Papel de espejo de la madre – Winnicott (V)
NereammmmmResumen18 de Junio de 2013
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PAPEL DE ESPEJO DE LA MADRE – Winnicott (V)
En la perspectiva del desarrollo emocional, Winnicott otorga un rol primordial al ambiente o madre medioambiente del que el niño aún no ha sido separado. El procesamiento de la separación, yo - no yo, constituye un "momento" esencial para la vida psíquica del niño y es precisamente en la medida que comienza a responder a los ofrecimientos ambientales, que se cumplen los distintos significados de la palabra integración; de ello también depende la constitución del objeto, objetivamente percibido.
En una de las diversas formulaciones realizadas al respecto por Winnicott entre los años 60´ y 70´ señala que "el primer espejo es el rostro de la madre, y que una de las funciones de la madre, de ambos padres y de la familia es proporcionar un espejo, figurativamente hablando, en el cual el niño pueda verse. El niño no puede usar a los padres y a la familia como espejo, a menos que rija este principio de permisividad para que él o ella sean ellos mismos, aceptados totalmente sin evaluación ni presión para que cambien"(13) (subrayado personal). Lo constitutivo para el niño que configura la respuesta parental, sería entonces el modo de hacer presente el deseo inconciente sobre el hijo para "que él o ella sean ellos mismos" es decir sin intrusiones, capturas apropiadoras o indiferencia.
Pero sabemos que Winnicott no nombra el deseo inconciente, solo sus efectos.
El término "figurativamente" nos habilita a pensar en una suerte de metáfora donde se requiere ser mirado con una mirada de aceptación. Eso no se da sin mediación de una estructura aceptablemente saludable, donde no tercien grandiosidades narcisistas propias (maternas) y al mismo tiempo (porque le es consustancial) ser amado sin restricciones en el contexto simbólico marcado por la prohibición.
No se trata entonces de una devolución linear especular sino de una función que realiza el otro.
En esta trama de alienación, Winnicott(12) va a describir la primera de sus paradojas fundamentales que consiste, pues es verdaderamente consistente, en la posibilidad de que el niño pueda "crear el objeto cuando le es presentado". En esta frase de apariencia sencilla hay ideas implícitas tratadas de modo aseverativo que plantean una suerte de puesta en escena de la experiencia con el objeto. Pienso que allí está en juego la creación del fantasma.
Creo que la posibilidad de crear, imaginar, fantasear, alucinar un objeto, es ya un acontecimiento psíquico complejo, que reclama en la perspectiva metapsicológica, una representación psíquica. Inscripciones, escrituras que pueden emerger como Representaciones meta que conllevan la realización del deseo (Freud 1895-1900).
Entiendo pertinente no quedar atrapados en el fuerte imaginario del término crear, que en general y de modos no siempre directos concierne a un acto ex-nihilo, creación de la vida ...
He propuesto antes que "Crear un objeto que ya está allí sería un instante de unión, fusión con el otro, (el semejante, el pecho), una experiencia placentera que implica la vida misma (yo-no-yo).Esa afirmación es el si pero es al mismo tiempo ilusión de unidad, de no separación, de no discriminación, de no pérdida, de no símbolo. Es una señal de experiencia."(1 pág. 240)
Se trata de un acto sujeto a un condicional "cuando le es presentado", lo que señala fuertemente una presencia que comprende una amplia gama de elementos. Desde el lado del sujeto pensamos que "si necesita crear el objeto, es porque ya no lo tiene (el encuentro del objeto es siempre un re-encuentro) como señala Freud, lo crea o en todo caso lo recrea como expresión de deseo, que es demanda y que implica pregunta acerca de lo enigmático de la respuesta del otro" (1 pág. 246). Demanda, deseos, muy próximos de la pulsion que partiendo del cuerpo propio se dirige al otro y desde allí retorna según sus cuatro elementos constitutivos, fuerza, objeto, fin y meta. En este tránsito pulsional entre lo propio y lo ajeno acontece el área transicional winnicottiana, con el carácter peculiar de espacio paradojal al estilo de una cinta de moebius (1 pág. 261), donde lo interno y lo externo se transitan sin anoticiarse de ello; pero es precisamente en el reflexivo del movimiento pulsional, que vuelve con la impronta del deseo del otro que posibilitó dicha circulación.
Es pertinente evocar aquí la propuesta freudiana acerca de la contingencia del objeto para la pulsion, reuniéndolo con la idea de Winnicott acerca de "no importan tanto el objeto utilizado sino su utilización" Winnicott (12). Entiendo que aquí residen las raíces conceptuales del desarrollo ulterior sobre el "uso" del objeto.
También considero necesario desde estos aportes reunirnos nuevamente con el espacio tiempo de la metáfora viva como un espacio de simbolización aconteciendo. Es un modo de subrayar que en la paradoja winnicottiana toma cuerpo la espiral topológica de un espacio y un tiempo de signos en acto de una presentación (Darstellung) que pauta una escritura.
También el infinitivo y el participio ("crear" y "presentado") hablan de un tiempo especial que evoca la espiral del a posteriori.
Por todo lo expuesto, entiendo fundamentado proponer que cuando Winnicott dice crear el objeto está muy próximo de la formulación freudiana acerca de fantasear el objeto tal como lo describe en relación a la acción específica y la gratificación alucinatoria.
Winnicott reconoce la importancia de utilizar la fantasía como una señal del tránsito saludable por el espacio transicional: "se requiere cierto tiempo en un "ambiente previsible normal", para que el niño pueda recibir ayuda de alguien capaz de adaptarse de un modo extremadamente sensible, mientras él va adquiriendo la capacidad de utilizar la fantasía, de valerse de la realidad interior y los sueños y de manipular juguetes."(14).
Mucho del transitivismo ya anotado desde Lacan se halla renovado, ahora en Winnicott, a lo largo de experiencias "donde el bebé usa el objeto y siente que se trata de un objeto subjetivo creado por él "(22 pág. 148). En realidad el uso del objeto y la creación del objeto constituyen dos conceptos diferentes que Winnicott va modelando a lo largo de sus reflexiones. En un momento dado reúne en secuencia la idea de crear el objeto (objeto subjetivo), usar el objeto (el objeto ha dejado de ser subjetivo) y destruir el objeto (15). Aparecen los tres elementos como tres fases (que las entiendo en un orden lógico mas que cronológico): en la primera "el sujeto conserva el objeto y constituye la idealización", en la segunda "el sujeto usa el objeto" y en la tercera "destruye el objeto". Pero Winnicott también señala que "denigrar, ensuciar y destruir está en la raíz de la relación de objeto". Por lo tanto la segunda y tercera fase son consustanciales y no podríamos ubicar una antes que la otra "antes bien podríamos proponer que la primera y la segunda son, en realidad, subsidiarias de la tercera"(1 pag. 276).
Cuando Winnicott afirma que "crear el pecho una y otra vez constituye las primeras etapas del uso de la ilusión imprescindible en la constitución de esa experiencia" (12 pág. 58) se aproxima a la intelección de la emergencia del fantasma, que convoca la dupla ilusión-desilusión, en un imprescindible juego dialéctico, verdadera zona de experiencia, puesto que es esencial el deseo del otro para habilitar la ilusión y la desilusión.
Por todo ello, me parece necesario ubicar estas ideas en un contexto dinámico, donde pensamos la creación del objeto junto a la emergencia del objeto percibido objetivamente, como par que se dialectíza en la experiencia: fusión, unión y separación, con un perfil de reiteración imprescindible que reclama el movimiento de la pérdida de objeto.
El yo es correlativo al no yo lo cual alude a la posibilidad del uso del objeto y allí el no muestra la negatividad de la separación que vuelve consistente la discriminación fantasía realidad.
Winnicott es elocuente al otorgar a la función materna un rol esencial en esta peripecia; así cuando "el niño al mirar la cara de la madre se ve a si mismo..." "la madre lo mira y lo que ella parece se relaciona con lo que ve en él..." (22).
Rol contenido en la idea de una "madre suficientemente buena" que, emergiendo de su "enfermedad maternal primaria", mira a su niño con una mirada de reconocimiento y amor. No alcanza el amor, se precisa el reconocimiento (que implica separación), y éste emerge en la mirada, en su tono de voz, o en el calor de los brazos que lo acunan, pero especialmente en la mirada y la voz donde aparece sin saberlo, a mi modo de ver, su deseo inconsciente.
Para ello se requiere la estructuración psíquica mas o menos saludable de la madre que le permita, no reflejar "su propio estado de ánimo", como señala Winnicott, o "peor aún, la rigidez de sus propias defensas" (22) . En este caso el niño mira y no se ve a si mismo, con lo cual de allí en más se atrofia su capacidad creadora y buscará, denodadamente, conseguir que el ambiente le devuelva algo de sí. Cuando en su mirar, ve el rostro de la madre, es que se ha perdido su rol de espejo; va a percibir la depresión de la madre, su distancia o su indiferencia. Expresa así predominios libidinales u hostiles que aparecen en el rostro de la madre y que no son voluntariamente controlables.
Se produce un cortocircuito que saltea la alienación imprescindible, la constitución del yo en la separación
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