Sexualidad Y Religion
jjfa19792 de Marzo de 2013
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I. ¿Qué es la Religión desde la óptica de Cristianismo Protestante?
Desde el punto de vista etimológico es posible interpretar la palabra religión de dos formas, según el término latino de donde provenga. Si procede de religio, que viene del verbo religare (religar, vincular, atar) religión significa: “Subordinación y vinculación a la deidad. Ser religioso significaría estar religado con Dios. Se entendería a la religión más bien como el esfuerzo del hombre por unirse a Dios.” Karl Barth, y otros teólogos después de él, afirman que “el cristianismo no es una religión, porque no se trata del esfuerzo del hombre por encontrar a Dios sino todo lo contrario. Es el esfuerzo de Dios por darse a conocer al hombre. Por eso es común, entre los teólogos, hablar de fe cristiana, pero no de religión cristiana.”
Según otra interpretación, “apoyada por un pasaje de Cicerón, la palabra religión procedería de religiosus, que es sinónimo de religens (escrupuloso) que es opuesto a negligens (negligente).” Ser religioso significaría ser escrupuloso en el cumplimiento de los deberes asignados, al hombre por Dios. Como se ve, en esta segunda definición etimológica se acentúan los aspectos éticos. En el curso de la historia muchos pensadores y moralistas han enfatizado el aspecto ético de la religión, a veces absorbiendo el aspecto trascendente. Erich Fromm afirma que si “Segismundo Freud se opone a la religión, lo hace en nombre de la ética, actitud que podría llamarse religiosa”. Otros pensadores han sacrificado lo ético en aras de lo trascendente.
Estos diferentes aspectos, lo ético y lo trascendente, no son incompatibles. El cristianismo se encamina en experimentar ese sentimiento de “dependencia absoluta” ante lo Santo y al mismo tiempo el poder intuir ciertos valores supremos, los valores de la santidad. También reconoce racionalmente los fundamentos de la relación del individuo con Dios.
El psicólogo cristiano Jorge León afirma “la experiencia cristiana es una vivencia personal, sostenida por la convicción de que Dios se nos ha revelado en la persona de Jesucristo. Esta vivencia nos conduce a la seguridad de que estamos reconciliados con Dios. Es entonces; con la ayuda del Espíritu Santo, que comenzamos a vivir una moral nueva, impregnada de sentimiento, gozo y paz. Pero todavía no estamos libres de los conflictos, que resultan de la vieja vida que, muerta conscientemente, sigue viva y activa en el inconsciente. La experiencia cristiana es dinámica pero incompleta hasta que se conviertan las capas más profundas del inconsciente.”
II. Lo que los Psicólogos dicen de la Religión
La tormenta entre la psicología y religión estalla con las posiciones antirreligiosas de Segismundo Freud y John B. Watson. “Freud ataca a la religión como una neurosis obsesiva de origen infantil, neurosis que, según él, desaparecerá” . En la biografía de Freud se encuentra algunos datos de interés, por ejemplo: Vivió en una barriada pobre y de muchas manifestaciones sexuales. A pesar de ser judío no creía en Dios ni en la inmortalidad. Pero hay un suceso que es muy importante; Freud vio cuando los “cristianos” detuvieron a su padre en la calle y lo azotaron hasta hacerlo sangrar, por el sólo delito de ser judío. No podía entender, ni nosotros tampoco, como esos llamados cristianos alemanes perseguían y torturaban a un hombre solo por ser judío. Juró vengarse de ellos. Uno se pregunta: ¿Hasta qué punto motivaciones inconscientes impulsaron a Freud en su ataque a la religión? Acaso… ¿No es la creación del psicoanálisis (liberando al hombre del sentimiento de culpa) un despojo a la religión de uno de sus elementos más eficaces? ¿Pudo el descubridor del inconsciente manejar sus propias motivaciones inconscientes? o… ¿Fue más bien manejado por ellas?
Watson creía que Pavlov había descubierto algunos de los principios fundamentales del aprendizaje y se dedicó a aplicarlos. Para Watson “la religión era algo que pertenecía al pasado, que se desarrolló debido a la vagancia del hombre, para no tener que esforzarse en encontrar la explicación de los fenómenos que ocurren. Opinaba que la religión era una ilusión forjada, por los curas, en los seres estúpidos. Consideró que la religión era una lapa y una enfermedad del hombre. La lapa debía ser exterminada y la enfermedad debía ser curada.”
Las posiciones extremas de Freud y Watson han dejado lugar a otras más moderadas. Por ejemplo Erich Fromm (judío como Freud), aunque reconoce el daño que puede ocasionar una religión autoritaria (se refiere a una obediencia ciega, a una absoluta sumisión, tal como se practica en algunos grupos religiosos), reconoce que hay una religión verdadera y productiva. Reconoce la necesidad religiosa en el hombre, no como una locura, ni una estupidez, sino como una expresión normal de la existencia humana. He aquí sus palabras: “No existe nadie sin una necesidad religiosa, la necesidad de tener un marco de orientación y un objeto de devoción está enraizada en las condiciones de la existencia del hombre, esto parece estar ampliamente verificado por el hecho de la ocurrencia universal de la religión en la historia”. Para Fromm, la religión verdadera es aquella que incluye el amor, la justicia y la libertad de la humanidad y que apunta hacia la liberación de la persona de los poderes que la agobian. Como resultado de esa liberación, que es producto de la religión verdadera, el hombre se da cuenta de que no se debe a ningún otro ser mortal, sino más bien a Dios y a sí mismo.
Anton Boisen, nacido en 1876, quien partiendo, como Freud, de la teoría conflictiva como génesis de la experiencia religiosa, arriba a conclusiones científicas completamente diferentes. Boisen padeció una enfermedad mental de la cual se recuperó. Fue precisamente en su experiencia como enfermo mental que descubrió su vocación como capellán, de tiempo completo, en un hospital para enfermos mentales. Estaba interesado en el significado de las psicosis y dedicó mucho tiempo a la investigación de las implicaciones religiosas de las experiencias psicóticas. Partiendo de sus propias vivencias, como enfermo mental que fue, y del estudio de otros casos arribó a la formulación de su hipótesis de que existe una relación significativa entre la enfermedad mental aguda de tipo funcional y la conversión religiosa, tales como la de San Pablo, George Fox, etc. Describe Boisen elementos comunes en la psicosis y en la conversión. Ambas surgen de conflictos interiores y desarmonías, acompañadas por una clara comprensión de las lealtades últimas y posibilidades inalcanzables.
Comparemos ahora el punto de vista de Boisen con el de Freud. Los dos están de acuerdo en que la experiencia religiosa tiene su origen en un conflicto. Para “Freud la religión no es más que una solución neurótica que se presenta en forma regresiva y reductiva. Por el contrario, para Boisen, la religión ofrece una posibilidad de curación del conflicto, trabajando mediante las crisis para conducir a la responsabilidad ética productora de mayores lealtades” .
Para Carlos Gustavo Jung (1875–1961) la experiencia religiosa es un desprendimiento del inconsciente colectivo, de energías dinámicas y símbolos de significados atemporales y universales. Podríamos decir que Freud interpreta la religión como una experiencia subjetiva al hacerla surgir de conflictos interiores del hombre. Por el contrario Jung más bien la externaliza, la objetiviza. Según Jung “la experiencia religiosa trasciende al individuo porque surge de energías inconscientes que escapan a la conciencia individual. Para encontrar los símbolos comunes o arquetipos recurrentes, Jung va de religión en religión para comprobar que, a pesar de la diferencia hay elementos universales subyacentes en todas. Esto no significa que una cultura copie de otra, para Jung esas ideas surgen espontáneamente de un substratum común”.
Para probar sus teorías, Jung llega a afirmar que el dogma de la Trinidad, que es central en la fe cristiana, aparece en el arquetipo de la triada de antiguas religiones de Babilonia, Egipto, Grecia, etc., etc. Jung afirma que los símbolos religiosos, que aparecen en los lugares más diversos y en culturas diferentes, no son inventados sino que han crecido de las condiciones básicas de la naturaleza humana. Jung cree que estas condiciones básicas son las mismas en todas partes.
Frente a la teoría colectiva de C. G. Jung surge la teoría personalista de Gordon W. Allport, nacido en 1897. Se opone a todo colectivismo que subordine al individuo a un común denominador sean promedios estadísticos, tipos o arquetipos. Afirma que “la religión contribuye a la integración de la personalidad, dando a la vida paz y significado eliminando la confusión y la tragedia. El ser humano adulto descubre que necesita fe y amor y además necesita un sistema comprensivo de creencias capaces de relacionarlo con la existencia total”.
Un punto de vista muy interesante es el del Dr. Igor A. Caruso, director del Círculo Vienés de Psicología Profunda. Caruso ha demostrado que detrás de toda neurosis se oculta un conflicto espiritual. El neurótico, afirma Caruso, huye para no tener que dar cuenta de su responsabilidad; se oculta a sí mismo de Dios, algunas veces oculta a Dios ante sí mismo. Muy interesante es su concepto de herejía vital. Para él, la negación del ateo, en la neurosis como herejía vital no es una anulación sino más bien una afirmación de Dios. En fin de cuentas no hay más que una neurosis: la herejía vital. “Así como a una herejía
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