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Trabajo Social


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  2.898 Palabras (12 Páginas)  •  320 Visitas

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El Servicio Social En La Contemporaneidad

LA DIMENSIÓN ÉTICA DEL TRABAJO SOCIAL.

En este ensayo se trabajaran los textos de Maria Lúcia Martinelli “reflexiones sobre el trabajo social y el proyecto ético-político profesional”, Marilda Villela Iamamoto “El servicio social en la contemporaneidad” y el texto de la profesora Eucaris Olaya “perspectiva ético política en la investigación e intervención de trabajo social” desde los cuales se plantearan los dilemas éticos de la profesión y la consolidación de un proyecto ético-político construido históricamente, a su vez con el apoyo de las charlas realizadas a Marila Iamamoto en el Taller pre-congreso: Formación profesional en el contexto de la Región México, Centroamérica y el Caribe.

INTRODUCCIÓN

En el marco de la elaboración y discusión de un nuevo Código de Ética profesional– una discusión alrededor de la ética profesional desde una perspectiva histórica de su significado, permitiéndose situar el debate en tres momentos concretos. Pensando, en primera instancia, la relación entre la ética y el servicio social contemporáneo, a partir de una exigencia histórica de la profesión para asumir los retos que trajo consigo la complejización del Estado y la sociedad, y las nuevas dinámicas (económicas y sociales) producto de la dictadura militar, que exigieron al profesional la elaboración de respuestas efectivas ante la crisis. Siendo así la historia motor de las trasformaciones en el seno mismo del Trabajo Social, no solo por la determinación de los momentos coyunturales, sino además por el importante papel que los sujetos jugaron en esa construcción.

EL PAPEL QUE TIENEN HOY LOS Y LAS PROFESIONALES

El análisis de la profesión y el proyecto teórico político “como construcciones sociales en contextos históricos determinados”, plantea la profesión como una disciplina que entre las ciencias sociales tiene mayor aproximación a las cotidianidades de los sujetos, lo cual le permite tener un conocimiento y una dimensión más grande de la realidad social, posibilitando la construcción de identidad propia y como profesionales, “la identidad es construida en el escenario público, en la vida cotidiana, junto con los movimientos sociales, con las personas con las cuales trabajamos”(MARTINELLI.2008), lo cual no se separa del contexto concreto, como tampoco de lo histórico por lo tanto la identidad y la práctica profesional se consolidan de manera incluyente de todos los sujetos, se hace una descripción si se puede entender así de las condiciones materiales de los sujetos que hacen parte del interés profesional del trabajador y la trabajadora social, “hombres que viven en la calle no votan, inmigrantes sin trabajo, ancianos que no son productivos desde el punto de vista del mercado, en fin, este es el segmento pensado por muchos como una población sobrante, sin inserción en el mercado de trabajo”(IBID). El reconocer a estos sujetos, su participación y capacidad política que había sido negada por las lógicas del mercado y las contradicciones del sistema capitalista.

El Trabajador Social debe tener una mirada crítica a esta realidad social, política, económica y cultural de los sujetos, con el fin de superar las limitaciones institucionales impuestas en la intervención y en el accionar profesional, pues bien se busca el que estas estén encaminadas “a la simple atención de una solicitud puntual” y no reivindicar al sujeto en cuanto sus condiciones materiales pero a su vez que se reivindique su dignidad humana.

Con este escenario se hace necesario la consolidación de un proyecto ético-político que responda a las manifestaciones de la cuestión social, “El proyecto ético-político no es una abstracción ni un ente que se instituyó entre nosotros. Es una construcción colectiva, de naturaleza histórica, por tanto siempre sujeto a transformaciones”(IBID), este proyecto se debe reconocer como la base de la intervención, sin embargo no es único, debe ser flexible y amoldarse a particularidades y diversidades, según cada caso, lo que se requiere en la profesión que sea hegemónico es “una sólida base de conocimientos, aliada a una dirección política consistente que nos posibilite desvendar adecuadamente las tramas coyunturales, las fuerzas sociales presentes”(IBID).

Los debates en cuanto a la consolidación del proyecto ético-político, se dan en un escenario de desigualdades derivadas por la concentración de tierra, poder, renta, ciencia y cultura, estas desigualdades se viven por la mayoría de la sociedad que no tiene la capacidad adquisitiva para mantenerse inmerso en unas lógicas económicas reguladas por el mercado, planteando como principios y valores bases de este proyecto la libertad y la democracia social, la primera como elemento indispensable para reconocer en el otro sujeto la autonomía y la emancipación y la reivindicación de los derechos humanos, la segunda como práctica política necesaria para la socialización de la riqueza, la garantía de la participación de estos sujetos y la búsqueda de los derechos civiles, de esta clase subalterna. Estas condiciones materiales y sociales de los sujetos generan en algunos casos una conciencia de su condición potencializando manifestaciones sociales y populares como expresiones de resistencia y reivindicación a esta situación de exclusión y marginación “el desafío consiste en captar los núcleos de oposición y resistencia, las formas de imaginación e invención, de defensa de la vida y de la dignidad del trabajador” (IAMAMOTO.2003:171). Se plantea el papel del trabajador social en una esfera pública, el cual debe reconocer las iniciativas populares y las manifestaciones de la cuestión social como expresiones que potencializan la organización, la colectividad y el debate, “un profesional culto y atento a las posibilidades anunciadas por el mundo contemporáneo, que sea capaz de formular, evaluar y recrear propuestas en el ámbito de las políticas sociales y de la organización de la sociedad civil. Un profesional informado, crítico y propositivo, que apueste en el protagonismo de los sujetos sociales” (IBID:173).

El profesional debe reconocer la importancia de su ejercicio en el plano institucional pero no debe dejar que las limitaciones y selectividades que están presentes influyan en su que hacer profesional, el profesional debe trascender y utilizar las herramientas con las que dispone para la reivindicación de los derechos sociales y la socialización de los medios para su materialización, esta no sería la única función del trabajador social, para intervenir debe conocer las cotidianidades, particularidades y experiencias de los sujetos, pero a su vez debe alternar

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