Personalidad normal y anormal

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Personalidad normal y anormal

Siempre ha sido molesto el problema de diferenciar entre lo normal y lo anormal. Distintas personas definen de modos diferentes lo normal y lo anormal, por que parten de puntos de vista propios y porque tienen diferentes propósitos.

Dentro de estas dos definiciones cabe dar entrada también al tema de la moral, puesto que dependiendo de los cánones sociales es como se puede conceptualizar de una manera general que es normal y que es anormal o bien, que es moral y que es inmoral e incluso amoral.

Puesto que cada individuo tiene libre albedrio aun estando dentro de las normas de la sociedad y así pues, teniendo en cuenda la infinidad de matices que tiene cada persona en cuando a su forma de percibir el mundo; es muy difícil dar una idea clara de lo que es normal y lo anormal.

La personalidad normal, la perfecta y la ideal.

Con facilidad puede aclararse una fuente de confusión; la tendencia a hacer equivalente la personalidad normal con la perfecta o la ideal.

Dentro de este tópico sale a flote el tema de la psicología conductual. Recordamos que es aquella rama de la psicología que estudia la influencia que tiene la herencia genética sobre las diferentes conductas. Así bien, queda claro que el conductismo tiene influencia sobre algunas características psicológicas de una persona como lo son la inteligencia, la personalidad y el comportamiento.

Por consiguiente podemos decir que una personalidad desde la normal, pasando por la perfecta y llegando a la ideal, están apegadas a las normas de la sociedad y en aquello que comúnmente se denomina correcto según la mayoría de los colectivos de una civilización. Esto último hace que en las diferentes personalidades recaiga una visión abstracta de estas. Pues debido a los diferentes estándares sociales es muy difícil dar una idea clara de qué es una personalidad normal, perfecta o ideal.

La normalidad y la vida interna.        

 Ni las expectativas culturales ni la adecuación de la ejecución, prestan atención, suficiente a la vida interna de los seres humanos. Se pueden satisfacer las expectativas culturales de una sociedad, ejecutar en forma adecuada las especificaciones existentes e incluso superar todo precedente y, sin embargo, tener una vida interior pobre, o vivir constantemente con conflictos y frustraciones serios, o sentirse siempre solo y carente de amor. Al examinar la normalidad desde el punto de vista de la vida interna de los seres humanos, no descartaremos ninguno de los dos criterios precedentes, sino que les habremos agregado algo que aumente su importancia.

Nada hay de nuevo o raro en decir que absorbemos lo que vemos y manejamos,  lo que escuchamos y lo que probamos, así como lo que nos rodea, dándole algo de nuestro sello individual, pero dejándola muy parecida a la cultura interiorizada de las personas entre las que vivimos. Limitaremos aquí nuestra discusión a algunas de las relaciones presentes entre o dentro de las expectativas culturales, en la adecuación personal y en la vida interna de las percepciones, sentimientos, emociones, pensamientos y acciones.

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