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Psicologia Inversa


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  1.119 Palabras (5 Páginas)  •  688 Visitas

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Enlaces que no se deben visitar [editar]Hay padres y madres que suelen ofrecer recompensas a los niños para que hagan ciertas cosas: “si lees dos páginas de un libro, te dejo ver la televisión durante una hora”. Los niños entienden de esta manera que ver la televisión es algo bueno, algo a lo que aspiran, algo divertido y en definitiva algo que deben conseguir. Además entienden que leer un libro es aburrido, porque debemos premiarlo para que lo hagan (“uff, si me tienen que dar un premio para que lo haga es porque es un rollo”) y además esos padres suelen reforzar estos mensajes día a día, al repetir el premio o al condicionar la lectura a un premio posterior.

De esto se desprende que si lo que queremos es que los niños lean y vean menos televisión, debemos aplicar la psicología inversa, haciéndoles creer que lo divertido es leer y que lo aburrido es ver la televisión: “si ves la televisión al menos una hora podrás leer dos páginas de este libro”. De esta manera, sólo le permitirás leer dos páginas de un cuento o libro si (y sólo si) está una hora delante de la televisión. El primer día pasará la hora y probablemente ni se acuerde del libro. Entonces vas y le dices “ya ha pasado la hora, ¡muy bien!, ya puedes leer dos páginas del libro… ¡pero sólo dos!”. El niño las leerá extrañado y, cuando las haya leído coges el libro y te lo llevas: “mañana, si ves una hora la televisión, podrás leer dos páginas más”.

A medida que pasen los días, el niño estará más atento al tiempo que pasa que a lo que ponen en la televisión y estará ansioso por coger el libro tan especial que tiene mamá, del que sólo puede leer dos páginas por día.

Como no se trata de torturar a los niños, se puede negociar con ellos para que la hora disminuya (“vale, venga, treinta minutos es suficiente”) y aumentando el número de páginas (“venga, hoy puedes leer cinco”), hasta que veamos que el niño valora la lectura sin tretas de por medio: “Hoy haz lo que quieras, cariño. Te he comprado un libro nuevo y te iba a dejar leer solo un poco si veías la televisión, pero he pensado que lo mejor es que hagas lo que prefieras. Si quieres mirar la televisión hazlo, y si quieres leer el libro nuevo, hazlo también”. Lo más probable es que el niño se tire de cabeza a por el libro.

Esto sucede porque los niños ven que leer el libro se limita, que queremos que vea la televisión mucho rato (o que no nos importa que lo haga), pero que lea muy poco tiempo, porque es algo muy bueno a lo que deben aspirar. Ellos ven que leer un libro es algo excluyente, algo al alcance de muy pocos durante poco tiempo y entonces empiezan a desearlo. Por eso en las casas donde nadie limita la televisión o el juego con las consolas los niños acaban viendo la televisión o jugando con ellas sin obsesiones (nadie les ha hecho sentir que sean especiales o diferentes al resto de juguetes).

Esto es un ejemplo de cómo utilizar una técnica para lograr un objetivo. Lo que habría que debatir quizás es hasta qué punto ejercer dicha manipulación hacia los niños es más o menos correcto o más o menos deseable.

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