Patologias Emergentes
shessy16 de Mayo de 2012
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PATOLOGIAS EMERGENTES
La VIOLENCIA en la convivencia de los ADOLESCENTES
Josep CORNELLÁ i CANALS
Especialista en Pediatría. Master en Paidopsiquiatría
Acreditación en Medicina del Adolescente por la A.E.P.
Presidente (1996-2004) y Socio de Honor de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente
Vocal y Asesor en Salud Mental del Comité de Adolescencia de Asociación Latinoamericana de Pediatría ( ALAPE ), y Socio de Honor de la Sociedad Argentina de Salud Integral del Adolescente
Coordinador del Programa de Atención a los Adolescentes del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya
Miembro del Comité Técnico de la Facultad de Medicina de la Universitat de Girona y Colaborador de la cátedra de Paidopsiquiatría de Montpellier
AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
Soy una abierta ventana que escucha,
Por donde va la tenebrosa vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
Que siempre deja la sombra vencida.
(Miguel Hernández)
AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA.
Existe una frecuente confusión entre ambos términos. Se habla indistintamente de agresividad y violencia, sin que queden claras las diferencias conceptuales, de diagnóstico, de tratamiento y de prevención.
La violencia es una forma de comportamiento agresivo. Los actos de violencia o agresión pueden ser tanto físicos como no físicos. Como ejemplo de acto agresivo no físico hallamos el comportamiento verbal que incluye amenazas o intimidación. ¿Cuándo se convierte en violento un acto agresivo? Cuando la intensidad del comportamiento aumenta y el impacto del comportamiento es más severo. En cierto modo los términos de violencia y agresividad a menudo conducen a confusión, es decir, se puede entender como un continuo en el comportamiento de normal a letal, pero la agresividad no es lo mismo que la violencia.
La agresividad: de lo fisiológico a lo patológico:
“La agresividad es una característica de la naturaleza humana y ha sido fundamental para la evolución de la especie. Los comportamientos agresivos del hombre primitivo servían para la defensa de las hembras y las crías, la búsqueda de alimentos y la defensa del territorio. Es decir, estaban al servicio de la supervivencia. Sin embargo, a lo largo del tiempo, los comportamientos agresivos han modificado y ampliado este primer objetivo y han servido para que unos individuos sometan a otros, y para llevar a cabo la destrucción masiva del ser humano” (1)
La agresividad humana normal incluye comportamientos que poseen efectos negativos mínimos en el desarrollo psicológico de los adolescentes y/o en el entorno.
La historia natural de la agresividad muestra un pico de la misma a los dos años de edad, y la mayoría de individuos muestran una trayectoria descendente a partir de aquí. En cierto modo es algo para lo que estamos programados, a causa de toda clase de razones biológicas y sociales. Al llegar a la adolescencia una minoría de gente joven aparece en las estadísticas de violencia. Como porcentaje de la población general son pocos.
Este comportamiento “normal” usualmente es temporal, transicional y a menudo condicional, su intensidad y frecuencia a menudo disminuyen como resultado de una intervención mínima o de ninguna intervención. Estas formas pueden no ser consideradas como violencia: ciertas formas de agresividad son tan comunes entre los adolescentes que pueden ser clasificadas como parte de la “experiencia adolescente normal”.
Pero existe una evolución de esta agresividad que podemos considerar “fisiológica” hacia la violencia. Se ha hablado de un continuum que explicaría esta evolución.
La agresividad como comportamiento antisocial:
Pero la agresividad puede evolucionar hacia conductas antisociales. Se trata de una conducta antagonista, poco amistosa, asocial, hostil y alienadora. Suele comenzar en forma de negativismo y desafiamiento. A menudo se halla en oposición directa a las normas, valores, escuela, comunidad, cultura o sociedad. Las formas más graves pueden resultar en la muerte de una persona o animal.
La agresividad como comportamiento violento:
Incluye aquellos actos realizados con la intención (o intención percibida) de causar daño físico a otra persona o que conducen a daño mental o físico a otros (incluyendo la muerte).
Sus componentes incluirían: empujar, agarrar, abofetear, patear, golpear con el puño o un objeto, amenazar con un arma cortante o de fuego o usar armas para herir a alguien. Sus consecuencias son daño físico de gravedad, trauma psicológico (Síndrome de Estrés Postraumático) e incluso la muerte.
Que los adolescentes se vean involucrados en la delincuencia juvenil puede conllevar efectos adversos en su desarrollo psicológico y en su funcionamiento.
El comportamiento violento grave:
Es aquel comportamiento que:
- Causa daño físico a humanos o animales.
- Se realiza contra la voluntad de la otra persona.
- Se comete con un arma o amenazas físicas
- Son indicadores de infracción o delito: asesinato, homicidio, asalto, violación, robo, asaltos sexuales, abuso o maltrato de menores, abuso físico,...
Concepto de continuum (figura I y figura II):
Por lo tanto, y de forma introductoria, deben quedar claros los siguientes conceptos sobre un supuesto “continuum” entre agresividad y violencia:
- No todo comportamiento agresivo es antisocial o criminal.
- No todo comportamiento antisocial es violento.
- La violencia siempre es un comportamiento antisocial.
DATOS EN ESPAÑA
Según el Instituto Nacional de Estadística, durante el año 2001 un total de 6989 menores comprendidos entre 10 y 16 años fueron puestos bajo tutela judicial debido a la comisión de actos delictivos. La mayoría de perpetradores fueron del sexo masculino (92 %).
La mayoría (89 %) corresponde a jóvenes comprendidos entre 15 y 16 años. En la tabla I se recoge la distribución de las infracciones cometidas, distribuidas según el sexo.
CAUSAS
¿Cuáles son las causas que hacen que los adolescentes sean agresivos o violentos?
Se han propuesto factores biológicos, genéticos, del entorno, y psicológicos para explicar el desarrollo del comportamiento agresivo en humanos. Ninguna teoría ni ninguna combinación de ellas ha explicado completamente la causa o causas de la agresividad o la violencia en humanos.
Aproximación neurobiológica
Una aproximación neurobiológica (2) a este fenómeno propone dos modelos neurocognitivos: la agresividad reactiva y la instrumental. La primera correspondería a las conductas agresivas (psicopatía adquirida o secundaria) observadas en pacientes con lesiones cerebrales que afectan predominantemente el área frontoorbital; mientras que la segunda hace referencia a la agresividad observada en los sujetos que cumplirían los criterios diagnósticos de las categorías del DSM-IV: “Trastorno antisocial de la personalidad” (TAP) y “Trastorno disocial”. Estos dos modelos no son excluyentes entre sí sino que existe una interacción entre ambos. En este sentido una lesión o disfunción neurobiológica en si misma es infrecuente que sea la única causa de un acto violento; por otra parte cada vez existen más evidencias de la existencia de alteraciones neurobiológicas en los trastornos de conducta asociados a entidades como el TAP. Estos factores biológicos podemos dividirlos en: a alteración de estructuras cerebrales; la constitución física incluyendo en la misma la activación del sistema nervioso autónomo, la genética, la influencia de las hormonas y de los neurotransmisores del sistema nervioso central (SNC).
De la desesperanza a la agresividad
En un reciente trabajo (3), hemos demostrado como la situación de desesperanza en el adolescente supone un aumento del riesgo hacia conductas más agresivas. Ello tiene un enorme interés para los aspectos preventivos desde el Instituto de Enseñanza Secundaria.
El entorno familiar y social
Muchos estudios apuntan que las principales causas que se han identificado como factores de riesgo para dar origen a la violencia son los patrones educativos de los hijos y la cultura permisiva sobre la violencia que se observa en el entorno social y familiar de los países desarrollados. En este sentido, los factores que claramente se asocian con violencia en la mayoría de los entornos son los siguientes:
-Exposición a conductas violentas en la infancia
-Enfermedades psiquiátricas asociadas
-Consumo de alcohol y drogas
-Limitadas capacidades para afrontar y resolver problemas (en algunos casos puede estar en relación con coeficiente intelectual desfavorable)
-Fácil acceso a armas (tanto amas de fuego como armas blancas).
Así, se han identificado unos antecedentes precoces de la violencia juvenil:
- Niños impulsivos ya desde la guardería (teniendo en cuenta que existe un aumento “normal” de la agresión entre los 9-24 meses)
- Niños que agreden a los otros repetidas veces pasados los
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