Samuel 3

1 Samuel 3: 1-10

Todos somos en algún momento como Samuel, llamados por Dios, pero sin reconocer su voz

Hay muchas personas, especialmente jóvenes,  que necesitan de ese llamado, porque han caído en un camino completamente diferente al que Dios tenía planeado para ellos, puede ser un vicio, una depresión, tantas cosas que este mundo nos ofrece, lo que las hace muy accesibles y fáciles de caer; pero de lo que no se dan cuenta, es que Dios si ha respondido a su silencioso llamado, y también a aquellos que no han sido pedidos, siempre lo hace. En la lectura hay  una frase que resalta “habla Señor, que tu Siervo escucha” Dios siempre habla, pero está en nosotros si lo escucharemos u oiremos su llamado, porque existe una gran diferencia, escuchar es colocar atención a lo que un sujeto dice, en cambio oír, es sin más, percibir por el oído, ¿qué harás tú, escucharás u oirás lo que tu Padre te dice?

Curiosamente hay un retiro que está basado en esta lectura, el célebre retiro del llamado de Samuel, este consiste en una serie de enseñanzas y reencuentro que el joven que lo experimente tendrá consigo mismo, muchos se preguntan ¿por qué existe el mal, habiendo un “Dios” tan “bueno”? al no encontrar respuesta, creen que simplemente ese Dios no existe, pero la verdad es totalmente distinta, el mundo necesita un equilibrio, Dios no puede evitar que cosas malas sucedan en este mundo, porque el ser humano está destinado a la corrupción, desde que obtiene conciencia, pero puede recompensarlo con cosas buenas. Por cada punto de maldad que existe, hay un equivalente de bondad, solo está en nosotros ver en qué punto haremos mayor hincapié; el mencionado retiro nos invita a ver a un Dios justo, que a pesar de las cosas malas por la que estemos atravesando, habrá una recompensa al final, porque él es nuestra calma en medio de la tormenta, queda en cada quien si atenderá a ese llamado que Dios le hace, o seguirá creyendo que un Dios no existe por los malos momentos que está atravesando, porque si Dios habla.. ¡Su Siervo escucha!  

Annybeth Rojas

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