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Apoyemonos En Jehova El Dios De Tierno Consuelo


Enviado por   •  22 de Junio de 2013  •  1.381 Palabras (6 Páginas)  •  732 Visitas

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Apoyemonos en Jehova el Dios de tierno consuelo

Texto Tematico: 2 Corintios 1:3-4

LA VIDA tiene tantos momentos de dolor, decepción y soledad, que podemos sumirnos fácilmente en la tristeza e incluso la desesperación. En tales situaciones quizás nos preguntemos si habrá alguien que nos tienda una mano. Pues bien, en 2 Corintios 1:3, 4, el apóstol Pablo menciona una fuente de consuelo que nunca falla: nuestro Dios, Jehová.

En el versículo 3 se habla de él como “el Padre de tiernas misericordias”. ¿Qué da a entender esta designación? La expresión “de tiernas misericordias” corresponde a una sola palabra griega que alude a la compasión ante los sufrimientos ajenos. Por eso, algunos especialistas señalan que se podría transmitir bien la idea con la expresión “el Padre que se apiada” o “el Padre que se preocupa mucho”. Y estas “tiernas misericordias” no se quedan en simples sentimientos, sino que impulsan a Dios a actuar. Sin duda, este aspecto de su personalidad nos anima a acercarnos más a él, ¿no es cierto?

Pablo también presenta a Jehová como “el Dios de todo consuelo”. Según un biblista, el término griego traducido “consuelo” se refiere al hecho de “reconfortar a quien se encuentra en aprietos o está triste, y también animarlo o ayudarlo”. Otra autoridad señala: “Dar consuelo a quien sufre es darle aliento para sobrellevar su dolor” (The Interpreter’s Bible).

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No olvidemos que Jehová desea prolongarnos la vida para siempre en su nuevo mundo, donde ya no volveremos a tener problemas. Con la intención de ayudarnos a alcanzar ese maravilloso premio, Dios ha recogido en su Santa Palabra, la Biblia, muchos ejemplos de siervos fieles suyos que lograron sobrellevar las dificultades. Fueron personas imperfectas, comunes y corrientes, como nosotros. El que repasemos las vivencias de algunos integrantes de esta gran “nube de testigos” nos permitirá “[correr] con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros” (Hebreos 12:1). Si reflexionamos en lo que soportaron, aumentará nuestra confianza en que lograremos sobrellevar las dificultades de estos últimos días.

Veamos el caso de MEFIBOSET: Era hijo de Jonatán y nieto del rey Saúl. Sin embargo, el que fuera miembro de la primera familia real de Israel no le aseguró un futuro glorioso. Él nació después que su abuelo Saúl había perdido el reinado. Entonces, cuando Mefiboset tenía cinco años de edad, su padre y su abuelo murieron en batalla. Al escuchar las noticias de este incidente, la nodriza de Mefiboset, llena de pánico, huyó con el niño. Durante la huida, Mefiboset se cayó y quedó lisiado para el resto de su vida, cojo de ambos pies. Alrededor de siete años después, su tío Is-bóset fue asesinado a sangre fría. (2 Sam. 4:4-8) Mefiboset ciertamente fue víctima de circunstancias trágicas. Pero eso no lo convirtió en un individuo amargado. Llegó a ser un hombre agradecido Veamos el relato en 2 Sam. 9:1 al 10

Para Mefiboset tiene que haber sido una verdadera sorpresa el haber recibido consideración favorable del rey. Primeramente, ahí estaba la cuestión del terreno que había pertenecido a Saúl. Probablemente David, al alcanzar el reinado sobre todo Israel, obtuvo control de este terreno, o quizás, después de la muerte de Saúl, otros se apoderaron de él. Haya sucedido una cosa o la otra, David determinó que el terreno debería volver a ser propiedad de Mefiboset, el heredero legítimo. Pero eso no fue todo. Mefiboset disfrutaría de un puesto de honor en la corte de David. Tendría el privilegio de comer regularmente a la mesa real. Este era un favor que generalmente se concedía, no a lisiados indefensos, sino a hombres que se distinguían por hechos de valor.

Movido por un sentimiento de profundo aprecio, Mefiboset se postró ante David y dijo: “¿Qué es tu siervo, para que hayas vuelto tu rostro al perro muerto cual soy?” (2 Sam. 9:8) Estaba confundido por la bondad de David. Según la propia opinión de Mefiboset, él era totalmente indigno de aquello. Al referirse a sí mismo como “perro muerto,” reconocía que ocupaba la posición más inferior que pudiese haber.

Entonces David hizo arreglos para que Siba cultivara el campo que se estaba devolviendo a Mefiboset. El producto del terreno serviría de

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