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El proceso de Redacción del Evangelio

Nicolas QueroMonografía9 de Agosto de 2023

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Pontificia Universidad de Chile[pic 1]

San Juan

  1. El Texto

  1. El proceso de Redacción del Evangelio

NB: Sigo de cerca para este capítulo las ideas de Raymond Brown en An Introduction to the Gospel of John, chapter 2, pp 40-89.

El texto manuscrito. Se piensa que el mejor texto es el del códice Vaticano, además de el códice Bezae y Sinaítico. Todos estos códices se remontan a los siglos IV y V. Existen dos papiros descubiertos recientemente (P66 y P75) se datan entorno al año 200. El más antiguo fragmento papiráceo egipcio (P52) de Jn 18,31-38 está datado hacia los años 135-150.

  1.  El problema

El problema – El cuarto evangelio, tal y como nos ha llegado, es el trabajo de una sola persona? Antes de la llegada de la crítica bíblica, la solución más aceptada fue pensar que Juan hijo de Zebedeo lo escribió poco antes de su muerte. El evangelio presenta ciertas dificultades que hacen difícil postular una autoría única. Un problema particular lo presenta la historia de la mujer adúltera (7,53-8,11) debido a que no se encuentra en los mejores manuscritos originales.

Excursus: El Episodio de la Adúltera (7,53-8,11). La narración tiene un origen antiguo, de tal modo que según Eusebio, Papías atribuye al “evangelio según los Hebreos” (HE, III, 39,17). Aparece también en la Didascalia Apostolorum (s. III). La perícopa no está presente en el Códice Vaticano (B), ni en el Sinaítico (S), y tampoco en los papiros Bodmer (P66, P75), y en algunas versiones siríacas. No hay comentarios a este texto por parte de escritores griegos durante el primer milenio. Aparece en el codice Beza (s. V), y la Vulgata.

Según un estudio de Colombo, sobre la crítica textual de este pasaje, existen numerosos elementos que lo acercan al evangelista Lucas. (RivBib 42 (1994) 81-102: el monte de los olivos (8,1); el binomio escribas y fariseos (8,3); meter a la prueba a Jesús (8,6 Cf. Lc 6,7); la expresión “de madrugada” ( Ὄρθρου) presente en Lc 24,1, en Hch 5,21 y no en san Juan. En base a este tipo de similitudes en el vocabulario y el estilo, algunos hablan de un texto más lucano que joanico. De hecho, algunos manuscritos colocan este episodio después de Lc 21,38.

Los problemas encontrados por la mayoría de los estudiosos se resumen en tres situaciones.

A. Diferencias de estilo en el evangelio - El Epílogo (cap. 21) se diferencia del resto del Evangelio en pequeños detalles estilísticos que hacen pensar en un autor diverso. Por ejemplo Boismard piensa que fue redactado por Lucas. Por ejemplo: La mención de los hijos de Zebedeo en 2;  la palabra usada para “amanacer” en 4;  el verbo epistrephein, “girarse, volverse,” en 20. Denotan, según los exégetas diferencias de estilo. (Brown, p. 1080). NB: Uno de los presupuestos es que cada autor es “coherente” con el vocabulario que usa. El Prólogo fue escrito en un estilo poético, muy bien construido,  difícil de  encontrar en el resto del Evangelio. El prólogo usa algunos términos teológicos que no se encuentran nunca en el resto del Evangelio. Por ejemplo: Logos (Palabra personificada), charis (gracia o amor de alianza), pléroma (plenitud).

B. Quiebres e inconsistencias en las secuencias - El propio Evangelio parece dar cuenta de que la narración esta incompleta. Ver por ejemplo: 20,30-31 y 21,25, llamados la primera y la segunda conclusión. “Otras muchas señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están relatadas en este libro. Éstas quedan escritas para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él.” (Jn 20,30-31). “Quedan otras muchas cosas que hizo Jesús. Si quisiéramos escribirlas una por una, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo.” (Jn 21,25) Para Strecker y Schnelle 20,30 ”claramente es la primera conclusión del evangelio al que se refieren los autores del apéndice en una variación linguística del versículo 30 en 21,25. Los autores desconocidos de Jn 21 son, muy probablemente los editores de todo el evangelio de Juan (cf. 21,24), pues la tradición no ha conocido nunca este evangelio sin el cap. 21”. G. Strecker, U. Schnelle, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento, Salamanca, 1997, p. 89.

B.2 La señal de partida que da Jesús en 14,31 no parece hacerse efectiva sino hasta 18,1. “Pero el mundo tiene que saber que yo amo al Padre y hago lo que el Padre me encargó. ¡Levántense! Vámonos de aquí. Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador…” (Jn 14,31-15,1). En cambio en 18,1 se lee: “Dicho esto, salió Jesús con los discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto; allá entró él con sus discípulos.” (Jn 18,1). Sobre este evidente salto en el texto se han propuesto dos posibles explicaciones: los capítulos 15-17 fueron cambiados de sitio; los capítulos 15-17 son una interpolación posterior. Pero estas dos posibles explicaciones tienen dificultades, puesto que nunca se ha demostrado el carácter post-joánico de 15-17 (como es el caso de el pasaje de la mujer adúltera), ni tampoco se justifican los cambios de lugar, ya que la ubicación de 17 al final de los discursos de despedida es apropiada. En 14-16 Jesús habla a sus discípulos, en 17 antes de su prendimiento habla a su Padre en oración.

B.4 Robert Kysar, nota la dificultad que se produce con la localización geográfica de Jesús en el cap. 5 y 6. Mientras el cap. 5 parece ambientado en Jerusalén (5,1), y tomando en cuenta que el lector nunca es informado de un movimiento hacia Galilea, sorprende que el cap. 6 inicie con Jesús en la ribera del mar de Galilea (6,1). Algunos postulan que el cap. 6 estaba colocado originalmente después del cap. 4. En tal caso, se habría producido un reordenamiento del texto. (Kysar, R., “John, The Gospel of” en AYBD,  New York, 1992, p. 912.)

En otras palabras, el problema se presenta sobre todo con el orden de los capítulos 5 y 6: primero porque en 6,1 se dice que Jesús se dirigió hacia la otra orilla del lago (lo que supone que estaba en la orilla opuesta), pero en 5,1 está en Jerusalén. “Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,” (Jn 6,1); “Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.” (Jn 5,1)

Algunos han propuesto, como Bultmann, que el orden primitivo de esta seria de capítulos, debería ser: 4,6,5,7. Porque el cap. 6 está en total armonía con el cap. 4, que presenta a Jesús ya en Galilea. Porque el cap. 5 armoniza con el 7, porque en 7,1 se presupone una estancia de Jesús en Judea. “Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle.” (Jn 7,1).

Pero, explicar como se llegó a la estructura actual del texto no es tan fácil. Bultmann hablaba de que el texto había sido cambiado, perdido y mutilado. La mayor objeción a la reconstrucción propuesta por Bultmann (4,6,5,7) es que Jn 6,2b supone los milagros de Jn 4,46-54 y las palabras de Jesús en Jn 5,19ab. “Porque veían las señales que realizaba en los enfermos.” (Jn 6,2b) Casi como a modo de resumen, concordamos con Strecker y Schnelle en decir que, “las rupturas y saltos son, sobre todo, el orden de los capítulos 4-6, la posible continuación de Jn 14,31 en 18,1 y el apéndice del capítulo 21.

Parece que en san Juan tenemos, por una parte, elementos que indican una planeada y cohesionada redacción, y por otra parte, elementos que indican alteraciones, inserciones o reediciones. Esta situación hace pensar a los exégetas que detrás de la redacción del evangelio no hay una sola mano.

C. Repeticiones en los discursos - En el discurso sobre la Obra del Hijo (5,19ss) lo que se dice en 5,19-25 parece repetirse con algunos cambios de palabras y giros de expresión en 5,26-30. En el discurso sobre el Pan de Vida, lo que se dice en 6,35-50 es muy semejante y parece repetido en 6,51-58. Comparación de 5,19-25 con 5,26-30

El Hijo no hace nada por su cuenta si no se lo ve hacer al Padre. Lo que aquél hace lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará obras más grandes aún para que ustedes queden maravillados. Como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, del mismo modo el Hijo da vida a los que él quiere. El Padre no juzga a nadie sino que encomienda al Hijo la tarea de juzgar, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. Quien no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Les aseguro que quien oye mi palabra y cree en aquel que me ha enviado tiene vida eterna y no es sometido a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que se acerca la hora, ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.

26 Así como el Padre posee vida en sí, del mismo modo hace que el Hijo posea vida en sí;

 27 y, puesto que es el Hijo del Hombre, le ha confiado el poder de juzgar.

 28 No se extrañen de esto: llega la hora en que todos los que están en el sepulcro oirán su voz:

 29 los que hicieron el bien resucitarán para vivir, los que hicieron el mal resucitarán para ser juzgados.

 30 Yo no puedo hacer nada por mi cuenta; juzgo por lo que oigo, y mi sentencia es justa, porque no pretendo hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

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