Percepcion Temporal

La percepción del tiempo

Las cosas y los procesos tienen entre sus propiedades fundamentales la temporal: duran, se continúan, fluyen, se suceden, tienen un principio y un fin, un antes, un ahora, un después. Los hechos, los acontecimientos, son sucesos temporales: un hecho ocurre tras otro; después de un acontecimiento se produce otro. Todos tienen su sitio en el tiempo: o se dan ahora (en el presente) o antes o ahora (en el pasado) o en el futuro (después de ahora).

Igualmente nuestros hechos de conciencia, nuestros acontecimientos psíquicos participan del tiempo: empiezan, se continúan, terminan; un hecho un hecho sigue a otro o se da a la vez que otro. Esta propiedad temporal nosotros la percibimos. Tenemos la percepción del tiempo o, como dicen, “el sentido del tiempo”; esto es, podemos apreciar la duración y sus magnitudes solo por datos psicológicos.

En efecto, lo experimentado por nosotros en un momento dado no desaparece inmediatamente de nuestra conciencia, sino que continua presente en su curso unos segundos, es lo que se llama “tiempo de presencia psíquica”. Claro es que no sigue en el punto medio teniendo la misma viveza; poco a poco va perdiendo actualidad, su claridad disminuye, palideces, se esfuma, hasta que deja de ser consiente. Esta peculiaridad, eminentemente temporal, advertida por nosotros, nos da la percepción del tiempo, pues percibirla es ya percibir l duración, el sucederse, el tiempo.

Para una aprehensión mas completa del tiempo (el nuestro y el de las cosas), para su ordenación y apreciación mas precisa, empleamos los recursos que la experiencia nos suministra y actos de pensamiento.

Una vez percibido un elemento de tiempo, el extenderlo a épocas mas lejanas no es mas que obra de la imaginación, y para ordenar los acontecimientos a lo largo de las líneas intervienen la memoria y el pensamiento, sirviéndose de diferentes medios, el cambio que experimentamos en los sentimientos y sensaciones organicas, el grado con claridad con el que podemos evocar un hecho, los diferentes actos psíquicos realizados, los cambios en los empleos de nuestra vida. Para facilitar nuestra medida de tiempo, acudimos a la forma de unidades o puntos de referencia.

PSOCOLOGIA TEODORO D. SORIA

LA PERCEPCION DEL TIEMPO

Sin las cosas en movimiento no existiera el tiempo. Y tampoco podríamos percibirlo ni medirlo sin la existencia de alguna forma de movimiento (que siempre es “en el espacio”).

Si el tiempo nos da la experiencia de duración. Si el hombre fuese un simple animal biológico, solo existiría la posibilidad de un tipo de tiempo: El tiempo biológico medido en la duración de sus funciones fisiológicas: el tiempo de comer, el tiempo de dormir, el tiempo… señalado por la duración de sus operaciones biológicas y por sus necesidades. Pero nuestra condición genera la existencia de tres campos que debemos tener en cuanta.

El tiempo biológico: que ya hemos descripto, y cuya importancia solemos desconocer o minimizar. Un caso es el referente a la noche como tiempo de descanso.

El tiempo cronológico: que es el determinado por nuestro estudio y medición del tiempo desde un punto de vista absolutamente teórico-objetivo.

Este es el tiempo que medimos con los relojes. Como curiosidad casi digamos que el físico Max Plank quien consiguió calcular el tiempo del universo hasta el instante mas allá del cual no es posible calcular nada, y es equivalente a 10⁻⁴⁴ segundo. Un instante absolutamente inimaginable.

El tiempo personal o subjetivo: que es el tiempo “vivenciado” por la persona según sus intereses, valores y estados emocionales. Es el tiempo según “la significación que adquiere para quien lo vive”. Y que no coincide con los anteriores. Al menos, no siempre. Una hora cronológica feliz es mas breve que una vivida en estado de tristeza o presionado

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