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Biografia De Santa Bernardita


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2014  •  3.711 Palabras (15 Páginas)  •  256 Visitas

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SANTA BERNARDITA

Nací en Lourdes, Francia, el 7 de enero de 1844. Mi familia era pobre. En el bautismo me llamaron María Bernarda y todos me llamaban Bernardita. De varios hermanos que tenía, era la mayor. Mis padres al principio vivían en un molino, cuando comenzó a escasear todo, nos mudamos a un sótano húmedo y miserable.

Al nacer tenía una nodriza de nombre Maria Largues. Cuando mi padre lo perdió todo, Maria pidió hacerse cargo de mí y me prometió que iría al catecismo para hacer la Primera Comunión. Nos fuimos a vivir a Bartres. Pero Marie nunca me envió al catecismo, al contrario, me obligaba a quedarme pastoreando las ovejas. A los 14 años, no sabía leer ni escribir. Era la única de mi edad sin hacer la Primera Comunión. Siempre le rezaba mucho a la Virgen, para que me ayudara, nunca mentí. Cuando me dí cuenta que mi deseo de preparame para hacer la Primera Comunión no era posible en Bartres, le pedí a Maria Largues que me permitiera regresar a Lourdes, donde mis padres. Regresé en el 28 de enero del 1858 y 14 días después se me apareció por primera vez la Virgen. La Santa Virgen se me apareció porque buscaba con todo mi corazón hacer mi Primera Comunión. Yo era sencilla, humilde y modesta. No me gustaba la popularidad. Pude hacer mi Primera Comunión el mismo año 1858, el 3 de junio, Día de Corpus Christi. Para los demás nada espectacular sucedió, para mí fue los más importante, recibí a Jesús.

Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma, gastralgia, tumor en una rodilla, caries en los huesos, absesos en los oídos que me ocasionaron sordera, que hasta me los quité un poco antes de mi muerte. Mi salud era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre; tenía días bien críticos con ataques de asma, que eran bien dolorosos.

Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Santísima Virgen se me apareció 18 veces. Nuestra Señora me dijo: ‘No te voy a hacer felíz en esta vida, pero si en la otra.’ Las apariciones sucedían en la gruta de Lourdes, donde estaban construyendo un gran santuario para acoger los numerosos peregrinos y enfermos en busca de alivio.

En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían en el hospital y escuela, me ofrecieron un asilo titular. Desde ese día, permanecí bajo ese techo. Con mi salud delicada, pero con mi consigna de no llamar la atención de nadie. En el hospicio, fui asignada al cuidado de la hermana Elizabeth, quién me enseñó a leer y escribir mejor. Yo tenía 16 años, era julio del 1860, cuando la Superiora le dijo a la Hermana Elizabeth que yo no era muy inteligente, que tenían que averiguar que iban a hacer conmigo. Fue la Hermana Elizabeth la que le indicó a la Madre Superiora de mi candor perfecto y mi corazón exquisito. También le dijo de mi inteligencia muy viva, a diferencia de lo que pensaban los demás de mí, que era que yo no era inteligente. Pasé 6 años con las Hermanas de la Caridad de Nevers. Luego fui admitida como novicia. Yo sentía la vocación, la misma Virgen Santísima me había regalado esa gracia especial. Durante mi noviciado, fue tratada por las Hermanas con mucha severidad, pero yo siempre entendí que ese era el caliz que el Señor Dios me daba. Así pasaron años y dolores en mi corazón que eran parte del caliz que el Señor me mandaba, como la muerte de mi madre, de mi padre (justo en el momento que llevaba a la Virgen una oración por los que morían en ese momento). Me asignaron a la enfermería para cuidar enfermos, ese trabajo lo amaba mucho. Pero mi situación de salud era cada vez más delicada. Llegó un momento en que estuve 9 años en una cama, con la espalda llena de llagas y la pierna explotó de la tuberculosis, pero siempre sonreía al momento de rezar el rosario y estar cerca de la Santísima Virgen. El 16 de abril de 1879, rezando el rosario con mucho fervor, sonreí como observando a la Virgen y a las 3:15pm murió.

Fue beatificada el 14 de junio de 1925, por el Papa Pio IX y el mismo Papa la elevó al Honor de los Altares el 8 de diciembre de 1933. Siempre tuvo una unión íntima con Dios, vivía totalmente perdida en Dios y en la oración.

Opinión personal:

A mí me sorprende como a Santa Bernardita le decían y le hacían cosas y ella como quiera seguía adelante y como quiera ella pudo hacer lo que ella esperaba que era la Primera Comunión. Volvió con sus padres y siempre siguió los pasos de Jesús y nunca le llego a mentir a nadie siempre la verdad fue su palabra. Y que no solo pensaba en ella o en su familia pero también fue enfermera y le encanto ese trabajo y se quedó con el trabajo.

Bibliografía:

www.ewtn.com

www.Catholic.net

www.corazones.org/liturgia/santos/bernardita_soubirous.htm

Nací el 7 de enero del 1844 en el pequeño pueblo de Lourdes en las hermosas montañas francesas. En mi bautismo me pusieron por nombre de María Bernarda y desde pequeña me decían Bernardita. Mi familia era pobre. Tenía varios hermanos, y de ellos yo era la mayor. A mis 14 años no sabía ni leer, ni escribir y tampoco había hecho la primera comunión. Me pasaba rezando a la Virgen y nunca llegue a mentir. Para hacer la primera comunión tenía que coger la clase de catesismo y María Largues la señora que me estaba cuidando desde bebe en Bartres me prometió que me iba a llevar y nunca me llevo y solo me obligaba a pastorear ovejas. Al ver que no cumplió su promesa de llevarme al catecismo, le pedi regresar a Lourdes con mis padres. Catorce días después, se me apareció por primera vez la Virgen. Me dijo que en esta vida iba a sufrir pero en la próxima no. La Virgen se me apareció 18 veces. Hice la Comunión en junio 3 del 1858. Mi salud era muy delicada. Sufría de asma, tuberculosis y tumor en la rodilla y me cuidaron en el convento de las hermanas de Caridad de Nevers. Fue aquí donde decidi ser novicia, gracias a la vocación que me dio la Virgen. Al tiempo me dieron el trabajo de ser enfermera y adoraba ese trabajo porque ayudaba a los enfermos. Las hermana superiora me trataba muy mal pero esa era una de mis misiones en la vida. Yo seguía con muchas enfermedades. Mi madre murió en diciembre 8, 1866, y tenía 45 años y fue un dolor muy grande en mi corazón., también murió mi padre. Yo morí de una enfermedad el 16 de abril de 1879, estando rezando el rosario con mucha fé. Fui beatificada el 14 de junio de 1925 por el Papa Pío XI, y el mismo Papa la elevó al honor de los Altares el 8 de diciembre de 1993.

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