Selección Sexual

INTRODUCCION

En el presente trabajo se investigan las preferencias de los hombres y mujeres al momento de seleccionar una pareja. Para ello recurrimos a lo planteado por Fabián Gabelli en cuanto a la relación de la Teoría de la selección sexual y rol de los sexos. La selección sexual es el proceso evolutivo que permitió el surgimiento de rasgos que le permitieron a ciertos sujetos poseer ventajas reproductivas con respecto a otros. El rol de los sexos queda establecido a partir de la inversión parental asimétrica entre machos y hembras y la proporción de sexos equilibradas en poblaciones naturales (1:1). El sexo que invierte menos en la cría compite por parejas, en este caso el macho; mientras que el sexo que invierte más en la cría será el que seleccione la pareja, la hembra.

En la reproducción sexual se produce la unión de dos gametas para originar una cigota; si hay diferencias morfológicas entre dichas gametas de habla de anisogamia, si no hay diferencias se trata de isogamia.

En la anisogamia por lo tanto se diferencian dos sexos, macho y hembra respectivamente. La gameta femenina, el ovulo, es más grande, contiene nutrientes y tiene poca movilidad; en cambio la masculina, el espermatozoide, es pequeña, no contiene nutrientes y tiene mayor movilidad. Como ambos sexos parten de igual cantidad de material gonadal para producir gametas, el sexo que produce gametas grandes podrá generar pocas, y el que produce más pequeñas podrá generar muchas.

El éxito reproductivo es la cantidad de descendientes fértiles que puede dejar un organismo, existen rasgos conductuales que garanticen el éxito reproductivo y la elección de pareja debe contribuir a este. La anisogamia influye en el éxito reproductivo de ambos sexos, ya que la diferencia entre la cantidad de gametas que produce cada sexo genera consecuencias en su correspondiente potencial reproductivo, la cantidad de descendientes que puede tener. Los machos pueden incrementar infinitamente la cantidad de fertilizaciones y su potencial reproductivo solo se limita a la cantidad de parejas que consiga, es decir que su éxito reproductivo lo garantiza el aumento en la cantidad de copulas y que las parejas sean fértiles o jóvenes. Mientras que en las hembras, por la cantidad de óvulos fecundables que producen, tienen un potencial reproductivo limitado, por lo tanto el aumento de la cantidad de cópulas no es efectivo para ellas.

En cuanto a la proporción de los sexos en relación a la selección sexual, en el macho la competencia para acceder a parejas dependerá de la cantidad de hembras que existan por cada uno, en una población donde la proporción de sexos es 1:1 evidentemente se incrementa la competencia entre machos en acceder a parejas del sexo opuesto, las cuales son un recurso limitante en cuanto a ellos que tienen un potencial reproductivo ilimitado.

La inversión parental tiene que ver con el cuidado de la cría, lo que contribuye a la supervivencia de esta; si bien le sirve a su éxito reproductivo porque la cría sobrevive, limita su aumento en cuanto a la cantidad de crías que pueda tener. Aquel que más invierta pone en riesgo el aumento de su exito reproductivo futuro, lo cual genera un conflicto entre padres para el cuidado de la cría. La inversión parental puede ser simétrica o asimétrica, ésta ultima se da en nuestra especie, donde el cuidado de la cría recae más en uno de los progenitores. El sexo que menos invierta en la cría competirá por parejas con otros de su mismo sexo ya que dispone de tiempo y energía suficiente sin discriminar la calidad de las mismas, mientras que el sexo que mas invierta será cuidadoso en la selección

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