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Vientre Materno


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  1.719 Palabras (7 Páginas)  •  246 Visitas

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El vientre materno, nuestro primer hogar

Cuando medimos el tiempo de vida de una persona tomamos como referencia el día de su nacimiento. Sin embargo, existimos como ser independiente desde el mismo momento de la concepción. Esta forma de contabilizar nuestra edad tiene como fondo la idea de que, durante los más o menos nueve meses que dura un embarazo, el bebé intrauterino es una especie de tumor benigno que va creciendo dentro de la madre y que finalmente será expulsado con mayor o menor esfuerzo. Y esto, que a muchos de nosotros nos puede parecer increíble, sigue siendo aún hoy en día aceptado, considerando la gestación y el nacimiento más como una enfermedad que como la más maravillosa de las experiencias, sin tener para nada en cuenta las necesidades emocionales de madre y bebé y mucho menos lo que representan en el futuro de las personas.

El bebé intrauterino, a los 3 / 4 meses, tiene todos sus órganos formados, a la espera de su crecimiento y acabado posterior, y a los 6 / 7 meses puede sobrevivir si nace prematuramente. Es un ser en proceso de formación a todos los niveles. En el nivel fisiológico, todos tenemos claro que en el fantástico e increíble proceso de multiplicación celular –que convertirá dos células iniciales (óvulo y espermatozoide) en un complejísimo cuerpo, tanto a nivel material, como mental, emocional y espiritual– cualquier pequeña desviación en ese proceso, tendrá consecuencias en el cuerpo futuro del bebé, más o menos graves según sea ese fallo. Pues de la misma manera sucede con su proceso de desarrollo psicoemocional, que se inicia desde el mismo momento de la concepción. Y hablar de desarrollo psicoemocional es hablar de que el bebé intrauterino es capaz de percibir, procesar, almacenar y dar respuesta a la información que recibe.

Canales de percepción del bebé intrauterino

¿Por qué canales recibe información el bebé intrauterino? Podemos plantear tres canales de percepción:

1. Los inherentes a los órganos de percepción que se van desarrollando a lo largo de la gestación: oído, tacto, gusto, olfato.

2. A través de la sangre materna que el bebé recibe mediante el cordón umbilical, que contiene sustancias como neurotransmisores u hormonas, que producen en el bebé las mismas reacciones que en la madre. Por ejemplo una de las hormonas del estrés, la adrenalina, que en la madre produce aumento del ritmo cardíaco, de la presión arterial, tensión, ansiedad, etc. produce exactamente lo mismo en el bebé. O por el contrario las endorfinas, que en la madre producen tranquilidad, bienestar, paz, etc. y que actuarán de la misma manera en el bebé.

3. El más sutil de los canales, el que permite que el bebé perciba lo que piensa, lo que siente su madre, es el canal denominado “Percepción Extrasensorial”, porque está fuera de los canales de percepción que otorgan los órganos de los sentidos o la fisiología. También podríamos llamarlo, desde la visión de las diferentes energías que conforman el cuerpo humano, “Percepción Energética” ya que es capaz de percibir las energías de pensamientos y sentimientos.

La evolución de la percepción

Una vez vistos estos canales de información, que otorgan al bebé intrauterino unas grandes e innegables capacidades perceptivas, podemos preguntarnos ¿cómo procesa esa información, de qué color es el cristal con que filtra toda esa información, haciéndola suya, qué siente?

Desde la concepción hasta los, más o menos, dos años después del nacimiento, la percepción podríamos calificarla de “puramente” emocional y es, a partir de esa edad –época preverbal– donde el niño empieza (¡Ojo! empieza) el desarrollo de sus capacidades de percepción racional. Es evidente que no es lo mismo hablar de un bebé de tres meses, que de un año, que de dos, de tres, de cuatro, etc. La diferencia está precisamente en la evolución de sus capacidades perceptivas y de sus experiencias vitales (aprendizaje), incluidas las de la gestación y nacimiento.

La Percepción Emocional –subjetiva, global, intuitiva, de imágenes, emocional–, es lo contrario de la Percepción Racional –objetiva estructurada en base al juicio, el contraste, la lógica, la razón–, que prevalece en el adulto. La Percepción Emocional es subjetiva, es decir, hacia el interior, lo que hace que cualquier impacto emocional que recibe el bebé o niñ@, sea gratificante o traumático, se hace propio.

Es este un concepto fundamental para la comprensión de la forma en que el bebé –en el útero y en su nacimiento– y el niño “sienten”. Para la comprensión de cómo percibe, procesa y almacena la información. Para la comprensión de lo que el bebé y el niño necesita para su equilibrio y armonía.

Pero, en el fondo, ¿qué importancia tienen la gestación, el nacimiento y los primeros años posteriores si ni siquiera nos acordamos de lo acontecido en esas épocas? Pues no sólo son importantes, sino fundamentales en el futuro de las personas.

El fenómeno de la analogía

En la gestación, el nacimiento y el período de primera infancia se forma el carácter, la forma más profunda de nuestra forma de ser. También quedan grabadas todas nuestras experiencias emocionales.

“Analogía” significa “relación de semejanza entre dos cosas parecidas”. Un ejemplo de percepción analógica es aquella

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