Pautas Del Nuevo Matrimonio

Katia López Hernández

Cápitulo 2 ¿POR QUÉ EL ORDEN Y NO MAS BIEN EL CAOS?

Huneeus, F. (1999). Lenguaje, enfermedad y pensamiento. Chile: Cuatro Vientos.

Fecha: 17 de enero de 2012

El orden es menos peligroso que el caos. Desde el castigo paterno, hasta los ejercicios cotidianos de represión representados por el exilio, la relegación , la censura, la tortura y el asesinato político parecen estar justificados si mediante ello se consigue un mayor orden. La idea subyascente es que hay que alejarse a cualquier precio y por cualquier medio del caos, del torbellino porque ahí no hay salvación, solo destrucción y disipación.

No nos es fácil aceptar que en gran medida el tal “orden” y el tal “caos” están únicamente en la mente del observador. Pero será el observador quien lo decida. La situación aparentemente más caótica lo será mientras no se pueda encontrar en ella algo que signifique organización.

Ahora el “orden” es impuesto desde afuera de acuerdo a una noción sostenida por lo que detentan el poder de imponer su orden. Es reflejo de una superficialidad y falta de respeto ante los procesos de lo viviente de proporciones y consecuencias catastróficas. Esto es semejante a la disposición bidimensional de las bolas de billar antes de iniciarse la partida.

El caos o desorden absoluto está representado por una solución en que las moléculas o partículas están disueltas o dispersas en el solvente. Nuestras vidas en particular se debaten constantemente entre uno y el otro. Algo así como si supiéramos que nuestro destino final es eventualmente perder toda particularidad, toda individualidad y pasar a formar una vez más parte de la tierra. Nuestra presencia en la tierra parece ser tan absolutamente dependiente de factores incontrolables por nosotros, y circunstanciales, que el caos, desde nuestro punto de vista, es sin lugar a dudas el estado más probable y por tanto más temido.

Podemos afirmar que la vida, y nuestra vida en particular se debate constantemente entre el uno y el otro.

Nuestra presencia en la Tierra parece ser tan absolutamente dependiente de factores incontrolables por nosotros, y circunstanciales , que le caos, desde nuestro punto de vista, es sin lugar a dudas el estado más probable y por tanto más temido.

En definitiva deben existir diferencias entre el animal y su ambiente, de lo contrario, ¿Cómo sabría cuál es cuál?

Esta visión un tanto apocalíptica, no por terrorífica de ser valedera. El fin de todo equivaldrá a un caos donde nada será distinguible, donde no hay diferencias, donde todo está mezclado con todo.

La actividad especifica profesional de gobernantes, policías, profesores, orientadores y psicoterapeutas. Esto último es muy riesgoso porque sobretodo en cuestiones sociales donde se deja ver con trágica claridad cuán subjetivo es el concepto de orden. No hay que ir muy lejos para ver a qué extremos se puede llegar para preservar lo que algunos consideran orden.

Nuestra experiencia nos dice que los procesos ocurren en un solo sentido con respecto del tiempo. De alguna manera sabemos, intuitivamente o experiencialmente que el caos o el desorden es el estado más fácil y más probable, y además dura ad perpetuam.

“El efecto de que algo se puede contrarrestar haciendo su opuesto” no necesariamente. (Arena negra con blanca).

La energía jamás se pierde, sólo se transforma de una forma más aprovechable a otra menos aprovechable. Esta “no aprovechavilidad” de la energía de denominó ENTROPÍA.

En el siglo pasado se denomino una nueva rama de la ciencia llamada Termodinamica en donde Rudolf Clausius añadió sus dos célebres leyes.

• La primera ley señala que la energía no se crea ni se destruye.

• La segunda ley dice que mientras la cantidad total de energía no

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