Parafilias
JennyArelys2 de Junio de 2012
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PARAFILIAS
1. ¿QUÉ ES UNA PARAFILIA?
Una parafilia (del griego παρά, pará: ‘al margen de’, y φιλία, filía: ‘amor’) es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña. Suelen, aunque no necesariamente, suceder principalmente porque la persona que las practica ya ha tenido una cantidad muy elevada de placer sexual, que llega un momento en que lo poco no la satisface y quiere más y más de aquella actividad para sentir el orgasmo o excitarse.
En 1987 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association) eliminó el término «perversión» del DSM y de la terminología psiquiátrica mundial. De ahora en más se trata de «parafilias».
Las consideraciones acerca del comportamiento considerado parafílico dependen de las convenciones sociales imperantes en un momento y lugar determinados. Ciertas prácticas sexuales, como el sexo oral o la masturbación, fueron consideradas parafilias hasta mediados del siglo XX, aunque hoy en día se consideran prácticas no parafílicas (siempre que la actividad del sujeto no se limite únicamente a ellas). Por ello resulta imposible elaborar un catálogo definitivo de las parafilias.
Las definiciones más usuales recogen comportamientos como el sadismo, el masoquismo, elexhibicionismo, el voyeurismo, la zoofilia, la coprofilia, la necrofilia, el fetichismo y el frotismo.
Las parafilias incluyen algunas de estas posibilidades:
- Objetos humanos
- Infligir sufrimiento o humillación a sí mismo o a la pareja
- Involucrar a prepúberes o personas que se resisten a la propuesta sexual.
Estas fantasías o estímulos específicos son requisito indispensable para que el individuo parafílico logre excitarse y llegue al orgasmo.
A veces, con su pareja, emplea su imaginería erótica para poder funcionar sexualmente. En ocasiones, logra la complicidad de su acompañante quien, por ejemplo, juega a trasvestirse o trasvestirlo para que pueda desarrollarse la actividad sexual habitual.
En vivo o en diferido, las imágenes parafílicas acompañan al individuo, quien puede tener un mayor o menor control de su conducta sexual, según las características de su yo fuerte o débil.
En tal caso, su parafilia será:
- leve, ocasionalmente expresada
- moderada, implica mayor manifestación conductal
- severa, si lo lleva a niveles de compulsión.
Esta compulsión a veces implica que el individuo parafílico comete actos delictivos, cuando su parafilia es asocial.
Así, el exhibicionista mostrará sus genitales a la gente por sorpresa; el necrofílico violará cadáveres. El paidofílico espiará, toqueteará o abusará de los niños o les hablará sobre la sexualidad en términos inconvenientes para su edad. O les pedirá que le muestren los genitales. El sádico sexual producirá deliberadamente dolor a su víctima y en ello residirá su placer.
Estas conductas lo suelen llevar a la cárcel y a condenas que no modifican su próxima crisis parafílica.
Cuando hay un claro descontrol de la conducta, muchos individuos presentan un malestar anticipatorio que algunos autores comparan con los prodromos de las epilepsias temporales.
La persona afectada teme su salida parafílica porque cree no manejarla.
En el trabajo interdisciplinario, la medicación con un antiandrógeno, en caso de parafilias asociales, permite, junto con las terapias sexuales, tranquilizar al victimario que suele sentirse víctima de su propia compulsión.
Esta despersonalización ocasional es referida por algunos consultantes que aluden a su conducta compulsiva con frases como la siguiente: "No soy yo quien va a espiar a los baños. Son mis pies los que me llevan".
Para que una conducta sea considerada parafílica debe haber tenido sus antecedentes tempranos en la biografía del sujeto.
La niñez y la pubertad, en las historias sexuales levantadas a sus protagonistas, revelan tempranos estímulos visuales, auditivos o táctiles que por razones variadas adquirieron un particular significado para cada individuo.
Las explicaciones de por qué predominan las parafilias en los varones y es escasa su aparición en las mujeres, tienen que ver con lateoría del predominio de la erotización visual en el hombre a diferencia de la erotización táctil en la mujer, atribuible a la posición prenatal en el período de determinación del dimorfismo sexual cerebral.
Implica predisposiciones que la vida postnatal desarrollará en el período crucial de los 18 meses. Allí natura y nurtura enlazarán, con el comienzo de la adquisición del lenguaje y la construcción del esquema corporal, las sensaciones que componen un universo imaginario erótico: los mapas del amor o "Lovemaps", como lo denomina el creador de este concepto, John Money.
® En el mapa del amor figura la imagen del amado, sus características arquetípicas, la escena sexual excitante imprescindible para despertar el deseo, encender la excitación y culminar con el orgasmo.
El mapa del amor está en la mente y en el cerebro.
De allí que tras su formación entre los 5 y los 8 años de edad del individuo, sea resistente al cambio.
Es como un idioma nativo que persistirá a lo largo de la vida, cualquiera sea la pareja que nos acompañe. Su vandalización a temprana edad, es decir, la interferencia en los juegos sexuales infantiles con los que se lleva a la acción el mapa del amor, origina las parafilias.
Por desplazamiento, distorsiones u omisiones de las conductas sexuales deseadas, una acción erótica se transforma en una desviación sexual. La vandalización causante de la parafilia se produce por:
- Abuso sexual infantil
- Prohibición cruel y reiterada de las manifestaciones sexuales de los niños (juegos de ensayo eroto-sexual, curiosidad infantil en torno de temas sexuales).
2. ORIGEN DE LAS PARAFILIAS
Diferentes teorías se han postulado respecto a las posibles causas de la parafilia, especialmente porque se han registrado todo tipo de parafilias, algunas hasta por objetos y circunstancias claramente no sexuales.
El sexólogo Magnus Hirschfeld considera que la atracción sexual siempre se desarrolla con base a diferentes estímulos individuales del medio. En este sentido todo ser humano tiene "parafilias" ó "fetiches" normales y saludables como sería un hombre que siente preferencia hacia las rubias por sobre las pelirrojas ó hacia las delgadas por sobre las gordas, y viceversa. Estos patrones sexuales pueden incluir no sólo aspectos físicos sino objetos -ropa, lencería, uniformes, etc.- para Hirschfeld el fetiche se torna patológico cuando se sobrevalora uno de estos objetos individuales -como, por ejemplo, los zapatos.
El psicoanalista Donald Winnicott consideraba el origen de los fetiches y parafilias en el objeto transicional. La tenencia de un objeto transicional es normal y sana en casi todos los seres humanos durante su niñez, pero en algunos casos se torna sexual. En todo caso la teoría del psicoanálisis considera que cualquier trauma infantil puede producir un impacto en el inconsciente que posteriormente se traduciría en una práctica neurótica ó perversa; es la proyección de la libido.
Para algunos conductistas las parafilias y fetichismos son producto del condicionamiento clásico, cuando una persona está expuesta a una práctica sexual específica asociándola a un objeto, sujeto ó circunstancia de forma tal que la gratificación sexual se asocia a este condicionamiento. Es decir, de forma similar a como Pavlov logra que un perro asocie el sonido de una campana con alimento y esto hace que el perro salive, un fetichista es alguien que está condicionado para creer que un látigo en la espalda produce placer sexual.
La teoría de que las parafilias surgen por abusos sexuales no está del todo probada y se considera coloquial. La idea de que todos los pedófilos fueron abusados cuando niños no está del todo comprobada, aunque se han encontrado correlaciones entre personas que sufrieron abuso sexual y luego repitieron este abuso en otros, aún así ni todos los abusadores fueron abusados ni todos los abusados se vuelven abusadores. No obstante, en efecto, el psicoanálisis postula que los traumas infantiles pueden generar conductas patológicas posteriores, como la compulsión de repetición que podría explicar algunas parafilias. Algunos psicoanalistas incluso postularon teorías respecto a la correlación entre estímulos sexuales tanto placenteros como traumáticos en determinadas etapas del desarrollo psicosexual con ciertas parafilias, por ejemplo, el sadomasoquismo estaría en relación con la fase anal, ya que el sadomasoquismo encuentra placer en el control y la fase anal es aquella donde el niño obtiene goce erótico al lograr controlar su cuerpo, y así sucesivamente.
3. PARAFILIA VS. EROTISMO
Cabe destacar que la práctica de algunas conductas sexuales inofensivas aunque poco comunes no implica una parafilia per se. Por ejemplo cuando;
a) Estas prácticas sexuales no sean la única forma con
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