, quizás, ciertas normas, pero no podemos elaborar y seguir al detalle un manual de comportamiento, ya que cada situación se corresponde a un contexto tan propio que no podemos prever todas las posibilidades, e igualmente tenemos que tener cuidado a la hora establecer ciertos mínimos y máximos, y comprender que está en nosotros el interpretarlos. ¿Dónde está el tope? ¿Podemos describir un hecho concreto que nos ponga a todos de acuerdo respecto a lo que consideramos que está fuera de los límites aceptables? Ya que cada uno tiene aquí su experiencia, y algunos de nosotros, por una razón u otra que también habría que examinar, nos encontramos en situaciones que bordean esos máximos, incluso franquean esos límites, más frecuentemente que otros. Pero sí que deberíamos establecer una serie de medidas, en sentido disciplinario pero a nivel informal, a adoptar en situaciones de conflicto medio o grave, que nos permitieran gestionar estos conflictos sin huir de ellos, sin obviarlos y, sobre todo, sin salir del espacio propio, es decir, sin llevar el asunto al director, orientador u otras instancias, recursos que quedarían relegados a una fase más lejana en lo que es el proceso de enfrentamiento o resistencia por parte del alumno a su integración en la comunidad educativa. ¿Qué entiendo por medidas disciplinarias pero informales? Por ejemplo, arrebatarle sus tiempos libres (espacios entre clases, parte del recreo) para hablar con él, intentar un acercamiento a él, firme pero basado en la dialéctica: “esto no lo hemos podido solucionar en clase, pero no podemos dejarlo pasar tal cual, ahora vas a perder un ratito de recreo hablando conmigo del asunto, y yo creo que hablamos el mismo idioma, así que nos podemos entender. Si no lo conseguimos, si no reconoces que tu actitud no ha estado nada bien (o me convences de que sí) mañana perderás otro ratito de recreo. Ten por supuesto que yo quiero entenderme contigo, ya que quiero disfrutar del recreo a mi modo, pero no me queda otra, yo no soy libre en ese sentido. Tú sí lo eres: tú decides si quieres entenderte conmigo o no, y también decides cómo usar tu tiempo”. Será muy útil que el profesor que tenga que gestionar el conflicto en cuestión pueda contar la colaboración, sobre la marcha, de los otros miembros del equipo docente.
Pero un tipo de política de actuación concreta como la descrita no tiene sentido si, cada vez que entramos en el aula, no somos capaces de ponernos en su contexto real, que son los acontecimientos del día, el ambiente, la resaca de los últimos días, sino que más bien entramos allí si acaso con el recuerdo de la última clase que dimos, hace quizás tres o cuatro días… resulta entonces que estamos completamente al margen de lo que sucede en realidad. Cómo puedo mostrar junto al resto del equipo docente un modelo integrado de comportamiento,
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