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Violencia Intrafamiliar


Enviado por   •  3 de Julio de 2014  •  3.930 Palabras (16 Páginas)  •  327 Visitas

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VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN ADOLESCENTES EN LA COLONIA MATÍAS CASTELLANOS DEL MUNICIPIO DE VILLAFLORES, CHIAPAS.

INTRODUCCIÓN.

La Colonia Matías Castellanos del Municipio de Villaflores, Chiapas, no está exenta de violencia intrafamiliar.

Si tenemos en cuenta que la familia constituye la célula básica de la sociedad, podemos inferir que en la actualidad muchos niños son víctimas de acciones violentas en su medio familiar.

En realidad se desconoce la magnitud de este problema, lo que sí es evidente es el hecho de que un niño sea maltratado, sea por desconocimiento, por omisión, sea por desidia o por pura maldad, es algo que nos debe preocupar y hacernos tomar medidas apropiadas, oportunas y necesarias para evitar los daños que implica, además de promover un trato sano que produzca futuras generaciones felices y satisfechas. Si maltrato es lesión en el desarrollo de la personalidad infantil en formación, entonces podemos argumentar que los adultos responsables del crecimiento del niño, han generado maltrato, cuando han dejado de prever las condiciones mínimas para su desarrollo fisiológico, psicológico y social adecuado. Un llamado de la Organización Panamericana de la Salud a los gobiernos miembros para examinar la violencia en la vida de los pueblos e iniciar acciones tendientes a desarrollar sociedades no violentas ha motivado en nuestro país la elaboración de un proyecto de comunidades seguras y de este modo evitar relaciones interpersonales agresivas así como prevenir la aparición de actos violentos.

Dado el impacto social de este problema de salud, y teniendo en cuenta su magnitud y/o ascendencia como situación actual en nuestro país, y en lo que respecta a nuestro Estado y Municipio, me decidí a afrontar este estudio que pretende valorar en nivel de conocimientos que tienen las familias sobre diversos aspectos relacionados con la violencia intrafamiliar y el maltrato hacia los adolescentes, aspectos estos de gran significancia como causante de alteración del proceso salud/enfermedad.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Esta investigación pretende demostrar los motivos que originan el maltrato en los adolescentes y las consecuencias que podrían tener a corto y largo plazo, ya que sabemos que en la sociedad de nuestro Municipio de Villaflores, Chiapas, existen padres que pretenden dar una buena educación a sus hijos, disciplinándolos de una manera incorrecta ó también en muchos casos, el padre no cumple ningún propósito disciplinario, mas bien, sirve de escape para su propia ira y sentimientos de frustración y desdicha.

Algunas personas no saben las características de un maltrato, sea psicológico, físico y abuso sexual y también las razones por las cuales los padres maltratan a sus hijos. La mayoría de las personas no saben a dónde recurrir para dar ayuda a un niño que ha sido maltratado y cómo se le puede ayudar al padre agresor.

OBJETIVOS.

General.

• 1. Conocer el comportamiento de la violencia intrafamiliar sobre los adolescentes en la Colonia Matías Castellanos del Municipio de Villaflores, Chiapas.

Específicos.

• 1. Describir el comportamiento de la violencia en los adolescentes estudiados según sexo y grupos de edades.

• 2. Establecer la relación de la violencia en los adolescentes y las siguientes categorías de los padres o representantes:

• Estado civil

• Nivel de escolaridad

• Categoría ocupacional de los padres o representantes.

• Tipo de familia.

• 3. Determinar el factor generador de la violencia contra los adolescentes.

• 4. Identificar las manifestaciones de la violencia contra los adolescentes.

HIPÓTESIS.

Se realizó un estudio descriptivo y transversal para conocer el comportamiento del maltrato intrafamiliar sobre adolescentes pertenecientes al Municipio de Villaflores, Chiapas.

Los datos fueron recogidos en una planilla de recolección de datos creada al respecto (anexo 1) que incluyó edad, sexo de los adolescentes, así como estado civil, nivel de escolaridad y categoría ocupacional de los padres o representantes. El tipo de familia fue otro aspecto a tener en cuenta además del factor generador de violencia y las manifestaciones de violencia contra los adolescentes.

De un universo de 100 adolescentes, se seleccionaron 30, que correspondieron el 100 % de los violentados entre 10 - 19 años, según el registro primario de información (Historia Clínica Individual y Familiar).

Se conformaron tres grupos consecutivos que oscilaron de 10 alumnos. A cada grupo se le aplicó el cuestionario en días diferentes de manera consecutiva de acuerdo a los grupos conformados (un grupo por día). Dicho cuestionario fue aplicado en igualdad de condiciones para cada grupo. Además, se les brindó una explicación detallada con el propósito de hacer entender cada término que pudiera ocasionar dudas e informar de la importancia del estudio

Se solicito el consentimiento de los padres o representantes para la aplicación de dicha encuesta, la cual fue validada por el comité académico del área integral de salud.

ELEMENTOS TEÓRICOS

El término violencia ha sido parte de las diferentes sociedades, familias e individuos desde el principio de la historia de la humanidad hasta nuestros días.

Los mitos griegos, romanos, aztecas, los estilos de recreación utilizados por estas sociedades, estuvieron llenos de agresión, suicidio, asesinatos. La lucha de poder con aprobación familiar ha convertido a sus miembros en agresores y/o agredidos.

Los diferentes grados, niveles y concepciones de la violencia están en correspondencia con los valores, normas y creencias de cada país, época y clase social. La familia como célula fundamental de la sociedad no está exenta de la práctica de violencia y la violencia intrafamiliar es considerada como una forma de violencia social en tanto es una expresión de las relaciones sociales que acontecen a nivel particular.

Según datos de UNICEF se estima que en América Latina al menos 6 millones de niños son objeto de maltratos.

En la ocurrencia de maltrato infantil se han determinado factores de riesgo que se encuentran como puntos comunes en estos casos, siendo algunos de los más importantes:

• En el niño: hijos no deseados, portadores de malformación y/o prematuridad, hospitalización precoz prolongada, déficit atencional, hiperquinéticos o desobedientes, demandantes excesivos, bebés con cólicos severos o llanto prolongado, hábitos de comida y/o sueño irregulares, bajo rendimiento escolar.

• En los padres: padres con antecedentes de maltrato, abandono o institucionalizados en su infancia, conductas violentas, madre adolescente con insuficiente soporte conyugal, familiar y social; trastornos psicométricos, uso de drogas o alcoholismo, baja tolerancia al estrés y la frustración.

• Sociofamiliares: familias monoparentales, sin apoyo social, con aceptación cultural de la violencia, marginación, estado laboral inestable, discordancias entre las expectativas de la familia y las características del niño.

• Según UNICEF en América Latina y el Caribe no menos de 6 millones de niños y adolescentes son objeto de agresiones severas y 80 mil mueren cada año por violencia intrafamiliar. En Puerto Rico según datos del Departamento de la Familia en el año 99/2000 la tasa de maltrato a menores se incrementó de 1,3 a 2,0 % -unos 2000 casos al mes por cada caso reportado se estiman 3 sin reportar. Estados Unidos, Canadá y México muestran elevadas incidencias en casos de maltrato infantil, siendo el reporte de traumas severos una de las variantes fundamentales reportadas.

A pesar de que hay estudios que sustentan que tanto las mujeres como los varones son víctimas de la violencia, el sexo femenino es más propenso a sufrir actos de agresión, fenómeno complejo con profundas raíces en las actividades de la sociedad y en la relación de poder entre ambos sexos. Se calcula que alrededor del 60 % de la población entre 12 y 16 años es víctima de algún tipo violencia intrafamiliar.

Efectivamente, existe una violencia que afecta desproporcionadamente a la mujer por su sola condición de pertenecer al sexo femenino, la que no se explica de forma exclusiva por su clase social o edad, por sus creencias religiosas o políticas, por su etnia o preferencia sexual. En los últimos años ha habido una paulatina forma de conciencia de que la mayor parte de las agresiones que se infligen sobre la población femenina tiene una explicación en su posición subordinada en la sociedad, se ha comenzado a identificar dichas conductas como una violencia relacionada con el género.

Coincidiendo con lo reportado internacionalmente EL 48.1% de los padres de los adolescentes maltratados estaban separados o divorciados, aunque también se reporta su presencia en las madres solteras las causas pueden ser muy diversas, entre ellas tenemos que el divorcio generalmente desencadena reacciones afectivas negativas en ambos miembros de la pareja, lo que genera agresión mutua. Estudios revisados muestran que el divorcio aumenta 10 veces el número de violencia, además puede convertirse en un factor suicidógeno en determinadas mujeres. Sin embargo no coincide con otros estudios donde prima la Unión Consensual.

En estudios consultados se presenta con mayor frecuencia manifestaciones de violencia física, psicológica, negligencia y abandono emocional en los niños con padres divorciados.

Analizando los resultados obtenidos podemos plantear que a medida que aumenta el nivel de escolaridad es menor el maltrato en los adolescentes así como a menor categoría ocupacional, mayor maltrato. Otros estudios demuestren que la baja escolaridad de los agresores no fue un factor favorecedor de maltrato, de ello se infiere que el nivel de escolaridad bajo en los grupos estudiados no constituyó un factor de riesgo para el maltrato infantil. Este hecho pudiera estar en correspondencia con el nivel educacional que de forma general existe en el país.

En las familias con bajo nivel educacional se constató una mayor proporción de manifestaciones de violencia física, negligencia y abandono emocional. La escasa educación, la falta de ingresos para satisfacer necesidades básicas, incrementan el potencial de violencia física y psicológica. En las familias con padres con elevado nivel educacional se encontró menor proporción de maltrato físico, aunque se aprecia un elevado por ciento de manifestaciones de violencia psicológica, independientemente del nivel educacional, lo cual coincide con un estudio realizado por la UNICEF en el año 2000 comparativamente con el año 1994, arrojando una disminución de la violencia física con incremento de la violencia psicológica.

En el comportamiento de la violencia según el nivel ocupacional, el mayor por ciento corresponde a las Ama de Casa con 89 mujeres para un 39 %, lo que se debe a la sobrecarga de tareas hogareñas que recae sobre ellas, quedando privada de tiempo libre para su recreación y descanso. Debido al machismo y otros prejuicios, el hombre se limita a la realización de actividades en el hogar, esto coincide con los estudios revisados.

Con respecto al tipo de familias en nuestro estudio existe un predominio en las familias extensas, para un 53.9% siguiendo en orden las familias ampliadas, debido fundamentalmente a las dificultades con la vivienda que existe en nuestra comunidad con un alto índice de hacinamiento. Aparejado a esto, existen autores que plantean que el aumento del infanticidio en muchos países está vinculado con la rápida urbanización y el cambio del modelo tradicional de la familia nuclear a la familia extensa.

En relación con los factores generadores de violencia en los adolescentes pertenecientes al consultorio objeto de estudio, existe un predomino de las discusiones en el hogar, seguidos por la ingestión de bebidas alcohólicas y el divorcio. Nuestro estudio coincide con otros realizados en los que el alcoholismo es considerado un factor de riesgo de considerable valor para que las familias pierdan su estabilidad estructural y funcional, igualmente la existencia de pacientes psiquiátricos y conflictos en el núcleo familiar.

Cada año, miles de ciudadanos en el mundo sufren, dentro de sus hogares, como resultado de actos de violencia doméstica, que se manifiesta no sólo en golpes físicos, sino también en formas más sutiles que provocan impacto a más largo plazo, pero que pueden ser tan destructivas de la personalidad como las primeras, por lo que se le reconocen variedades de presentación y consecuencias disímiles. Contradiciendo los mitos que hay al respecto, la violencia intrafamiliar existe en todas las clases sociales y provoca un grave y profundo deterioro de la familia y de todos sus miembros. Ahora bien: ¿por qué si tiene tanta incidencia en todas las sociedades y entre todo tipo de personas, la mayoría de sus manifestaciones permanecen soterradas y silenciosas? Es considerada como un asunto estrictamente privado y ello exacerba los sufrimientos de las víctimas que deben padecer en silencio.

Mientras más violencia reciba un niño de sus padres, más proclive es éste, a su vez, a ser violento con otros durante su edad adulta y por lo tanto, están predispuestos a ejercer la violencia porque ya lo han aprendido de acuerdo con la forma en que han sido educados. Este cuadro se completa con la violencia que ellos mismos observan en su hogar.

La mujer golpeada, la mujer violada y el niño maltratado, constituyen hechos importantes de violencia que demuestran la necesidad de intervenir con políticas públicas en aquellas áreas que tradicionalmente han formado parte del espacio privado.

Dentro de las manifestaciones de violencia que han recibido los adolescentes el 88.3% fueron los golpes ligeros, seguidos de la humillación verbal en el 73.4% así como las amenazas en el 53.9%

En el maltrato físico se observan lesiones cutáneo- mucosas caracterizadas por contusiones, hematomas, escoriaciones, equimosis, heridas, quemaduras de cigarros, planchas u otros objetos; suelen aparecer de forma repetida y en diversos estados, lo que imposibilita ubicarlas en un evento único y fortuito, sino que apunta claramente a un hecho voluntario y repetido.

Son frecuentes también las lesiones esqueléticas tales como fracturas múltiples y de diferentes localizaciones fundamentalmente en huesos largos: fémur, tibia, costillas y cráneo, que igualmente por su severidad no se corresponden con el hecho narrado. En ocasiones aparecen fracturas recientes y antiguas.

Pueden aparecer lesiones viscerales que se corresponden con maltratos producidos por maniobras violentas severas; fuertes sacudidas de hombros y cuello, así como del tronco, empujones fuertes con proyección que provocan ruptura de órganos internos como el hígado, el riñón, o el bazo. Estas lesiones definen una de las nomenclaturas usadas para este hecho, el battered syndrome, o síndrome del niño sacudido de los franceses, que aparece desde los primeros reportes del tema.

Igualmente a este grupo corresponde el trauma abdominal difuso con o sin hemorragia, ocasionado por las golpizas, o por proyecciones al ser empujados o golpeados con objetos, y comprende el 30 % del total de traumas abdominales en el niño.

Finalmente debemos referirnos a las lesiones craneoencefálicas que probablemente constituyen las lesiones de mayor gravedad y son la primera causa de lesión craneoencefálica grave, y la causa más frecuente de muerte en el niño maltratado. La hemorragia retiniana, subdural y subaracnoidea, son manifestaciones frecuentes del trauma directo craneal, o de los efectos del ya descrito síndrome del niño sacudido.

En el maltrato y abandono emocional, las manifestaciones no serán nunca evidentes y precisas, ni a corto ni a largo plazo como en el físico, pues las huellas del abandono y falta de atención son sutiles y se instalan lentamente, además, lesionan no solo el cuerpo, sino también el desarrollo sicológico y social del niño. Se evidenciarán a través de un retardo y alteración del crecimiento y desarrollo, trastornos en el desarrollo motor, síquico e intelectual, trastornos en el aprendizaje, en el conducta social y emocional, dificultades para socializarse y expresarse, así como también una elevada agresividad, retraimiento, marcada susceptibilidad a enfermedades y mala evolución de las mismas.

Por su parte, en el maltrato y abuso sexual los síntomas y signos sí van a estar determinados por los indicadores de trauma local, infecciones, dolor, inflamación y sangramiento en los momentos recientes de la ocurrencia y en relación directa con el grado de violencia empleado; así como también con la pérdida de la capacidad de concentración, trastornos en la atención, cambios de comportamiento, aislamiento, mutismo, conductas presuicidas y sexualizadas cuando el hecho se hace reiterado y crónico, llegando el propio niño en ocasiones a ocultarlo con afán, como si él fuera cómplice o lo provocara, originándole un sentimiento de vergüenza y culpabilidad, que impide lo denuncie y se libere de él.

La complejidad de este fenómeno no es pretexto para la pasividad, no es una fatalidad con la que hay que aprender a vivir, es una realidad socialmente transformable.

El castigo corporal aplicado a los niños, las niñas y los adolescentes es una práctica extendida a toda América Latina y legitimada por las costumbres.

Pero el castigo corporal "es un factor importante en el desarrollo de comportamientos violentos y se asocia con otros problemas en la niñez y etapas posteriores de la vida”.

El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas ha subrayado que el castigo corporal es incompatible con la Convención en cuanto a la vinculación entre la violencia que se ejerce en el interior de los hogares o en las familias y la violencia social, dicho estudio indica que: "décadas de investigaciones sobre el comportamiento demuestran que la violencia en los hogares y la violencia social forman parte de un todo integrado, articulado y mutuamente reforzada. Teniendo en mente que la violencia es aprendida, las primeras oportunidades para su aprendizaje radican en el hogar de sus propios padres, hermanos o de otras personas que se desempeñan como figuras modelo".

Se reconoce además que la transmisión de la violencia de una generación a otra y del hogar a las calles es una lección aprendida y una muy buena razón para poner en ejecución políticas de Estado orientadas a reducirla violencia en el hogar, aún cuando su fin último sea reducir la violencia social. Es también una razón motivadora para establecer un puente conceptual y programático que aún no se ha cerrado, entre la violencia doméstica y la violencia social.

"La clase de violencia que se puede dar entre la familia contra la adolescencia es la violencia física y la sexual, que es la que es más común y se da por parte de los padres. Abusan de sus hijas y a veces no toman en cuenta qué daños pueden causarles a ellas".

Por esa razón en esta materia se necesita, tanto la adecuación de la legislación, como la presencia permanente y sistemática de campañas que difundan los efectos nocivos del castigo y las alternativas educativas positivas que permiten el apoyo educativo de los hijos y las hijas sin violar sus derechos humanos.

En 1981, la ONU, en la Convención de los Derechos del Niño, estableció bien claro entre sus muchos aspectos, el derecho del niño a ser protegido contra el maltrato físico, el abandono y la explotación, y el derecho a que le sean satisfechas todas sus necesidades materiales y espirituales.

El objetivo básico es la prevención, que se logra con toda la sociedad actuando para modificar los factores de riesgo, y evitar que se desarrollen las circunstancias desencadenantes. Cambios en la formación educacional, legislación adecuada y protectora, disminución de circunstancias de marginación, y la promoción de estilos de vida saludables, son pilares fundamentales en la prevención del maltrato y su ocurrencia.

Por otra parte, detectarlo precozmente cuando aparece, para intervenir y evitar la cronicidad y secuelas físicas, síquicas y morales, produciendo una intervención coordinada entre los niveles de salud, servicios sociales, instituciones comunitarias de protección, y la legislación vigente, es vital una vez ocurrido el hecho para proteger tempranamente al niño.

Paradójicamente con su situación actual en relación con la violencia infantil, la primera referencia que se tiene sobre una acción legal para proteger a un niño maltratado, se recoge en Estados Unidos. La pequeña Mery Helen, de 5 años, maltratada cruel y continuamente por sus padres adoptivos, fue llevada a los tribunales para retirarles la custodia, y al no existir una ley de protección al maltrato de los niños, su representante legal tuvo en el juicio que invocar la ley de protección animal, estableciendo que la niña pertenecía al reino animal, y que quienes tenían su custodia no podían maltratarla. De entonces acá, en todos los países existen legislaciones para proteger al niño indefenso de la crueldad de quienes tienen la obligación de velar por él.

Nuestra sociedad es una sociedad cimentada en los principios de amor y protección a la infancia, y aunque las acciones de maltrato en nuestro medio no alcanzan los niveles de gravedad y frecuencia de otras sociedades, sí son intensamente repudiadas por la comunidad, lo que, aun así, no nos hace exentos de ellos.

La violencia ejercida contra un menor no tolera la expectación por parte de la sociedad, mucho menos la nuestra, donde el niño es un verdadero tesoro. Quien asiste al registro de un hecho violento ejercido contra un menor, adquiere el compromiso moral y ético de llevar a cabo las acciones necesarias para que no se repita nuevamente; pero para los que trabajamos en la atención primaria, el reto es aún mayor: prevenirlo, controlar los factores de riesgo y evitar su aparición. Impedir que el pequeño príncipe devenga víctima, es un reto; asumámoslo.

Podemos concluir resumiendo que la violencia intrafamiliar tiene consecuencias que debemos analizar y tener en cuenta al enfrentarnos a estas situaciones, entre estas están:

o Deterioro de la autoestima.

o Falta de motivación.

o Temor.

o Neurosis.

o Predisposición al consumo de sustancias.

o Poco o nula capacitación para acceder, con éxito, a un trabajo.

o Problemas de salud de los hijos.

o Deserción escolar.

o Partos prematuros.

o Otros.

La familia como eje central de la vida y la sociedad es la responsable del desarrollo del niño. Contradiciendo mitos, la violencia familiar existe en todas las clases sociales y provoca un grave y profundo deterioro de la misma. Es precisamente una de las instituciones sociales donde resulta más difícil identificarla porque se considera un asunto privado, y ello exacerba los sufrimientos de las víctimas que padecen en silencio. Es un fenómeno complejo, en el que actúan diversos factores culturales, políticos, sociales, económicos, étnicos y religiosos, y que deviene inaceptable cuando la víctima es un ser físico y síquicamente imposibilitado de su autodefensa: un niño.

CONCLUSIONES.

o El maltrato en adolescentes predominó en el sexo femenino y entre 15-19 años.

o El maltrato fue más frecuente en hijos de padres divorciados, con nivel de escolaridad primaria, categoría ocupacional obrero y familias extensas.

o Las discusiones en el hogar y la ingestión de bebidas alcohólicas fue el factor generador que más incidió.

o Los golpes ligeros y la humillación verbal fueron las manifestaciones más frecuentes de violencia contra los adolescentes.

RECOMENDACIONES.

o Continuar trabajando en la educación poblacional de cómo tratar a los hijos, fundamentalmente en la etapa de la adolescencia, para elevar el nivel de cultura de los padres y con ello evitar el maltrato en los adolescentes.

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