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JOSEFINA BACKITA Biografía de Santa Josefina Backita


Enviado por   •  17 de Octubre de 2015  •  Informes  •  2.241 Palabras (9 Páginas)  •  230 Visitas

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Biografía de Santa Josefina Backita

Josefina Backita nació en una aldea cerca de la montaña Agilerei en el país de África central de Sudán. Su familia era de recursos y su padre era asistente del jefe de la aldea. Eran tres varones y tres mujeres en su familia. Pertenecían a la tribu Dagiu, gente de trabajo y paz. Cuando tenía cinco años, su hermana mayor fue secuestrada por comerciantes de esclavos. Cuando tenía ocho años, Backita fue secuestrada por comerciantes de esclavos árabes que le dieron el nombre de Bakhita. Uno de los secuestradores dijo: «Bakhita es un nombre hermoso; te traerá buena suerte» En total, fue vendida cinco veces. Algunos de sus dueños la golpeaban. Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes.

El comerciante italiano y vice-cónsul Calixto Leganini, compró a Backita por quinta vez en 1882 con la intención de liberarla. En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum. Backita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia. La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegada de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Backita. Con su nueva familia, Backita trabajó de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli. En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y se trasladaron para allá, Backita decidió quedarse en Italia.

Backita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Recién llegada al Instituto, Bakhita conoció al Dios de los cristianos y fue así como supo que «Dios había permanecido en su corazón», y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud. Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación, al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada. Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, «que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma». La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad. Fue trasladada a Venecia en 1902, para trabajar limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias. Se le conocía como una persona gentil y siempre dispuesta a ayudar.

La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas. Poco antes de morir el 8 de febrero de 1947,¡La muerte nos lleva a Dios!». Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras una invocación a la Virgen: «¡Señora! ¡Señora!». Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una santa se ha consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como Nostra Madre Moretta («Nuestra Madre Negra».), en Schio.

En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así que el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero.

VIRTUD TEOLOGAL QUE DESTACA MAYORMENTE EN

SANTA JOSEFINA BACKITA

LA ESPERANZA:

Esperanza posible aún en medio de situaciones dolorosas, una esperanza real porque está fundada sólo en Jesucristo: También en medio del mayor sufrimiento, el mensaje cristiano lleva siempre consigo esperanza. La vida de santa Josefina Bakhita ofrece un espléndido ejemplo de la transformación que el encuentro con el Dios vivo puede producir en una situación de gran penalidad e injusticia. Ante el dolor o la violencia, ante la pobreza o el hambre, la corrupción o el abuso de poder, un cristiano nunca puede permanecer callado. “El mensaje de salvación del Evangelio debe ser proclamado con brío y claridad, de modo que la luz de Cristo pueda brillar en la oscuridad de la vida de las personas”.

Recién en el Instituto, Bakhita conoció al Dios de los cristianos y fue así como supo que "Dios había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud El hombre que los llevó al convento dio a Bakhita un crucifijo de plata. «Mientras me lo daba», dice Bakhita, «lo besó con gran devoción; después me explicó que Jesucristo, el Hijo de Dios, había muerto por nosotros. Miré al crucifijo casi en secreto, y me llené de una fuerza misteriosa y sentí dentro de mí algo que no podía entender… Si hubiera conocido al Señor durante mi esclavitud, cuán menos hubiera sufrido». Después de muchas y difíciles vicisitudes, llega a una familia italiana y allí descubre que existe otro “amo” por encima de todos los señores. “En este momento tuvo ‘esperanza’; no sólo la pequeña esperanza de encontrar amos menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue ‘redimida’, ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios”.

La esperanza es la virtud por la que anhelamos, con fortaleza y constancia, aquello para lo que estamos en la tierra: para alabar y servir da Dios; aquello en lo que consiste nuestra verdadera felicidad: encontrar en Dios nuestra plenitud; y en donde está nuestra morada definitiva: Dios.

La esperanza es confianza en lo que Dios nos ha prometido en la Creación, en los profetas y especialmente en Jesucristo, ahora había

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