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Precausión: En el DSM-VI será incluido el leer los prólogos como un trastorno mental previo a la esquizofrenia paranoide.

Julio EhuanEnsayo22 de Septiembre de 2016

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Prólogo

Precausión: En el DSM-VI será incluido el leer los prólogos como un trastorno mental previo a la esquizofrenia paranoide.

 

Hola. Soy uno de los administradores de la página en Facebook de chistes de psicología: "Dr. Sigmund Freud". He estado escribiendo esto porque en la página no dejan de pedirnos explicaciones de la teoría de Freud o ayuda para sus tareas, de forma seria. Y para ahorrarnos el explicarles a cada uno de los 39 mil que son, estoy escribiendo esto.

Sepan que este escrito es sólo de introducción, para el entendimiento básico de los conceptos. Y, antes que nada, les haré una recomendación. Yo he leído varios libros de "teorías de la personalidad", que son llamados "la biblia del psicólogo", y me he encontrado que todos esos libros estaban mal, y no sólo al hablar de Freud. Esos libros se equivocaban en muchas cosas. Y son tenidos en alta estima por las personas que no les gusta leer, pero que les gusta poder decir "¿te duele la rodilla? debe ser que odias a tu padre". Entonces, quiero aclarar desde aquí: lee este escrito que estoy haciendo, fácil y breve, te facilitará las exposiciones, los exámenes—si estás graduado, tú deberías estar leyendo a Freud directamente—, y tu posterior lectura a Freud directamente. Pero en cuanto terminen este escrito, vayan y lean directamente a Freud, porque yo me podría haber equivocado en algunos detalles. Si tienen dudas o quieren saber más sobre algún detalle, pueden preguntarme a través de la página Dr. Sigmund Freud, y yo les responderé con citas textuales si es necesario, para comprobarles que no es interpretación, ni invento, ni malentendido mío. Y digo esto porque sé que quienes se sienten atraídos por el psicoanálisis suelen ser, no sólo críticos, anal-iticos e inteligentes, sino también muy enfadosos—me incluyo. 

 


I


El Aparato Psíquico

 

Explicamos primero el aparato psíquico porque es lo más esencial y básico.

El aparto psíquico es una especie de máquina del funcionamiento mental. Lo veremos en dos partes, la primera tópica, y la segunda tópica. Espero que esta división sea sencilla de recordar.

 

Primera tópica: Inconsciente, Preconsciente y Consciencia

 

Comenzamos con la primera tópica, que consta de tres elementos: lo inconsciente, lo preconsciente, y la consciencia.

La consciencia es el punto fronterizo, donde la mente trata con la realidad exterior—suponiendo que tal cosa exista fuera de la percepción misma—. La consciencia es el estado en que siempre sentimos estar, ya que cuando no estamos usando la consciencia, no nos damos cuenta. Es el estado en el que sentimos estar todo el tiempo. La consciencia es el lugar donde está la información del momento en ese mismo instante, todos los pensamientos que tratamos en el momento y toda la información que recibimos y sentimos en el momento. Pero la consciencia es sólo una minúscula parte de la mente. La consciencia es el estar aquí y ahora.

Lo preconsciente es todo aquello que no es consciente en determinado momento, pero que es capaz de llegar a la consciencia siempre que esta lo requiera. Como nuestra fecha de cumpleaños, al leerla usted ahí, se acuerda de ella, trae la información a su consciencia, pero antes de eso, la información de su fecha de cumpleaños estaba guardada en lo preconsciente.

¿Por qué tenemos un preconsciente y no en su lugar tenemos toda la información siempre consciente? Pues porque tener toda la información innecesaria en la consciencia, supondría un gran esfuerzo, provocaría lentitud y torpeza en la mente, además de un gran gasto de energía. La mente en este punto, funciona como una computadora, las cuales tienen dos tipos de memoria, la memoria de trabajo—RAM— y la memoria física—la del disco duro—. El preconsciente es como la memoria física, donde podemos guardar mucha información. La consciencia es como la memoria de trabajo, el lugar donde ponemos la información que necesitamos para trabajar, pensar y actuar, y una vez que terminamos determinado trabajo, enviamos de vuelta la información adquirida a la memoria física, dejando siempre en la consciencia sólo la información que necesitamos en ese momento.

Lo inconsciente es un término más complejo, significa: no consciente. De tal modo, que incluso lo preconsciente es una forma de inconsciente, por eso Freud llamó a lo preconsciente como: lo inconsciente en sentido descriptivo. El sentido descriptivo, se refiere a que puede ocurrirnos algo, y que a pesar de no haberlo percibido conscientemente, aun así, nos ocurre. Pero para evitar confusiones, al preconsciente lo llamaremos preconsciente y así evitamos tener que decir “lo inconsciente descriptivo”.

También hay otro tipo de inconsciente, que es de inferencia lógica, es lo inconsciente innato, lo cual no es ni reprimido ni es capaz de hacerse consciente. Pero este inconsciente no tiene importancia hasta ahora. Este es el inconsciente de la esencia del Ello, que contiene los mecanismos básicos del funcionamiento mental, como el Principio del Placer, la Asociación de Ideas, y demás. Pero no trataremos el tema de este inconsciente como tal, no lo mencionaremos más, cuando vayamos a hablar del Principio del Placer y demás mecanismos, hablaremos directamente de ellos.

El inconsciente al que uno siempre se refiere en el psicoanálisis, es a lo reprimido. Lo inconsciente es todo aquello que funciona en la mente, de lo cual la consciencia no tiene noticia ni quiere tenerla. Lo inconsciente es una especie de lenguaje oculto que dirige las acciones de la consciencia sin que esta lo sepa, porque si lo sabe, sufrirá de un modo que no le gusta, mientras que el inconsciente hace que la persona sufra como le gusta. Esta paradoja será explicada más tarde. Este inconsciente es al que nos referiremos ahora cada que digamos: inconsciente.

Lo inconsciente es aquello que nos causa los lapsus—equivocaciones—, es aquél significado que está oculto en los sueños, es lo que nos hace elegir la carrera que estudiamos o estudiaremos, es lo que nos hace elegir pareja, es lo que dirige cada aspecto de nuestra vida sin que nos demos cuenta de ello. Lo inconsciente es lo que nos hace cometer los mismos errores una y otra vez. Lo inconsciente es lo que hace que se cumplan todos nuestros deseos, incluso los que desearíamos no desear.

 

Segunda tópica: Ello, Yo y Superyó

 

Ahora seguimos con la segunda tópica, que consta de: Ello, Yo y Superyó.

El Ello es todo lo innato, todo el mecanismo mental. El Ello es completamente inconsciente. El Ello se rige por el Principio del Placer, que consiste en buscar el placer, y alejarse del displacer, este principio es omnipotente y casi siempre encuentra el modo de hacerse cumplir, incluso en el dolor. Por ejemplo, un deseo que ha sido reprimido, es puesto en lo inconsciente y este encuentra el modo de hacer cumplir ese deseo, aunque esto consiga el sufrimiento de la consciencia. Los deseos siempre deben cumplirse.

El Yo es una organización, contiene dentro de sí a la consciencia, al preconsciente y también tiene un lado inconsciente. El Yo no es una entidad separada del Ello, sino que más bien son lo mismo. El Yo es la parte del Ello que ha sido modificada por el contacto con la realidad. El Yo es la superficie del Ello, y en la superficie del Yo se encuentra la consciencia.

Todas las pulsiones—deseos— del Ello, van hacia el Yo, ya que este es el que tiene la consciencia y así, es el único capaz de hacer cumplir los deseos en la realidad. El Yo lo único que busca, es satisfacer los deseos que le llegan desde el Ello, pero tiene que apegarse a la realidad, y a esto se le llama el Principio de Realidad: hacer lo que la realidad permite.

El Superyó es una entidad de mucha influencia en el funcionamiento mental. Superyó viene del alemán “Über-Ich” que significa “Sobre Yo” o “Arriba del Yo”. Se traduce como Superyó, no en el sentido de un Yo súper poderoso, sino en el sentido de “arriba del Yo”. Esto, porque la palabra Súper, viene del latín, donde significa “arriba”, “de arriba” o “arriba de”. Freud lo llamó Über-Ich porque el Superyó es el Ideal del Yo. Pero no ideal del Yo, la instancia del aparto psíquico, sino el ideal de la percepción que uno tiene de sí mismo. Para no confundir el Yo con la percepción que uno tiene de sí mismo, a esta segunda, la vamos a llamar “Sí Mismo”.

El Superyó nace de la introyección—o sea, cuando uno introyecta a algo o a alguien, lo que ocurre es que toma una característica de tal objeto o persona, y la toma como si fuera suya propia— del Padre Simbólico—la figura de autoridad—. Ocurre que durante el Complejo de Edipo—del cual hablaremos más en otro capítulo—, el niño reprime su deseo de matar al padre para quedarse con la madre, y en esa represión, introyecta a su Padre Simbólico, se identifica con la persona que tiene el rol de Padre Simbólico, y así nace el Superyó.

El Superyó contiene la Ley del Padre Simbólico, esa ley es la moral del Padre. Toma toda esa ley dentro de sí misma y la aplica consigo mismo. El Sí Mismo entonces, busca ser como el Superyó, siguiendo esa moral, y para hacerlo, suele ser necesario reprimir muchos deseos. El Yo reprime esos deseos que le impiden al Sí Mismo asemejarse al Superyó, que es su ideal.

El Superyó es mayormente inconsciente, y es amigo del Ello, es su abogado.

El Yo siempre intenta ayudar a satisfacer los deseos del Ello, pero cuando uno de los deseos hace que el Sí Mismo sea diferente al Superyó, reprime el deseo del Ello. Porque si el Sí Mismo es diferente al Superyó, el individuo se sentirá culpable.

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