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Parafilias

mirley4 de Julio de 2011

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INTRODUCCION HISTÓRICO-CONCEPTUAL

De todos los temas sexuales, el de las parafilias tal vez constituya uno de los que más curiosidad e interés haya despertado en todas las épocas de la humanidad.

Las "relaciones sexuales prohibidas" son mencionadas en las Epístolas de San Pablo en cuatro oportunidades: Corintios 6:9 y 6:19, Timoteo 1:10 y Hebreos 13:4. Ya en el Viejo Testamento, en el Levítico, Capitulo 18;22, se hace mención a la homosexualidad, a la zoofilia en el 18:23 y al incesto en el 18:6. En el Deuteronomio se hace referencia al travestismo masculino y femenino en 22:5, Y volviendo a las Epístolas, San Pablo vuelve sobre la homosexualidad en Romanos 1:24, Corintios 6:10 y Timoteo 1:10, sobre los "afeminados" en Corintios 6:9. Yavé habla de actos sexuales "infames, "abominables", "maldades", "actos pecaminosos", "costumbres horribles". Es decir, las parafilias y variantes sexuales no son problemas nuevos para el ser humano.

Platón afirmaba en "La República" (41): ¿No tendrás -refiriéndose al papel de jueces u médicos- que establecer en la ciudad, junto a la judicatura, un cuerpo médico de individuos ... que cuiden de los ciudadanos, que tengan bien constituido cuerpo y alma pero, en cuanto a lo demás, dejen morir a aquellos cuya deficiencia radique en su cuerpo o condenen a muerte ellos mismos a los que tengan un alma naturalmente mala e incorregible?". Y en "Política" (42), sigue: "Si hay caracteres a los cuales sea imposible comunicarles energía, la temperancia y todas las otras inclinaciones virtuosas y que el furor de una mala naturaleza lleve, por el contrario, al ateísmo, a la desmesura y a la injusticia, ella (la ciencia real) las eliminaría mediante sentencias de muerte o de exilio o por castigos infamantes". Según Saurí (50), estas afirmaciones ubicaron las conductas desviadas en el plano ético del cual no se apartó durante largos siglos.

En la Grecia clásica, completa Yampey (54), la idea de perversión abarcaba tres áreas: el social, en cuanto transgresión a la ley, el religioso, en cuanto sacrilegio, y el médico, en tanto expresión de enfermedad. Con el tiempo, cuando lo sagrado pasó a ser en gran parte lo moral, la perversión se confundió con el vicio. En el siglo XVIII, a influjo del Iluminismo, la perversión se redujo al campo médico, privativo del sujeto. A fines del siglo XIX, se la integró al dominio de la psiquiatría, por obra de Krafft-Ebing.

Y aunque Kaan ya había hecho referencias a las "Perversidades Sexuales" en una publicación del año 1846, fue el médico psiquiatra y forense Richard Von Krafft-Ebing quien publicó en 1886 su monumental "Psicopatía Sexualis"(28), en latín para que la clase académica de la época fuera la única en acceder al libro. En pocos años, sin embargo, tuvo más de 12 ediciones en casi todos los idiomas conocidos. Pues estudió, con historias clínicas detalladas, numerosos casos de las llamadas "psicosis sexuales" o "aberraciones sexuales" o "degeneraciones sexuales". Crea la Medicina de las Perversiones y denomina estas "desviaciones" con nombres propios: masoquismo, sadismo, por ejemplo. Da al estudio de los temas sexuales, a través de las aberraciones, el carácter de materia respetable.

Las palabras "perverso" y "perversión" se incorporan al léxico común y permiten el estudio de la sexualidad desde ángulos escabrosos, excepcionales, poco frecuentes, acordes con el interés púdico y malsano de quienes, por la vigencia del tabú, veían en la sexualidad la semilla de la maldad. Pero el hecho es que habilitaron el estudio de la sexualidad, pues aunque las enfermedades que denunciaban y calificaban moralmente, no eran respetables, su estudio lo era.

"Perversión" es una palabra que califica moralmente, pues significa error, corrupción, maldad, vicio, perturbación, depravación. El perverso, dice Chazaud (11), "es aquel cuya alma se ha vuelto hacia el mal". Perturba el orden y el estado de las cosas y apunta contra la naturaleza: sus inclinaciones son desnaturalizadas.

La psicopatología aprovechó y utilizó estos términos. Y aunque en un principio los confundió con la "locura moral", luego, por designios semánticos, perversidad vino a significar desequilibrio psíquico y perversiones, las desviaciones en las prácticas y modos de obtención del placer sexual.

Se pasó del concepto teológico-moral al de "anomalía de la satisfacción del placer". Esta satisfacción es desenfocada, fuera de la "moral natural", es un placer "contra natura". Conserva, pues, el carácter de un juicio de valor.

El Psicoanálisis adoptó el concepto de perversión, pero lo despojó de su carácter escandaloso e inmoral y le otorgó el carácter de infantilismo: el placer perverso es el retorno o regresión, o el mantenimiento o fijación, de una práctica sexual infantil.

El término perversión no es utilizado en Sexología, y quedó destinado para uso exclusivo del psicoanálisis que lo comprende en su contexto, y de la Psiquiatría clásica, no de la moderna, así como de la Medicina Legal no actualizada, que siguen utilizando el término, a nuestro entender, en forma equivocada y acrítica.

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE PARAFILIA

El término Parafilia, aunque se construye con dos palabras griegas, es el adoptado en las Clasificaciones actuales de los trastornos psicosexuales a fines del siglo XX, pues carece de connotaciones peyorativas o morales. Pero hagamos una recorrida por los diferentes conceptos que fueron utilizados como sinónimos, algunos hasta la actualidad.

SINÓNIMOS Y CONCEPTOS AFINES

1. Perversiones sexuales

2. Desviaciones sexuales

3. Anomalías sexuales

4. Alteraciones sexuales

5. Conductas excepcionales

6. Preferencias sexuales

7. Variantes sexuales

8. Parafilias

Efectuaremos un análisis del alcance y sentido de cada uno de estos términos para comprender el adoptado por la ciencia en la actualidad: parafilias.

1. Perversiones sexuales

Son los síntomas patológicos que -solamente para el Psicoanálisis- descartan en cualquier caso la vida normal y llegan a reemplazarla. En esta escuela se entiende por normal "la subordinación de todas las excitaciones sexuales a la primacía de las zonas genitales, lo mismo que la de los placeres parciales al orgasmo heterosexual", según Yampey (54). El niño es un "perverso polimorfo" y la neurosis es el reverso de la perversión, pues mientras en la neurosis el individuo se angustia y lucha contra su regresión y fijación, en la perversión sexual no hay angustia ni lucha, sino "sintonía con el yo".

La sexualidad genital del adulto sano, procreativa y placentera, supone para el psicoanálisis ortodoxo un acto sexual normal, que Laplanche y Pontalis (32) definen así: "Coito conducente a la obtención del orgasmo con penetración vaginal con una persona del sexo opuesto".

Desde este modelo de normalidad, serían anormales las actividades sexuales autoeróticas como la masturbación, las homosexuales, Las realizadas con más de un compañero, cuando no hay penetración o en condiciones diferentes a las del coito para la obtención del orgasmo, como en el coito anal o el sexo oral. Esta postura no se compadece con la nueva nosología psiquiátrica aceptada por la Asociación Psiquiátrica Americana, expuesta en el DSM III (3) y el DSM IV (4) universalmente aceptadas. Ni siquiera como síntoma de una enfermedad psiquiátrica aparece ninguna de estas conductas presuntamente anormales.

Ya en 1967, el sueco Üllerstam (53) planteaba una posición muy radical respecto de las perversiones. Dice que "perversión es una palabra que debería ser suprimida; es buena sólo para los oscurantistas y los demagogos". "No puede ser" -dice- "que todos los fenómenos sexuales sean perversiones, excepto el coito heterosexual en el cual el hombre se coloca encima de la mujer". Este autor propone definir el perfil del instinto sexual como "el modo de empleo del goce sexual característico de cada individuo", a establecerse en base a cuatro criterios:

1. "¿Cuáles son los actos o cuáles los excitantes que solos o combinados, pueden provocar en ese individuo sensaciones de goce sexual, erección, eyaculación y orgasmo?"

2. "¿Cuáles son los comportamientos que han llegado a ser necesidades sexuales, coacciones sexuales?"

3. "¿Cuál es el orden de preferencia entre diferentes actos, para satisfacer su instinto sexual?"

4. "¿Cuáles son los comportamientos sexuales concretos que provocan en él angustia o bien sentimiento de culpabilidad?"

Y agrega que habría que determinar también cuál es su perfil de tabú y su perfil moral, como fuerzas interactuantes. Insiste en que el interrogatorio no es un método adecuado para obtener datos fiables, ya que la mayoría de los "anormales" se resignan, no consultan y se llevan a la tumba sus secretos sexuales. La postura radical de Üllerstam lo ha llevado a proclamar que "solo podemos estar seguros de una cosa: de que las "perversiones" ofrecen

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