Personalidad Bipolar

¿Que es realmente una persona bipolar?

Al trastorno bipolar también se le conoce como enfermedad maniaco-depresivo. Es un desorden del cerebro que causa cambios inusuales en el estado de ánimo de la persona, energía y habilidad para funcionar. A diferencia de los cambios de ánimo normales que todos tenemos, los síntomas de los bipolares son severos.

Afecta la habilidad para ser funcional en las actividades de cada día, el trabajo, los estudios, nuestras familias y la vida social. Se considera que una persona padece desordenes bipolares si a lo largo de su vida ha sufrido depresiones profundas y al menos una vez ha pasado por un episodio de "manía". Por "manía" se entiende una conducta fuera de lo común de una persona en que actúa de forma eufórica constantemente. El cambio de una fase a otra (de manía a depresión) es variable y entre fases hay periodos de estabilidad. La frecuencia varía de una persona a otra. La bipolaridad suele aparecer en la adolescencia o al principio de la edad adulta.

Así como otras enfermedades mentales, el desorden bipolar no puede ser diagnosticado fisiológicamente, por ejemplo, a través de una prueba de sangre o un CT de cabeza. El diagnostico se hace a base de los síntomas, el historial del paciente y el de su familia.

DE LA FASE MANIACA:

• Sentirse extraordinariamente "eufórico" o irritable.

• Necesitar mucho menos sueño que normalmente y aun así continuar con energías.

• Pensar con gran rapidez y desordenadamente.

• Hablar rápidamente y descontroladamente.

• Gran desconcentración. Le cuesta mantener la atención en un solo tema.

• Posee un sentimiento de "grandiosidad". Se cree capaz de grandes empresas en todo orden de cosas llegando a ser temerario.

• Puede gastar dinero en exceso o tender a la promiscuidad sexual.

• En casos extremos puede llegar a sufrir delirios o alucinaciones.

Un episodio maniaco es diagnosticado si ocurren 3 o mas de estos síntomas por la mayor parte de el día, casi todos los días por una semana o más.

DE LA FASE DEPRESIVA:

• Pérdida de interés por las cosas que normalmente eran placenteras.

• Problemas de sueño; por exceso o por defecto.

• Alteraciones en la alimentación; o perdida de apetito o comer demasiado.

• Problemas para concentrase o para tomar decisiones.

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