Rasgos de una buena educación

Una buena educación

Una cosa, en este caso la educación, es buena o mala, mejor o peor que otra, comparable desde diversos criterios. La buena educación se ajusta a la descripción del término “calidad”: “La propiedad o conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permiten apreciarla como igual, mejor o peor que las restantes de su especie” [Diccionario de la lengua española, 1992].

Rasgos de una buena educación

Son cuatro los rasgos que comprende una buena educación; cada uno de ellos es una abstracción y por tanto fragmenta la realidad. Los cuatro son inseparables, están fundidos e integrados y resumen la manera de entender una educación deseable. Son los siguientes

• el carácter, que es el resultado principal, el más apreciable de los todos los esfuerzos educativos, integrado por valores, principios, hábitos y maneras de ser una persona;
• la inteligencia, que es desarrollada a través y en conjunto con el lenguaje: pensamos porque hablamos y, del mismo modo, como hablamos. Por “educar la inteligencia” me es posible comprender tres cosas: aprender a pensar, aprender a aprender y haber adquirido y saber manejar algunos conocimientos especializados;
• los sentimientos, que son una conducción afectiva de nuestro pensamiento, en virtud de la cual se abre una zona de “certeza libre” pues nuestras disposiciones afectivas –simpatías, antipatías, prejuicios o deseos-, influyen en que atendamos más a unos argumentos que a otros. Es importante tomar conciencia, en la medida que nos es posible, de las complicidades del sentimiento que acompañan nuestras ideas debido a que para aprender a pensar, tenemos que someternos a una reflexión autocrítica continua y tener algunas garantías de objetividad. Los sentimientos que tenemos invaden los territorios de nuestra inteligencia y por tanto, una buena educación debe incluir la conciencia de este hecho;
• la libertad, los seres humanos somos “especie inacabada” que toma el significado de  “embrión quizá de un ser futuro que lucha por abrirse paso a cada una de nuestras equivocaciones, violencias y desproporcionadas ambiciones” [Latapí, op. cit., 1997]. Es en esta posibilidad de superarnos, donde se abre el espacio de la libertad, con su peculiar responsabilidad. Debemos educar para la libertad posible y para la libertad responsable es finalidad de suma obligación de una buena educación.

Finalmente

En el presente trabajo expresé lo que logré entender como “educación deseable” la cual, está integrada por cuatro ámbitos del desarrollo de los seres humanos que se sintonizan y de la misma forma se unifican, dichos ámbitos son: la formación del carácter personal, nuestra inteligencia, los sentimientos y valores que practicamos o logramos expresar, y la libertad.

Analizando lo anteriormente enunciado me permito decir que me parece inapropiado que a los estudiantes nos evalúen solo por algunos conocimientos que hemos aprendido  y apenas observen la adquisición de algunas habilidades o competencias pienso que es más importante la calidad de lo que somos capaces de realizar día con día.

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