AUTOAYUDA

Serie Lineamientos Curriculares

Áreas Obligatorias y Fundamentales

República de Colombia

MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL

Dirección General de Investigación y Desarrollo Pedagógico

Grupo de Investigación Pedagógica

Agradecimientos

Este documento es el resultado de un trabajo interdisciplinario e interinstitucional, que fue posible gracias a la voluntad decidida de muchas personas y organizaciones que compartieron interrogantes y se comprometieron en la búsqueda de conocimientos acerca de los lineamientos pedagógicos y curriculares que el país necesita y el Ministerio de Educación debe ofrecer. A todos ellos, instituciones y personas, un agradecimiento especial porque con sus aportes están haciendo posible que la educación sea un asunto de interés de toda la sociedad.

A la Dirección de Investigación y Desarrollo para la Promoción Humana del Ministerio de Educación Nacional que junto con sus asesores y equipos de trabajo orientaron, acompañaron y apoyaron el proceso de elaboración, discusión y publicación del material, un merecido reconocimiento porque su gestión pedagógica y administrativa ha sido definitiva para la consecución de la meta de presentar unos lineamientos a los educadores colombianos.

FRANCISCO JOSÉ LLOREDA MERA

Ministro de Educación Nacional

MARGARITA MARÍA PEÑA BORRERO

Viceministra de Educación

ANA PATRICIA FRANCO LUQUE

Secretaria General

OLGA LUCÍA TURBAY MARULANDA

Oficina de Cooperación Internacional

MARÍA EUGENIA ESCOBAR DE SIERRA

Directora General de Investigación y Desarrollo para la Promoción Humana

JOSÉ MARÍA LEYTON GALLEGO

Director General de Educación Básica

DILIA ROBINSON DAVIS

Directora de Educación Media, Técnica y Continuada

ANA MILENA ESCOBAR ARAÚJO

Directora de Educación Superior

CLARA INÉS CRUZ RIVERO

Oficina Asesora de Planeación

TERESA LEÓN PEREIRA

Coordinadora Grupo de Investigación, Currículo y Talento Humano

Elaborado por:

SILVIO HERRERA HERRERA

Supervisor Nacional de Educación

Composición del Texto

MARÍA NIDIA MONTEALEGRE MOLINA

GRACIELA RIVEROS

Mensaje del Ministro

Las expectativas que existen en relación con los pronunciamientos oficiales sobre educación religiosa son comprensibles puesto que ella se ocupa de una de las dimensiones más vivenciales del desarrollo humano.

La historia de la humanidad muestra la religión como elemento integrante de las culturas a través de los siglos. Contribuyen a este hecho el carácter siempre actual de ciertas preguntas acerca de la realidad, la pasión humana por encontrar explicaciones sobre la vida en cualquiera de sus manifestaciones, la capacidad de asombro ante lo misterioso y la necesidad de comunicarse con el más allá y de abrirse a realidades superiores.

Las cosmogonías consagran en sus relatos y llevan de generación en generación, explicaciones tejidas por los pueblos sobre los orígenes de un universo sometido a poderes superiores que afectan la vida de los humanos desde los cielos, las aguas o las selvas. En los tiempos modernos y postmodernos tanto adeptos como detractores nos hemos ocupado del tema de Dios. Las olas de secularización, los cambios políticos, los movimientos juveniles y la mezcla de creencias características del fin del siglo dan buena cuenta de ello.

Las letras y las artes han explicitado búsquedas individuales y comunitarias de trascendencia, principalmente en cuestiones que desbordan las explicaciones y paradigmas científico-tecnológicos. El estar ligados a un ser, poder o fuerza superior resulta así connatural a los humanos.

Los aspectos religiosos de la vida de los pueblos fluyen hacia los currículos desde los saberes populares, las humanidades y las ciencias sociales. Quien estudia las culturas aborígenes, el arte en el renacimiento o las guerras del Medio Oriente se encuentra necesariamente con hechos y tradiciones religiosas, independientemente de sus propias creencias y de que exista una norma del Estado que lo manda o lo prohibe.

Cuando en 1991 la Constitución Política estableció la libertad religiosa y de cultos, creó condiciones legales para una cultura religiosa amplia que proporcione los conocimientos necesarios para comprender el fenómeno religioso en nuestro medio y asumir una actitud pluralista.

A la luz de consideraciones como éstas resulta útil dialogar acerca del doble carácter de fundamental y obligatoria que la Ley General de Educación reconoce al área de Educación Religiosa y sobre la manera de desarrollar ese mandato respetando al mismo tiempo el ejercicio del derecho de aquellos estudiantes que no quieran recibir en los establecimientos educativos oficiales una educación religiosa de carácter confesional.

Ahora más que antes, se requiere brindar a los estudiantes oportunidades para conocer distintos credos religiosos, expresar sus ideas, críticas, dudas y temores, fundamentar sus decisiones y adquirir criterios y principios que orienten

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