ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Venezuela: Política y Petróleo


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  Ensayos  •  3.237 Palabras (13 Páginas)  •  268 Visitas

Página 1 de 13

Venezuela: Política y Petróleo

Un siglo es mucho tiempo, especialmente si lo abordamos desde la perspectiva existencial; literariamente ya García Márquez lo definió con un título inmortal “Cien años de soledad”. Venezuela, en el siglo XX, transita el difícil e inconcluso proceso de la barbarie y la civilización como se acostumbraba decir en el siglo XIX y que en clave venezolana Rómulo Gallegos simbolizó de una manera magistral en su novelística en general y en particular, con su novela “Doña Bárbara”.

Venezuela llega al siglo XX pobre y enferma y no lo digo en sentido figurado; el país, nuestra sociedad, su población (aproximadamente un poco más de 2.000.000 millones de habitantes) mayoritariamente era campesina, analfabeta endémicamente enferma y llena de temores e incertidumbres, acostumbrada como estaba a tener que soportar gobiernos despóticos, tiránicos y dictatoriales. El temor y el miedo eran nuestro verdadero carnet de identidad; todo ello reflejo de una violencia permanente en todos los órdenes, no es casual que la larga hegemonía dictatorial de Juan Vicente Gómez se expresara en el lema “Paz y trabajo”, versión criolla del “Orden y progreso” positivista que sigue flameando todavía hoy en la bandera brasileña.

El país estaba cansado y exhausto, pero todo esto empieza a cambiar en las primeras décadas de nuestro siglo XX gracias a un hecho fortuito y producto del simple azar, el petróleo, cuya abundancia, calidad, y relativa facilidad de extracción y comercialización nos convierten en país petrolero con rango mundial en menos de una década, entre 1914 y 1922, aunque la sociedad venezolana, en su conjunto, tardará más de cuatro décadas en asimilar la importancia del petróleo para el futuro del país y lo hizo desde una perspectiva eminentemente rural con aquello de sembrar el petróleo.

Venezuela entra al siglo XX con 2.542.316 habitantes; cien años después sobrepasa los 25.000.000 de habitantes.

Inauguramos el siglo con una dictadura y salimos de él con una democracia formal, en crisis agónica, eligiendo a un teniente coronel golpista con fuertes y crecientes tentaciones autoritarias y totalitarias, tal como se han evidenciado en esta angustiosa primera década del siglo XXI.

Visto el siglo en perspectiva, no hay duda que avanzamos y progresamos como sociedad, comparándonos con otras sociedades y con nosotros mismos; si tomamos en cuenta la abundancia de recursos fiscales que nuestros gobiernos manejaron y las “ventajas comparativas y competitivas” del país, mucho fue el despilfarro, la corrupción y la ineficiencia y demasiadas las oportunidades perdidas. Nuestro siglo XX nos crea un sentimiento de gratitud y de inconformidad al mismo tiempo. Mucho se logró como país y como sociedad pero se pudo haber logrado mucho más. Si bien no fracasamos como pueblo tampoco fuimos tan exitosos como muchos creyeron que podríamos serlo. La primera mitad del siglo, especialmente de 1936 a 1983, el venezolano tendía a ser optimista y esperanzado con respecto a sí mismo y con respecto al futuro del país. De la década de los 80 para acá la incertidumbre, el temor y el miedo tienden a dominar en el ánimo de una mayoría nacional. De pueblo de emigrantes nos hemos convertido en una sociedad de inmigrantes, especialmente en los estratos medio y profesionales. De un país abierto e inclusivo nos fuimos convirtiendo hacia finales del siglo en una sociedad desconfiada e interesada más en nuestro destino individual que en el futuro colectivo.

Los momentos estelares del siglo XX fueron muchos, pero sin lugar a dudas que la aparición del petróleo, la consiguiente formación de los sectores sociales modernos y la aparición y desarrollo del proyecto democrático y civil configuran las tendencias más importantes y trascendentes de nuestro país. A pesar de nuestras insuficiencias y contradicciones, así como de nuestros avances y retrocesos, no hay duda que el siglo XX marca de manera definitiva nuestra entrada en la historia universal en sentido hegeliano. Dejamos de ser un simple pasado anónimo y entramos a formar parte en el presente como país importante con rango mundial en materia petrolera.

Venezuela en el siglo XX, en términos de identidad y cultura, empieza a perfilarse como una sociedad singular e identificable, no solamente en lo económico, sino en lo político y cultural. En el siglo XVIII y XIX se funda la Patria como un proyecto de república fuertemente comprometido en el siglo XIX por nuestra conflictividad interna comprometiendo seriamente nuestra integridad territorial y de hecho anulando la república civil, pero es el siglo XX quien nos permite auto reconocernos aunque no terminamos de cancelar nuestros fantasmas y demonios recurrentes como la exclusión social y la tentación dictatorial.

En el siglo XX venezolano con la palabra petróleo se sintetiza y expresa casi todo: economía, sociedad, cultura, política. El tema petrolero ha sido recurrente en la cotidianidad del venezolano y su presencia en los medios de comunicación es abrumadora aunque ello no signifique que el venezolano promedio sepa mucho sobre el tema y mucho menos tenga una conciencia clara de lo que el petróleo ha significado e influido en la vida individual y colectiva. En ese sentido hemos sido muy provincianos, tanto nuestras élites como la mayoría de nuestro pueblo. El siglo XX a nivel mundial fue intenso y dramático en todo sentido mientras en Venezuela nos sentíamos distantes y ajenos con una insularidad provinciana propia de un ego nacional auto suficiente asentado en la falsa creencia de ser un país rico y especial con respecto al mundo y particularmente diferenciados de nuestros vecinos latinoamericanos y en especial con los colombianos.

En décadas pasadas era usual, que en Colombia para referirse a nosotros utilizaran el episodio del rico Epulón y el pobre Lázaro. Los colombianos lo creían y nosotros también llegamos a creerlo, producto de nuestra ignorancia e insensatez o mejor de nuestra mentalidad pre-moderna que no nos permitía reconocernos en la economía política como un país pobre, ya que la verdadera riqueza tal como se había establecido fehacientemente, consistía en el recurso humano educado y entrenado para la vida social civilizada y moderna y para el trabajo productivo. Transcurrido el tiempo, se llegó a lo que teníamos que llegar, un pueblo pobre con gobiernos ricos. El petróleo ha marcado nuestra economía, nos facilitó muchas cosas pero no dejó de crear un sinfín de distorsiones y carencias que como sociedad, empezamos a pagar, de manera dolorosa y frustrante, desde la llamada década perdida de los 80, la confusión de los 90 y esta nueva década

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20.8 Kb)  
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com