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Amor en fraternidad


Enviado por   •  8 de Marzo de 2020  •  Informes  •  518 Palabras (3 Páginas)  •  169 Visitas

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Amor en fraternidad.

Ayer fue un muy especial en donde le recordamos a nuestros amigos o a nuestra pareja cuanto amor le tenemos y lo agradecidos que estamos por su cariño y aprecia, pero no podemos olvidarnos de alguien muy especial que también nos ama, incluso más que nadie en este mundo.

Todos estamos conectados por el amor de Dios. Todos los que estamos aquí amamos a nuestro Señor, porque lo tenemos presente en nuestro día a día, porque lo alabamos, porque nadie ha quedado defraudado si confía en él, porque le entregamos nuestros problemas y los toma para liberarnos, para sanarnos y volvernos a construir. Él nos amó primero, nos cuidó y dio a su hijo único para salvarnos.

¿Creen que alguien los amara de la misma manera en la que él lo hace?

Por supuesto que no, y por ello es que se lo agradecemos, por que servimos a su pueblo y por quien estamos aquí. Nadie nos amara de esa manera, sin embargo, nos da algo semejante, una relación de hermano a hermano, en comunidad y por supuesto de comunidad a comunidad. Este es el amor fraterno, saber que Dios está en cada uno de mis hermanos y que debo apreciarlo, guiarlo a la senda del señor y darle siempre el aliento de vida que Dios nos comparte. Ayudarlo a crecer, orar por él y con él para así tener una comunidad unida y fuerte alimentada por el amor de Dios.

Mateo 25, 34 – 41.

El señor no solo quiere que lo amemos a el, sino, también a nuestros hermanos, a los que acaban de entrar y a los que ya tienen más tiempo. Hay que reconocernos como una familia tomando al hermano como un regalo de Dios para nosotros, así como amamos al hermano de sangre hay que amarnos pues Él es nuestro padre pues entre nosotros esta ese vínculo de unión en su amor. Tenemos que aceptarnos tal y como somos, aceptar nuestras flaquezas reconociendo que no somos perfectos pero que a pesar de ello nos amamos. Debemos superar la tentación de orgullo, envidia, egoísmo y aquellos sentimientos negativos que dividen. Pensemos en las lecciones que podemos aprender del hermano, aquellos dones que Dios regala a nuestro alrededor para nuestro propio aprovechamiento. Así como Dios nos trae hermanos, nosotros somos regalo para ellos también. Lo ayudo a que sea, viva y progrese como Dios quiere y necesita para su misión. Este servicio al hermano lo ayuda y me ayuda a ser agradable a nuestro Señor. El trigo amontonado se pudre pero el que se siembra da mucho fruto. Debemos dar sin esperar nada a cambio y ser alegres ante el progreso de otros.

La unión hace la fuerza y nuestra unión va guiada por Jesús a servir al pueblo de Dios, a la iglesia y a la comunidad. Asumimos juntos ese compromiso de comunión y de servicio. Todo el dia y siempre, como la luz del mundo y sal de la tierra, nos reconocemos enviados a hacer discípulos para Jesus. Se trata de unirnos con el hermano para evangelizar conforme a nuestro amor y entrega a ÉL.

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